Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/
Temas de Hoy, Junio 2010
Género: Novela
352 páginas
Grecia, siglo V a.C. Helena, hija del filósofo Empédocles de Sicilia, es secuestrada la misma noche de los esponsales de su hermana mayor, y trasladada a Atenas para ser vendida como esclava. Una vez allí, deberá afrontar su nueva condición ante la amenaza de un posible daño a su familia si revela su verdadero origen.
En el mercado de esclavos será adquirida para servir en la casa de Aspasia de Mileto, amante de Pericles, máximo gobernante de la ciudad, y una de las mujeres más cultas de su tiempo. A su servicio tendrá la oportunidad de asistir a las veladas que reúnen a personajes de la talla de Fidias, Sófocles, Hipócrates, Anaxágoras o Sócrates.
Los avatares del destino la llevarán de ser esclava a convertirse en hetaira y a desenmascarar al causante de su secuestro y de la ruina de su familia. Acusada de herejía, abandonará Atenas para dedicarse al oficio de curandera, gracias al cual llegará hasta Olimpia, donde se celebran los Juegos.
Durante años recorrerá la Hélade buscando venganza y ansiando reunirse con Hipócrates, el amor de su vida. Ni la guerra entre Esparta y Atenas ni la aparición de la peste lograrán alejarla de su objetivo.
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En el mercado de esclavos será adquirida para servir en la casa de Aspasia de Mileto, amante de Pericles, máximo gobernante de la ciudad, y una de las mujeres más cultas de su tiempo. A su servicio tendrá la oportunidad de asistir a las veladas que reúnen a personajes de la talla de Fidias, Sófocles, Hipócrates, Anaxágoras o Sócrates.
Los avatares del destino la llevarán de ser esclava a convertirse en hetaira y a desenmascarar al causante de su secuestro y de la ruina de su familia. Acusada de herejía, abandonará Atenas para dedicarse al oficio de curandera, gracias al cual llegará hasta Olimpia, donde se celebran los Juegos.
Durante años recorrerá la Hélade buscando venganza y ansiando reunirse con Hipócrates, el amor de su vida. Ni la guerra entre Esparta y Atenas ni la aparición de la peste lograrán alejarla de su objetivo.
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Esta Helena, de cabellos de fuego, bien podría haber valido una Troya. Y su periplo a través de toda la Hélade es una verdadera Odisea. Con esas pinceladas homéricas Isabel Martín construye una historia exquisita, ambientada en una de las épocas más fascinantes de la Historia Clásica: el siglo de Pericles.
Ver desfilar por sus páginas a filósofos, escultores, médicos, escritores o arquitectos es apasionante. Helena, como esclava, no puede intervenir, pero asiste en silencio en un rincón a las conversaciones de los grandes hombres de su tiempo, igual que hace el lector desde una posición mucho más cómoda. Por delante de sus ojos y de los nuestros van a desfilar los personajes claves de aquel tiempo y se van a desarrollar los sucesos que desembocarían en la Guerra del Peloponeso.
En un mundo dominado por los hombres y con escasas oportunidades para las mujeres, Helena va a desempeñar varios de los escasos papeles adjudicados a su género: esclava, prostituta y curandera. A través de ellos vamos a conocer el rol de la mujer en aquella época, en la que, como en otros períodos posteriores, era considerada poco menos que una posesión del marido.
Pero esa reivindicación del papel femenino en la historia no es todo lo que vamos a encontrar en la novela. Porque Helena se desenvuelve en una sociedad real, con personajes y situaciones reales, y con ella vamos a asistir a algunos de los acontecimientos políticos más trascendentales del siglo. Y también al desarrollo de la Medicina de la mano de Hipócrates, de quien Helena primero es ayudante y luego amante.
El trabajo de documentación es notable y fluye a la par de la trama sin entorpecerla. Y la historia, la aventura de Helena, tiene garra, nos mantiene pegados a las páginas del libro, incapaces de abandonar la lectura hasta saber más, hasta saberlo todo.
Una novela con ritmo, con una cuidada recreación de época y lugares y con buenos personajes. Más que recomendable.
Ver desfilar por sus páginas a filósofos, escultores, médicos, escritores o arquitectos es apasionante. Helena, como esclava, no puede intervenir, pero asiste en silencio en un rincón a las conversaciones de los grandes hombres de su tiempo, igual que hace el lector desde una posición mucho más cómoda. Por delante de sus ojos y de los nuestros van a desfilar los personajes claves de aquel tiempo y se van a desarrollar los sucesos que desembocarían en la Guerra del Peloponeso.
En un mundo dominado por los hombres y con escasas oportunidades para las mujeres, Helena va a desempeñar varios de los escasos papeles adjudicados a su género: esclava, prostituta y curandera. A través de ellos vamos a conocer el rol de la mujer en aquella época, en la que, como en otros períodos posteriores, era considerada poco menos que una posesión del marido.
Pero esa reivindicación del papel femenino en la historia no es todo lo que vamos a encontrar en la novela. Porque Helena se desenvuelve en una sociedad real, con personajes y situaciones reales, y con ella vamos a asistir a algunos de los acontecimientos políticos más trascendentales del siglo. Y también al desarrollo de la Medicina de la mano de Hipócrates, de quien Helena primero es ayudante y luego amante.
El trabajo de documentación es notable y fluye a la par de la trama sin entorpecerla. Y la historia, la aventura de Helena, tiene garra, nos mantiene pegados a las páginas del libro, incapaces de abandonar la lectura hasta saber más, hasta saberlo todo.
Una novela con ritmo, con una cuidada recreación de época y lugares y con buenos personajes. Más que recomendable.
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