Reseña - por Pilar Alonso
Editorial Suma de Letras, Junio 2009
551 páginas
Género: Novela
Un avión procedente de Berlín aterriza en el aeropuerto JFK de Nueva York. Nada más posarse en tierra se apagan todas sus luces sin que parezca existir ninguna explicación razonable. Nadie responde a las llamadas desde la torre de control ni a los teléfonos móviles de los pasajeros.
Cuando por fin logran acceder al interior del aparato, descubren que todos los pasajeros excepto cuatro están muertos. Y ni los supervivientes son capaces de explicar qué es lo que ha sucedido. Todo el mundo piensa que se trata de un extraño virus de acción inmediata.
Pocas horas más tarde, los cadáveres desaparecen de la morgue y se inicia una oleada de violencia que nadie parece ser capaz de detener.
Cuando por fin logran acceder al interior del aparato, descubren que todos los pasajeros excepto cuatro están muertos. Y ni los supervivientes son capaces de explicar qué es lo que ha sucedido. Todo el mundo piensa que se trata de un extraño virus de acción inmediata.
Pocas horas más tarde, los cadáveres desaparecen de la morgue y se inicia una oleada de violencia que nadie parece ser capaz de detener.
Cuando uno lee una novela a veces olvida que el autor no es una figura etérea, es también una persona que profesa una serie de creencias, que tiene una visión del mundo particular y unas experiencias propias que lo condicionan y lo limitan y que, en algunos casos, vive en un momento histórico definido por una serie de parámetros. Sin embargo, es increíblemente fácil ignorar todo eso cuando nos hayamos frente a un libro, donde lo que prima es la historia en sí misma, sin otras consideraciones.
Así, como comentan los propios autores, el Drácula que creó Bram Stoker era sensible al agua bendita, a los crucifijos y a todo cuanto tuviera que ver con el cristianismo. No en vano el autor era un católico irlandés y, a la hora de enfrentarse contra el Mal, así con mayúsculas, nada mejor que las herramientas que le proporcionaba su religión.
Ahora, en esta época científica y tecnológica, Guillermo del Toro y Chuck Hogan reinventan la novela de vampiros y la adaptan a un entorno que nos resulta más cotidiano, sin olvidar algunos de los rasgos que hicieron famoso a Drácula. Porque ¿qué sería de cualquier vampiro que se preciase sin su propio ataúd?
Nocturna alterna las modernas tecnologías, como móviles, aeropuertos, forenses y análisis de ADN, con las leyendas propias del género, y el resultado es una novela completamente absorbente, llena de acción y suspense, con buenos diálogos, un ritmo excelente y situaciones espeluznantes.
La atmósfera que destila parece emanar de sus páginas para envolver al lector en un mundo de pesadilla, donde aparecen algunos de esos temores ocultos que nunca nos atrevemos a confesar y donde la noche vuelve a convertirse en el enemigo.
La imaginación de Guillermo del Toro y la pluma de Chuck Hogan han dado vida a la primera parte de una trilogía que promete deparar muchos éxitos y que no me extrañaría ver llevada al cine en un futuro no muy lejano.
Para los amantes del género de vampiros es una novela absolutamente recomendable.
Así, como comentan los propios autores, el Drácula que creó Bram Stoker era sensible al agua bendita, a los crucifijos y a todo cuanto tuviera que ver con el cristianismo. No en vano el autor era un católico irlandés y, a la hora de enfrentarse contra el Mal, así con mayúsculas, nada mejor que las herramientas que le proporcionaba su religión.
Ahora, en esta época científica y tecnológica, Guillermo del Toro y Chuck Hogan reinventan la novela de vampiros y la adaptan a un entorno que nos resulta más cotidiano, sin olvidar algunos de los rasgos que hicieron famoso a Drácula. Porque ¿qué sería de cualquier vampiro que se preciase sin su propio ataúd?
Nocturna alterna las modernas tecnologías, como móviles, aeropuertos, forenses y análisis de ADN, con las leyendas propias del género, y el resultado es una novela completamente absorbente, llena de acción y suspense, con buenos diálogos, un ritmo excelente y situaciones espeluznantes.
La atmósfera que destila parece emanar de sus páginas para envolver al lector en un mundo de pesadilla, donde aparecen algunos de esos temores ocultos que nunca nos atrevemos a confesar y donde la noche vuelve a convertirse en el enemigo.
La imaginación de Guillermo del Toro y la pluma de Chuck Hogan han dado vida a la primera parte de una trilogía que promete deparar muchos éxitos y que no me extrañaría ver llevada al cine en un futuro no muy lejano.
Para los amantes del género de vampiros es una novela absolutamente recomendable.
Para los demás… también.
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5 comentarios:
A mi me ha parecido de lo peor.
Un sacaperras descarado.
Pues a mí me ha gustado. Tal vez porque no esperaba gran cosa y me ha resultado de lo más entretenido.
Empezó bien, pero luego se me atascó un poco. Creo que demasiada modernidad para mi gusto. Pero en concreto no me gustaron mucho los personajes. Tal vez el viejo Setrakian y el exterminador de ratas, mejor tratados, darían algo de juego.
Esperaba más de Guillermo del Toro, la verdad.
J.A.
Qué diversidad de opiniones!!!
A mí sí me ha gustado, si bien es verdad que no he leído mucho sobre vampiros. Tengo pendiente Drácula (sé que no debería leer ningún libro de vampiros sin haber leido antes Drácula, pero surgió así).
Es cierto lo que J.A. dice en su comentario sobre los personajes. Quizás se podría haber sacado algo más de Setrakian y Fet, aunque también creo que no han dicho su última palabra en la trilogía.
En mi blog hay un comentario que escribí sobre el libro por si queréis verlo.
Yo no soy una eminencia en cuanto a lo que vampiros se refiere, pero mi impresión es que "Drácula" y "Soy leyenda" son básicos en este tema.
Y, puntualizando más, digo que la novela de Bram Stoker es lo más sorprendente que he leído en mucho tiempo. Es alucinante que un libro de estilo epistolar tenga tanto ritmo.
J.A.
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