Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com
Plaza&Janés, Julio 2010
Género: Novela
208 páginas
Gaddo Frediani, apodado Beche, es un joven anarquista que a finales del siglo XIX decide abandonar su Italia natal junto a dos amigos. Su objetivo es llegar a América, tierra de oportunidades.
Cincuenta años más tarde regresa desde Alaska, donde poseía una concesión para explotar una mina de plata. Como único equipaje, una caja metálica que guarda celosamente bajo su cama.
A su muerte, la caja desaparecerá de su escondite y sus numerosos sobrinos comenzarán a sospechar unos de otros, convencidos de que en ella guardaba un tesoro.
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Cincuenta años más tarde regresa desde Alaska, donde poseía una concesión para explotar una mina de plata. Como único equipaje, una caja metálica que guarda celosamente bajo su cama.
A su muerte, la caja desaparecerá de su escondite y sus numerosos sobrinos comenzarán a sospechar unos de otros, convencidos de que en ella guardaba un tesoro.
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Folco Quilici, cineasta, periodista y escritor, arranca esta novela en Alaska, donde su protagonista explota una mina de plata junto a dos amigos. A partir de ese momento, valiéndose de saltos en el tiempo hacia delante y hacia atrás, el autor irá desgranando la vida de ese enigmático personaje y del misterio que rodea sus últimos años de vida, ya de regreso a su Italia natal.
La información se va entregando en pequeñas dosis y de ese modo vamos descubriendo las diferentes etapas del largo viaje de Beche hasta Alaska, así como a los distintos sobrinos que, muchos años más tarde, se presentarán en su funeral.
La epopeya de Beche y sus amigos es fascinante. Cómo, en lugar de llegar a América del Norte, desembarcaron en Buenos Aires, y todas las etapas que les llevaron a su destino final: Alaska. En el proceso, trabajaron duro en las minas de plata de Potosí y también a bordo de un mercante para obtener fondos que sufragaran su costoso viaje. Finalmente, a su regreso a Italia, inmersa en la Segunda Guerra Mundial, es extraordinaria la relación que establece con algunos personajes, el cartero mudo entre ellos, a los que irá relatando su vida en pequeñas tomas.
El grueso de la familia, no obstante, poco o nada conocerán sobre sus aventuras. La parte dedicada a presentar a los sobrinos y hablarnos sobre sus vidas es la que menos interés despierta. Con el único fin de introducir el misterio sobre la caja desaparecida, se despliega una red de personajes que ocupan gran parte de la obra y que podrían haber resultado prescindibles. Unas simples pinceladas en los momentos clave habrían sido suficientes como golpe de efecto final, y podría haber dedicado más espacio a profundizar en la relación de Beche con sus amigos, en los pormenores de su periplo, en la etapa con su hermana Betta una vez de vuelta en casa, o incluso con Baldi, su médico y amigo.
El ritmo se resiente en los episodios que tienen que ver con sus sobrinos, en los que prima más el aspecto de saga familiar que de novela de aventuras, consiguiendo a menudo aburrir al lector.
Una novela interesante aunque irregular, con muchos puntos mejorables. A destacar el final, que es extraordinario.
La información se va entregando en pequeñas dosis y de ese modo vamos descubriendo las diferentes etapas del largo viaje de Beche hasta Alaska, así como a los distintos sobrinos que, muchos años más tarde, se presentarán en su funeral.
La epopeya de Beche y sus amigos es fascinante. Cómo, en lugar de llegar a América del Norte, desembarcaron en Buenos Aires, y todas las etapas que les llevaron a su destino final: Alaska. En el proceso, trabajaron duro en las minas de plata de Potosí y también a bordo de un mercante para obtener fondos que sufragaran su costoso viaje. Finalmente, a su regreso a Italia, inmersa en la Segunda Guerra Mundial, es extraordinaria la relación que establece con algunos personajes, el cartero mudo entre ellos, a los que irá relatando su vida en pequeñas tomas.
El grueso de la familia, no obstante, poco o nada conocerán sobre sus aventuras. La parte dedicada a presentar a los sobrinos y hablarnos sobre sus vidas es la que menos interés despierta. Con el único fin de introducir el misterio sobre la caja desaparecida, se despliega una red de personajes que ocupan gran parte de la obra y que podrían haber resultado prescindibles. Unas simples pinceladas en los momentos clave habrían sido suficientes como golpe de efecto final, y podría haber dedicado más espacio a profundizar en la relación de Beche con sus amigos, en los pormenores de su periplo, en la etapa con su hermana Betta una vez de vuelta en casa, o incluso con Baldi, su médico y amigo.
El ritmo se resiente en los episodios que tienen que ver con sus sobrinos, en los que prima más el aspecto de saga familiar que de novela de aventuras, consiguiendo a menudo aburrir al lector.
Una novela interesante aunque irregular, con muchos puntos mejorables. A destacar el final, que es extraordinario.
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