Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/
Trilogía de Atila. Volumen I.
La Esfera de los Libros, Abril 2007
Género: Novela
484 páginas
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A comienzos del siglo V el joven Atila, de la tribu de los hunos, es un rehén más en la Roma decadente de la época. Junto a muchachos francos y godos recibe educación con el objeto de que, al marcharse a su tierra, lleve con él las costumbres y el espíritu romano.
Un gran ejército godo se aproxima a la Ciudad Eterna con intención de conquistarla. Y Atila se ha convertido en una herramienta para el emperador Honorio y su hermana Gala Placidia. Gracias a él esperan obtener ayuda de los hunos.
Pero el único sueño del muchacho es escapar de Roma y regresar a su tierra, a la libertad de las grandes llanuras.
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Un gran ejército godo se aproxima a la Ciudad Eterna con intención de conquistarla. Y Atila se ha convertido en una herramienta para el emperador Honorio y su hermana Gala Placidia. Gracias a él esperan obtener ayuda de los hunos.
Pero el único sueño del muchacho es escapar de Roma y regresar a su tierra, a la libertad de las grandes llanuras.
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.Esta novela se inicia como otras muchas del mismo género. A través de un anciano el autor se sirve para narrar los supuestos hechos que ha presenciado a lo largo de su dilatada vida, y la historia se inicia en el año 408, cuando Atila vivía como rehén en Roma, y abarca hasta su adolescencia.
Como ficción histórica que es, William Napier se permite algunas licencias que incluyen una parte de fantasía, con apariciones y magos druidas, que aunque le restan credibilidad le proporcionan consistencia a la historia. Probablemente habría funcionado mejor sin esa dosis de seres sobrenaturales, pero el conjunto es agradable de leer.
Además, ha cargado un poco las tintas a la hora de hablar sobre la decadencia de Roma, que parece un lupanar a todas horas, y donde todos los vicios se suceden a diario en la mayoría de calles de la ciudad. Todo para ilustrar los sentimientos anti-romanos de Atila y justificar su trayectoria posterior. Esa parte me ha parecido un poco exagerada, igual que algunos de los personajes. Todo vale para montar un escenario en que el bien (Atila) y el mal (Roma) queden claramente identificados. Es un recurso un tanto facilón pero que suele funcionar bastante bien.
La novela está repleta de aventuras y acción, y el lector se identifica rápidamente con ese niño de diez años que es Atila, cuyo único deseo es regresar a su hogar con los suyos, a las estepas y a la libertad de cabalgar a su antojo. Y de su mano recorre parte del Imperio romano, o lo que quedaba de él, y asiste a algunos de los episodios que marcaron su final. Aunque no pueda caracterizarse por su rigor histórico, es evidente que en ella encontramos muchos hechos ciertos y muchos acontecimientos reales.
Uno no debe asomarse a las páginas de este libro para encontrar la explicación a la caída del Imperio Romano. Para eso ya existen ensayos suficientes. Lo que encontrará en esta primera novela de la trilogía es una aventura en toda regla, llena de giros, persecuciones, y un largo viaje lleno de peligros. Con ese espíritu aventurero es con el que se disfrutará de esta novela de principio a fin.
Como ficción histórica que es, William Napier se permite algunas licencias que incluyen una parte de fantasía, con apariciones y magos druidas, que aunque le restan credibilidad le proporcionan consistencia a la historia. Probablemente habría funcionado mejor sin esa dosis de seres sobrenaturales, pero el conjunto es agradable de leer.
Además, ha cargado un poco las tintas a la hora de hablar sobre la decadencia de Roma, que parece un lupanar a todas horas, y donde todos los vicios se suceden a diario en la mayoría de calles de la ciudad. Todo para ilustrar los sentimientos anti-romanos de Atila y justificar su trayectoria posterior. Esa parte me ha parecido un poco exagerada, igual que algunos de los personajes. Todo vale para montar un escenario en que el bien (Atila) y el mal (Roma) queden claramente identificados. Es un recurso un tanto facilón pero que suele funcionar bastante bien.
La novela está repleta de aventuras y acción, y el lector se identifica rápidamente con ese niño de diez años que es Atila, cuyo único deseo es regresar a su hogar con los suyos, a las estepas y a la libertad de cabalgar a su antojo. Y de su mano recorre parte del Imperio romano, o lo que quedaba de él, y asiste a algunos de los episodios que marcaron su final. Aunque no pueda caracterizarse por su rigor histórico, es evidente que en ella encontramos muchos hechos ciertos y muchos acontecimientos reales.
Uno no debe asomarse a las páginas de este libro para encontrar la explicación a la caída del Imperio Romano. Para eso ya existen ensayos suficientes. Lo que encontrará en esta primera novela de la trilogía es una aventura en toda regla, llena de giros, persecuciones, y un largo viaje lleno de peligros. Con ese espíritu aventurero es con el que se disfrutará de esta novela de principio a fin.
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