Entrevista - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/
Isabel Margarit, doctora en Historia, docente, escritora, ponente y directora de la revista Historia y Vida, ha publicado varios ensayos, entre los que destacan: Alma Mahler, la gran dama de la seducción (1994), La vida y la época de Alfonso XII (1998) o Eugenia de Montijo y Napoleón III (1999). Su pasión por la Historia la llevó a descubrir y explorar a un personaje tan fascinante como Misia Sert, la gran musa del París de la Belle Époque, vida que ha volcado en su último trabajo: París era Misia.
Amable, polifacética y muy consagrada a su trabajo, nos hizo un hueco para contestar esta entrevista.
- En tu ensayo comentas que conociste a Misia al leer sus Memorias. Ya sé que parece una pregunta evidente, pero ¿qué es lo que te cautivó de ella?
Su singularidad, sus contradicciones, sus excesos. Fue una mujer única, tanto el ámbito personal como en el terreno artístico. Dotada de una extraordinaria intuición, supo captar e impulsar el talento de varias generaciones. Vivió al límite su pasión por al arte.
- Pese a la innegable importancia del personaje, ¿por qué crees que Misia ha quedado en el olvido?
La estrella de Misia en el universo del París artístico se fue apagando poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. Sus “dioses” –Mallarmé, Debussy, Diaghilev…- habían desaparecido. “Nada era ya como fue antes”. Pese a que su olfato se mantenía intacto, el mundo en que ella había reinado estaba a punto de extinguirse. Y con él, la figura de Misia.
- ¿Por qué ella está considera más “musa” que otras de la misma época?
En aquel París lleno de musas, Misia brilló con luz propia. Además de ser la más versátil, fue capaz de saltarse épocas y clases sociales, reinando durante casi cincuenta años en la capital del arte. Modelo de Toulouse-Lautrec, Renoir, Bonnard, Vuillard…, inspiró a Proust y Mallarmé, impulsó la carrera musical de Ravel, se convirtió en la gran cómplice de Diaghilev, -el artífice de los “Ballets Rusos”-, y abrió la puerta a los ambientes sociales y artísticos a Coco Chanel, con quien mantuvo una estrecha y compleja amistad hasta su muerte.
- El proceso de documentación parece haber sido fascinante ¿me equivoco?
Este libro ha sido, en buena parte, fruto de mi amor por París. Desde muy jovencita me enamoré de esta ciudad, la he estudiado a fondo como historiadora y la he ido descubriendo una y otra vez en mis estancias: sus colores, sus sabores, sus calles, su música, su arte… París me devolvió a Misia, de la que supe hace unos años a través de sus memorias. Pero la reconstrucción del personaje ha supuesto una tarea ardua por la escasez de documentación. He tenido que viajar, consultar infinidad de fuentes relativas a ella y a su entorno, para intentar dibujar un retrato objetivo y recrear cincuenta años trascendentales de la vida de París.
- ¿Cuál es tu pasaje favorito, con el que más hayas disfrutado?
Me gusta recordar los veranos de Misia en Valvins, allí disfrutó de una atmósfera artística única, junto a Mallarmé, Lautrec, Bonnard, Vuillard… Todos se rendían ante su encanto y ella potenciaba lo mejor de cada uno. También destacaría su encuentro con Sert y el primer viaje en común a Italia. Pasión en estado puro.
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.Amable, polifacética y muy consagrada a su trabajo, nos hizo un hueco para contestar esta entrevista.
- En tu ensayo comentas que conociste a Misia al leer sus Memorias. Ya sé que parece una pregunta evidente, pero ¿qué es lo que te cautivó de ella?
Su singularidad, sus contradicciones, sus excesos. Fue una mujer única, tanto el ámbito personal como en el terreno artístico. Dotada de una extraordinaria intuición, supo captar e impulsar el talento de varias generaciones. Vivió al límite su pasión por al arte.
- Pese a la innegable importancia del personaje, ¿por qué crees que Misia ha quedado en el olvido?
La estrella de Misia en el universo del París artístico se fue apagando poco antes de estallar la Segunda Guerra Mundial. Sus “dioses” –Mallarmé, Debussy, Diaghilev…- habían desaparecido. “Nada era ya como fue antes”. Pese a que su olfato se mantenía intacto, el mundo en que ella había reinado estaba a punto de extinguirse. Y con él, la figura de Misia.
- ¿Por qué ella está considera más “musa” que otras de la misma época?
En aquel París lleno de musas, Misia brilló con luz propia. Además de ser la más versátil, fue capaz de saltarse épocas y clases sociales, reinando durante casi cincuenta años en la capital del arte. Modelo de Toulouse-Lautrec, Renoir, Bonnard, Vuillard…, inspiró a Proust y Mallarmé, impulsó la carrera musical de Ravel, se convirtió en la gran cómplice de Diaghilev, -el artífice de los “Ballets Rusos”-, y abrió la puerta a los ambientes sociales y artísticos a Coco Chanel, con quien mantuvo una estrecha y compleja amistad hasta su muerte.
- El proceso de documentación parece haber sido fascinante ¿me equivoco?
Este libro ha sido, en buena parte, fruto de mi amor por París. Desde muy jovencita me enamoré de esta ciudad, la he estudiado a fondo como historiadora y la he ido descubriendo una y otra vez en mis estancias: sus colores, sus sabores, sus calles, su música, su arte… París me devolvió a Misia, de la que supe hace unos años a través de sus memorias. Pero la reconstrucción del personaje ha supuesto una tarea ardua por la escasez de documentación. He tenido que viajar, consultar infinidad de fuentes relativas a ella y a su entorno, para intentar dibujar un retrato objetivo y recrear cincuenta años trascendentales de la vida de París.
- ¿Cuál es tu pasaje favorito, con el que más hayas disfrutado?
Me gusta recordar los veranos de Misia en Valvins, allí disfrutó de una atmósfera artística única, junto a Mallarmé, Lautrec, Bonnard, Vuillard… Todos se rendían ante su encanto y ella potenciaba lo mejor de cada uno. También destacaría su encuentro con Sert y el primer viaje en común a Italia. Pasión en estado puro.
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- Misia tocaba el piano y poseía gran talento para las artes. ¿Crees que era una artista frustrada?
No. Era una pianista extraordinaria, pero decidió encauzar su dotes artísticas y su sensibilidad hacia todo tipo de disciplinas. Aunque aparentemente su papel fuera más pasivo, la historia debería reconocerle el papel que desempeñó en el impulso de tantos talentos.
- En París ¿hay algún un recuerdo vivo o se la recuerda de algún modo?
No existe una calle que recuerde su nombre ni una estatua en su honor, pero al recorrer las salas del Museo d’Orsay se encuentra la huella de Misia, o en la Ópera, o en la tienda de Chanel… Además, como dijo Marcel Proust: “Ella era en sí mismo un monumento”.
- ¿Qué es lo que más y lo que menos te ha gustado del personaje?
La Misia que he descubierto a través de mi investigación es una mujer poliédrica, con muchos y enigmáticos ángulos. Admiro su fe ciega en el talento artístico, su capacidad de impulsarlo a cualquier precio y el diálogo fluido que mantuvo con los creadores. Me resulta más difícil entender sus relaciones personales marcadas por una enfermiza tendencia al dominio, aunque también ella sufrió la tiranía emocional.
- En tu ensayo comentas que hay algunos datos tergiversados o alterados en sus Memorias. ¿A qué crees que es debido?
A la voluntad de la propia Misia. Ella decidió alterar fechas, omitir pasajes –como el de su relación con Coco Chanel- y tergiversar episodios. Era manipuladora, pero más allá de estas memorias, la realidad de Misia está en la obra que ella inspiró.
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- Con su primer marido, Thadée, editaba la revista La Revue Blanche. ¿Qué tipo de revista era y qué se publicaba en ella?
Se trataba de una prestigiosa revista cultural que tuvo su mejor momento en el tránsito del siglo XIX al XX. Thadée Natanson, uno de sus fundadores, fue el primer marido de Misia y ella se convirtió en el alma de la revista. Allí publicaron Proust, Mallarmé, Debussy –como crítico musical-, y dejó su huella gráfica Toulouse-Lautrec, entre otros muchos intelectuales de la Francia de su tiempo. La Revue Blanche tomó además partido por la causa de Dreyfus, defendiendo al capitán acusado injustamente de traición.
- En sus comienzos apenas aparecen figuras femeninas a su alrededor. ¿Cómo era su relación con las mujeres?
La relación de Misia con las mujeres tuvo ciertos tintes de ambigüedad. Así sucedió con Coco Chanel o con Roussy Mdivani, la amante y futura esposa de Sert, con quien mantuvo un singular “ménage à trois”. Algunos autores aprecian signos de lesbianismo en estas relaciones. Por otras mujeres sintió verdadera admiración, como sucedió con la aristócrata británica lady Ripon, una gran dama y mecenas. Pero en sus años juveniles apenas se le conocen amistades femeninas y la relación con sus madrastras fue nefasta.
- Con su primer marido, Thadée, editaba la revista La Revue Blanche. ¿Qué tipo de revista era y qué se publicaba en ella?
Se trataba de una prestigiosa revista cultural que tuvo su mejor momento en el tránsito del siglo XIX al XX. Thadée Natanson, uno de sus fundadores, fue el primer marido de Misia y ella se convirtió en el alma de la revista. Allí publicaron Proust, Mallarmé, Debussy –como crítico musical-, y dejó su huella gráfica Toulouse-Lautrec, entre otros muchos intelectuales de la Francia de su tiempo. La Revue Blanche tomó además partido por la causa de Dreyfus, defendiendo al capitán acusado injustamente de traición.
- En sus comienzos apenas aparecen figuras femeninas a su alrededor. ¿Cómo era su relación con las mujeres?
La relación de Misia con las mujeres tuvo ciertos tintes de ambigüedad. Así sucedió con Coco Chanel o con Roussy Mdivani, la amante y futura esposa de Sert, con quien mantuvo un singular “ménage à trois”. Algunos autores aprecian signos de lesbianismo en estas relaciones. Por otras mujeres sintió verdadera admiración, como sucedió con la aristócrata británica lady Ripon, una gran dama y mecenas. Pero en sus años juveniles apenas se le conocen amistades femeninas y la relación con sus madrastras fue nefasta.
- De todos los artistas que rodearon a Misia Sert, ¿sientes predilección por alguno en particular?
Por Diaghilev. Es un personaje tan fascinante como la propia Misia.
- La Belle Époque me ha hecho pensar en un nuevo Renacimiento. ¿A qué crees que fue debido ese auge repentino de las artes?
Fue fruto de una serie de circunstancias. El siglo XIX –el del progreso- transformó todos los parámetros sociales y culturales. Durante el brillante “fin-de-siècle”, Europa danzaba sobre un volcán a punto de entrar en erupción, pero fue un tiempo de grandes ideas, de grandes cambios, de grandes pasiones: “la última oportunidad antes de perderlo todo”.
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- Durante los inicios de la Primera Guerra Mundial, Misia se nos desvela como una especie de heroína, una mujer que parece que nunca pueda dejar de asombrarnos…
Misia está en su esplendor: una mujer experimentada, en plenitud personal, dominadora en todos los ámbitos. Cuando estalla la Gran Guerra, ella asume un papel protagonista, de “heroína”, en un conflicto que creía breve. Cuando la guerra muestra su verdadera cara, ella –como tantos otros privilegiados- optará por la retaguardia de salón.
- Al final de su vida, cuando ya había pasado su época dorada como musa de artistas, se convirtió más en una espectadora que en una protagonista. ¿Cómo llevó ese cambio?
Este proceso discurrió paralelo a su decadencia física y emocional. Los últimos años de Misia fueron duros, en ocasiones patéticos, aunque hubo destellos de su grandeza en diferentes momentos.
- De las múltiples facetas que caracterizan su personalidad y su vida, ¿cuáles destacarías?
Intuitiva, camaleónica, apasionada… Vivió la vida a través de la óptica del arte, y su vida en sí misma fue una obra maestra llena de imperfecciones.
- Después de una vida tan apasionante como la de Misia, ¿estás trabajando en algo nuevo? ¿Puedes adelantarnos algo?
Tengo ideas, pero ningún proyecto en firme. La sombra de Misia es alargada…
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Misia está en su esplendor: una mujer experimentada, en plenitud personal, dominadora en todos los ámbitos. Cuando estalla la Gran Guerra, ella asume un papel protagonista, de “heroína”, en un conflicto que creía breve. Cuando la guerra muestra su verdadera cara, ella –como tantos otros privilegiados- optará por la retaguardia de salón.
- Al final de su vida, cuando ya había pasado su época dorada como musa de artistas, se convirtió más en una espectadora que en una protagonista. ¿Cómo llevó ese cambio?
Este proceso discurrió paralelo a su decadencia física y emocional. Los últimos años de Misia fueron duros, en ocasiones patéticos, aunque hubo destellos de su grandeza en diferentes momentos.
- De las múltiples facetas que caracterizan su personalidad y su vida, ¿cuáles destacarías?
Intuitiva, camaleónica, apasionada… Vivió la vida a través de la óptica del arte, y su vida en sí misma fue una obra maestra llena de imperfecciones.
- Después de una vida tan apasionante como la de Misia, ¿estás trabajando en algo nuevo? ¿Puedes adelantarnos algo?
Tengo ideas, pero ningún proyecto en firme. La sombra de Misia es alargada…
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1 comentario:
Hola Pilar, me ha gustado la entrevista. No conocia a Isabel Margarit, me la apuntaré en la lista. Cuánta gente deja su impronta en la Historia, en los que la rodean, y sin embargo en una generación es olvidada completamente.
¡La de libros que aún quedan por escribir... y por leer!
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