por Pilar Alonso
Leer Reseña El violín del diablo.
Tras el éxito de La décima sinfonía, publicada en más de quince países, Joseph Gelinek vuelve a sorprendernos con otra novela músico-policíaca. Bajo el seudónimo se esconde un hombre amante de la buena música, divertido y gran conversador.
- ¿Por qué elegiste a Paganini? ¿Y por qué un violín?
Pues verás, un día, tras un concierto, estuve charlando con Ara Malikian, un violinista soberbio que interpreta muy bien a Paganini. Él fue quien me contó la historia de Ginette Neveu (una violinista famosa que murió en accidente de avión en 1949 y cuyo Stradivarius nunca se encontró). Pues bien, Ara Malikian me contó que el luthier de Neveu, Etienne Vatelot, estaba un día frente al televisor y vio a un músico con un violín. Se quedó perplejo y exclamó: ¡ése es el violín de Ginette! Lo tenía otro músico. ¿Cómo no hacer una novela con esa historia? Y el violín maldito me llevó enseguida a Paganini, porque violín y Paganini son una sola cosa.
- El personaje de Paganini que perfilas en tu novela es un personaje realmente fascinante. ¿Era realmente así o te has tomado algunas licencias sobre él?
La parte de Paganini está muy trabajada, me llevó mucho tiempo y esfuerzo documentarme y para ello tuve que emplear el servicio de documentación de las Universidades USA, un servicio muy restringido y de muy difícil acceso. Así es que casi todo lo que aparece de él en la novela es cierto. Estaba en un estado lamentable hacia el fina
l de su vida, tal y como aparece en el libro.- ¿Por qué elegiste a Paganini? ¿Y por qué un violín?
Pues verás, un día, tras un concierto, estuve charlando con Ara Malikian, un violinista soberbio que interpreta muy bien a Paganini. Él fue quien me contó la historia de Ginette Neveu (una violinista famosa que murió en accidente de avión en 1949 y cuyo Stradivarius nunca se encontró). Pues bien, Ara Malikian me contó que el luthier de Neveu, Etienne Vatelot, estaba un día frente al televisor y vio a un músico con un violín. Se quedó perplejo y exclamó: ¡ése es el violín de Ginette! Lo tenía otro músico. ¿Cómo no hacer una novela con esa historia? Y el violín maldito me llevó enseguida a Paganini, porque violín y Paganini son una sola cosa.
- El personaje de Paganini que perfilas en tu novela es un personaje realmente fascinante. ¿Era realmente así o te has tomado algunas licencias sobre él?
La parte de Paganini está muy trabajada, me llevó mucho tiempo y esfuerzo documentarme y para ello tuve que emplear el servicio de documentación de las Universidades USA, un servicio muy restringido y de muy difícil acceso. Así es que casi todo lo que aparece de él en la novela es cierto. Estaba en un estado lamentable hacia el fina
- ¿Por qué crees que Paganini nunca fue considerado un músico de primera fila?
Era un intérprete fabuloso, lo sabemos por dos vías. Una directa: los testimonios de la gente que le oyó tocar y luego a partir de sus propias composiciones: nadie que no tocase como él podría escribir esa música.
Pero para mí no deja de ser un compositor un poco flojo, que repite y repite un par de ideas, en contraposición a otros músicos más generosos, como Chopin, Bach, Beethoven o los Beatles.
- ¿Los Beatles?
Lo que mucha gente no sabe es que los Beatles son compositores clásicos, en el sentido de que introducen en el previsible rock and roll elementos de tanta sofisticación como en la música clásica. Estoy hablando de escribir una canción en modo dórico, como en Eleanor Rigby, o de modular en el estribillo para que haya más contraste, como en Penny Lane, o en crear hermosos ostinati como en Julia. La gente no sabe lo importantes que son los Beatles, capaces de devolverle al público el gusto por la buena música. Por eso son los Schubert del siglo XX.
- ¿En quién te basaste para perfilar el personaje de Ane Larrazábal, la virtuosa del violín?
Físicamente tenía en mente a Janine Jansen, aunque desde el punto de vista de la personalidad, creo que Ane es en realidad Ginette Neveu. Neveu plantó cara a los monstruos sagrados de la época, como Oistrakh, al que ganó en un concurso de violín. Ella era la única mujer entre los Heifetz, Menuhin, etc., ahora hay docenas. Esa personalidad ferozmente competitiva de Ane es de Neveu.
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- ¿Cuáles son tus autores de referencia?
Una de las razones por las que escribo misterios musicales se debe a la novela Muerte en la Fenice, de Donna Leon, un libro muy premiado y cuya parte musical yo pensé que se podía mejorar.
Otra obra que me influyó fue Un asesinato musical, de Batya Gur, la Agatha Christie de Israel, según la Wikipedia, y en la que un asesino estrangula con una cuerda de violonchelo.
Y otra influencia es Stephen King, un enorme escritor que ha elegido el terror para dar su visión del mundo. Me gusta cómo trata lo sobrenatural y he intentado imitarle un poco, pero sin excesos. Como soy bastante escéptico con esos temas, igual que el inspector Perdomo, quería hacer una novela en la que hasta yo pudiera creerme que hay fuerzas ocultas, en este caso un violín, un violín que contamina a los que le rodean y que, de un modo u otro, causa la muerte de todos aquellos que lo poseen.
- ¿Es realmente el mundo de la música tan competitivo como apuntas en tu novela? Parece como si los intérpretes de música clásica estuvieran muy lejos de eso.
Es muy competitivo, pero no porque sea de música clásica, cualquier actividad que consista en atraerse el favor del público es competitiva, ya se llame rock, teatro o literatura.
- En el libro comentas que la Filarmónica de Berlín tiene una agenda muy ocupada ¿Es realmente así? ¿Por qué?
No sé si está especialmente a tope esa agenda, pero dado que es una de las tres mejores orquestas del mundo, me figuro que deber estar solicitadísima.
- ¿Cuáles son las otras dos?
Eso es muy subjetivo, pero a mí hay un director que me encanta, que es Gergiev, y John Elliot Gardiner con su Orquesta Revolucionaria y Romántica, la de Chicago en tiempos de Solti era una de las tres.
- Algo que me ha llamado la atención es la idea de que, cuando un músico entra a formar parte de una orquesta, debe pasar un período de prueba y luego todos sus componentes deben votar si se queda o no. ¿Es realmente así? ¿También vale con el director de orquesta o sólo con los músicos?
Los músicos en las orquestas sinfónicas tienen una fuerza brutal. Si alguien se les mete entre ceja y ceja, no hay nada que hacer. Y le hacen el vacío hasta que se marcha.
En cuanto a los directores de orquesta, no sé si se hace de forma oficial, pero seguro que ningún Patronato contrataría a un director que la orquesta vetara, y aunque no tengan derecho real de veto, en la práctica es casi lo mismo, porque si está ahí es porque la orquesta lo ha aceptado.
- ¿Es cierto que existen varias piezas musicales asociadas con el diablo, como la Danza macabra de Saint Saëns o Las brujas de Paganini?
Sí, todas las que aparecen en la novela y algunas más, como La sinfonía fantástica, de Berlioz.
- En la novela aparece la Fundación Stradivarius Society de Chicago, que presta sus instrumentos a músicos de cierta talla. ¿Qué hay de cierto en ello?
Todo, porque casi nadie posee un Strad, todo el mundo lo tiene en préstamo vitalicio, y tiene que pagar el seguro anual, que no es barato, y dar una serie de conciertos ante los mecenas.
- La décima sinfonía, El violín del diablo… la próxima novela, ¿también sobre música?
Por supuesto, es el sello que define mis novelas: la música. Sólo te puedo decir que
está ambientada en el mundo del rock, y que el mundo del rock está lleno de misterios.
- ¿Cuáles son tus autores de referencia?
Una de las razones por las que escribo misterios musicales se debe a la novela Muerte en la Fenice, de Donna Leon, un libro muy premiado y cuya parte musical yo pensé que se podía mejorar.
Otra obra que me influyó fue Un asesinato musical, de Batya Gur, la Agatha Christie de Israel, según la Wikipedia, y en la que un asesino estrangula con una cuerda de violonchelo.
Y otra influencia es Stephen King, un enorme escritor que ha elegido el terror para dar su visión del mundo. Me gusta cómo trata lo sobrenatural y he intentado imitarle un poco, pero sin excesos. Como soy bastante escéptico con esos temas, igual que el inspector Perdomo, quería hacer una novela en la que hasta yo pudiera creerme que hay fuerzas ocultas, en este caso un violín, un violín que contamina a los que le rodean y que, de un modo u otro, causa la muerte de todos aquellos que lo poseen.
- ¿Es realmente el mundo de la música tan competitivo como apuntas en tu novela? Parece como si los intérpretes de música clásica estuvieran muy lejos de eso.
Es muy competitivo, pero no porque sea de música clásica, cualquier actividad que consista en atraerse el favor del público es competitiva, ya se llame rock, teatro o literatura.
- En el libro comentas que la Filarmónica de Berlín tiene una agenda muy ocupada ¿Es realmente así? ¿Por qué?
No sé si está especialmente a tope esa agenda, pero dado que es una de las tres mejores orquestas del mundo, me figuro que deber estar solicitadísima.
- ¿Cuáles son las otras dos?
Eso es muy subjetivo, pero a mí hay un director que me encanta, que es Gergiev, y John Elliot Gardiner con su Orquesta Revolucionaria y Romántica, la de Chicago en tiempos de Solti era una de las tres.
- Algo que me ha llamado la atención es la idea de que, cuando un músico entra a formar parte de una orquesta, debe pasar un período de prueba y luego todos sus componentes deben votar si se queda o no. ¿Es realmente así? ¿También vale con el director de orquesta o sólo con los músicos?
Los músicos en las orquestas sinfónicas tienen una fuerza brutal. Si alguien se les mete entre ceja y ceja, no hay nada que hacer. Y le hacen el vacío hasta que se marcha.
En cuanto a los directores de orquesta, no sé si se hace de forma oficial, pero seguro que ningún Patronato contrataría a un director que la orquesta vetara, y aunque no tengan derecho real de veto, en la práctica es casi lo mismo, porque si está ahí es porque la orquesta lo ha aceptado.
- ¿Es cierto que existen varias piezas musicales asociadas con el diablo, como la Danza macabra de Saint Saëns o Las brujas de Paganini?
Sí, todas las que aparecen en la novela y algunas más, como La sinfonía fantástica, de Berlioz.
- En la novela aparece la Fundación Stradivarius Society de Chicago, que presta sus instrumentos a músicos de cierta talla. ¿Qué hay de cierto en ello?
Todo, porque casi nadie posee un Strad, todo el mundo lo tiene en préstamo vitalicio, y tiene que pagar el seguro anual, que no es barato, y dar una serie de conciertos ante los mecenas.
- La décima sinfonía, El violín del diablo… la próxima novela, ¿también sobre música?
Por supuesto, es el sello que define mis novelas: la música. Sólo te puedo decir que
está ambientada en el mundo del rock, y que el mundo del rock está lleno de misterios.
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