Reseña - por Pilar Alonso
Nabla Ediciones, Mayo 2009
365 páginas
Género: Novela
Día de Año Nuevo. En la Biblioteca Nacional de Praga se ha producido el robo de un famoso códice conocido como la Biblia del Diablo.
Pocas horas más tarde, el Papa de Roma, en una bendición a los fieles en la Plaza de San Pedro, parece entrar en trance y pronuncia unas palabras en un idioma desconocido.
En el Parque del Retiro de Madrid, un mendigo es apaleado por miembros de una tribu urbana. El padre Gabriel de Urdaneta, antiguo miembro de los Servicios Secretos Vaticanos, pone en fuga a los atacantes. La víctima, antes de morir, le entrega un sobre que habla sobre un fraude a gran escala en las cuentas de la Banca Vaticana.
Todos esos episodios, en apariencia sin conexión, forman parte de una conspiración que dos detectives, uno checo y uno italiano, unidos a una profesora de Historia de las Religiones, también checa, tratarán de desentrañar.
Cuando aparezca el primer Cardenal asesinado, las piezas del complejo puzzle comenzarán a encajar.
El tema de las conspiraciones eclesiásticas no es ya un asunto novedoso. La sobreabundancia de textos de este tenor llevan inundando las librerías desde que Dan Brown publicase su famoso Código Da Vinci. La otrora poderosa Iglesia Católica se ha visto desde entonces atacada desde todos los frentes a través de las historias más rocambolescas y variadas. Y, la verdad, tienen su público.
Luis E. Íñigo, licenciado en Historia y vinculado al mundo de la Enseñanza, también se ha subido al carro con su segunda novela: La conspiración púrpura. En ella da muestras de conocer bien la ciudad de Roma, así como algunos entresijos del Vaticano, entre ellos su Servicio Secreto, que nada tiene que envidiar al famoso Mossad israelí.
En un entorno real, el autor ha elaborado un argumento complejo en apariencia aunque sencillo en planteamiento, una ficción un tanto desmesurada pero con muchos puntos interesantes, personajes atractivos y una trama detectivesca bien trazada.
Pero tal vez lo que yo destacaría por encima de otras novelas del mismo género es la calidad con la que está escrita. El autor ha sabido cuidar el lenguaje, con una prosa rica, cuidada con esmero, que es algo que suele faltar en estos libros que parecen publicarse al peso.
He de confesar que me enfrenté al libro con ciertas reservas, sobre todo porque el tema Iglesia-conspiraciones me resulta ya bastante manido, pero he de reconocer que me lo he pasado muy bien. Es entretenido, está bien hilvanado, tiene buen ritmo y está bien escrito.
Recomendable para todos aquellos que disfruten de este género. Prometo que no les va a defraudar.
Pocas horas más tarde, el Papa de Roma, en una bendición a los fieles en la Plaza de San Pedro, parece entrar en trance y pronuncia unas palabras en un idioma desconocido.
En el Parque del Retiro de Madrid, un mendigo es apaleado por miembros de una tribu urbana. El padre Gabriel de Urdaneta, antiguo miembro de los Servicios Secretos Vaticanos, pone en fuga a los atacantes. La víctima, antes de morir, le entrega un sobre que habla sobre un fraude a gran escala en las cuentas de la Banca Vaticana.
Todos esos episodios, en apariencia sin conexión, forman parte de una conspiración que dos detectives, uno checo y uno italiano, unidos a una profesora de Historia de las Religiones, también checa, tratarán de desentrañar.
Cuando aparezca el primer Cardenal asesinado, las piezas del complejo puzzle comenzarán a encajar.
El tema de las conspiraciones eclesiásticas no es ya un asunto novedoso. La sobreabundancia de textos de este tenor llevan inundando las librerías desde que Dan Brown publicase su famoso Código Da Vinci. La otrora poderosa Iglesia Católica se ha visto desde entonces atacada desde todos los frentes a través de las historias más rocambolescas y variadas. Y, la verdad, tienen su público.
Luis E. Íñigo, licenciado en Historia y vinculado al mundo de la Enseñanza, también se ha subido al carro con su segunda novela: La conspiración púrpura. En ella da muestras de conocer bien la ciudad de Roma, así como algunos entresijos del Vaticano, entre ellos su Servicio Secreto, que nada tiene que envidiar al famoso Mossad israelí.
En un entorno real, el autor ha elaborado un argumento complejo en apariencia aunque sencillo en planteamiento, una ficción un tanto desmesurada pero con muchos puntos interesantes, personajes atractivos y una trama detectivesca bien trazada.
Pero tal vez lo que yo destacaría por encima de otras novelas del mismo género es la calidad con la que está escrita. El autor ha sabido cuidar el lenguaje, con una prosa rica, cuidada con esmero, que es algo que suele faltar en estos libros que parecen publicarse al peso.
He de confesar que me enfrenté al libro con ciertas reservas, sobre todo porque el tema Iglesia-conspiraciones me resulta ya bastante manido, pero he de reconocer que me lo he pasado muy bien. Es entretenido, está bien hilvanado, tiene buen ritmo y está bien escrito.
Recomendable para todos aquellos que disfruten de este género. Prometo que no les va a defraudar.
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Un poco de repelús, me da.
ResponderEliminarJeje, a mí también me dio cuando lo tuve en las manos. Pero luego me lo pasé bastante bien.
ResponderEliminaros comprendo, a mí me pasó lo mismo, pero nada más lejos de la realidad: se parace a otras novelas de este subgénero como un buevo a una castaña, sobre todo porque es ameno, ágil y engancha, pero tiene unas reflexiones que ya, ya... y los personajes son mucho menos planosm de lo habitual. Muy recomendable.
ResponderEliminarSí, estoy de acuerdo. Como comento en la reseña, tiene mucha más calidad de la que acostumbran a poseer este tipo de novelas, buen ritmo y buenos personajes. Yo, ya lo digo, me lo pasé francamente bien.
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