jueves, 19 de enero de 2012

Calígula - Paul Jean Franceschini y Pierre Lunel

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com



Ediciones Zeta, Abril 2011
Género: Novela
384 páginas




Año 36 d.C. Cayo César Germánico, conocido como Calígula, vive en Capri bajo la atenta mirada de su tío, el emperador Tiberio. Dos pasiones parecen dominar su vida: el teatro y el amor incestuoso hacia su hermana Drusila.

A la muerte de Tiberio será nombrado emperador y comenzará con él una época de bonanza para Roma, pero también una etapa marcada por sus extravagancias y su crueldad.
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No son muchas las fuentes contemporáneas disponibles acerca de la figura de Cayo César, más conocido como Calígula, y es a través de fuentes posteriores que podemos hacernos una idea del personaje. La mayoría de dichas fuentes parecen coincidir en varios puntos: uno de ellos es que su llegada al poder fue acogida con alegría por el pueblo de Roma, tras los últimos años de tiranía del emperador Tiberio. Otro es que bajo su mandato Roma vivió algunos de los años más esplendorosos de su historia. Y el último es que el emperador fue una persona cruel, aquejado de algún tipo de demencia, y dominado por una perversión sexual enfermiza.

La literatura y el cine han contribuido a hacer de Calígula uno de los emperadores más odiados, junto a Nerón, de la historia de Roma. Son conocidas las anécdotas referentes a su caballo Incitatus, al que pretendía nombrar cónsul, o el modo en que cruzó el golfo de Baias caminando sobre las cubiertas de los barcos puestos en fila, aunque al utilizar tan gran número de naves privara a Roma de la llegada de trigo.

Esta novela profundiza en la parte más oscura del emperador, y se inicia durante su juventud, cuando es obligado a vivir en Capri junto a su tío Tiberio. Pese a su afición al teatro y su aparente indiferencia, oculta un profundo odio hacia el hombre que acabó con gran parte de su familia por miedo a futuras conspiraciones. Pero también el temor a caer finalmente bajo su espada, como hacía poco había sucedido con el general Sejano.

Los autores hacen especial hincapié en la relación incestuosa que Cayo César mantuvo con su hermana Drusila desde la adolescencia, y se apoyan en ella para explicar gran parte del comportamiento del emperador. Así, cuando las cosas entre ellos iban bien y ella estaba cerca, su actitud era benevolente y se centraba en llevar a cabo buenas obras. Cuando ella, movida por los remordimientos, se alejaba de él o cuando le llegó la muerte, el emperador se convertía en un monstruo.

Todos sus actos parecen girar en torno a ese único personaje a la hora de explicar algunas de las barbaridades que cometió, una visión un tanto taimada y ciertamente sesgada, pero muy efectista.

Junto a él desfilan otros personajes relevantes, como Claudio y Mesalina, o Agripina y su hijo Nerón, que entonces sólo era un bebé. Los autores conceden un papel estelar a Mesalina y a sus depravaciones, algunas contadas con todo lujo de detalles. El tándem del emperador y la meretriz sirve para ilustrar las perversiones de ambos, que tantos ríos de tinta han hecho correr.

De fondo suceden otras cosas, la más relevante de las cuales tiene que ver con los judíos de Jerusalén. Pocos años después de la muerte de Jesús, la secta de sus seguidores se extiende como la pólvora, llegando a seducir incluso a Salomé, la mujer que pidió la cabeza de Juan Bautista.

No obstante, esos temas son sólo el ruido de fondo, los decorados en los que se mueve la figura principal de la trama, que no es otra que el propio Calígula y la leyenda negra que lo acompaña. Los autores no olvidan ni un detalle, ni una anécdota de las muchas que se le atribuyen, en las que en ocasiones su crueldad y en otras su ridiculez son espectaculares. Sorprende que Cayo César fuese hijo de Germánico y nieto de Druso el Mayor, ambos generales de prestigio y, al parecer, hombres de honor.

No hay que olvidar que nos encontramos ante una obra de ficción y que los autores se han tomado algunas licencias a la hora de escribirla, interpretando algunos hechos históricos y dando credibilidad a otros que no han sido demostrados. Sin embargo, el resultado es convincente y muy entretenido. El personaje de Calígula posee todos los ingredientes para convertirlo en un buen reclamo, y los autores nos ofrecen el retrato más acorde con la imagen que nos ha llegado de él, sin ahorrarse episodios truculentos o morbosos.

Aunque el final resulta un poco precipitado, la novela en su conjunto mantiene un buen ritmo, con mucha tensión dramática y personajes llevados a los extremos.

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