lunes, 6 de septiembre de 2010

Mi casco por almohada - Robert Leckie

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com

Editorial Marlow - Edhada, Junio 2010
Género: Memorias
384 páginas


En este libro se basa parte del guión de The Pacific, una miniserie de la HBO, producida por Steven Spielberg, Tom Hanks y Gary Goetzman, que ya produjeron Hermanos de sangre.

Robert Leckie explica su alistamiento en los Marines, el período de instrucción y su inmersión en la Segunda Guerra Mundial. Primero en la batalla de Guadalcanal y luego, tras unos meses de descanso en Melbourne, en otras campañas cruciales de la Guerra del Pacífico.


El autor

Robert Leckie nació en Filadelfia en 1920. Desde muy joven se interesó por el periodismo y era redactor de una sección de deportes. Se alistó en los Marines en 1941, el día después de Pearl Harbor, y participó en la Guerra del Pacífico.

Tras la guerra continuó con su labor periodística e inició su carrera como escritor, con más de 40 títulos sobre diferentes momentos de la historia de los Estados Unidos.

Su libro de memorias, Mi casco por almohada, fue un best-seller y recibió el Premio de Corresponsales de Guerra del Cuerpo de Marines en 1958. Murió en el 2001.
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Tras la lectura de este libro uno recuerda la idea de que la Segunda Guerra Mundial fueron dos guerras distintas. Una, sin duda la más conocida, la que se libró en tierras europeas. La otra la que tuvo lugar en el Pacífico contra los japoneses. Distintos escenarios, diferente modo de hacer la guerra, distintas fechas y enemigos…

La importancia de Pearl Harbor en la participación de Estados Unidos en la guerra es incuestionable. Su gran capacidad de respuesta y sus recursos les permitieron movilizar equipos y tropas en ambos frentes, con el resultado que ya conocemos. Robert Leckie, el autor de este libro, fue uno de los miles de norteamericanos que a raíz de aquel ataque se presentaron voluntarios para formar parte del ejército.

Desde el período de instrucción hasta la campaña de Peleliu, tras la cual regresó a casa, Leckie narra su experiencia como marine en la guerra del Pacífico. Miles de jóvenes escasamente preparados tuvieron que defender palmo a palmo territorios muy dispersos, a veces casi sin armamento, con mandos que en su mayor parte no sabían qué debían hacer ni cómo actuar ante un tipo de campaña que más parecía una de guerra de guerrillas.

La idea que nos transmite Leckie de primera mano es que el principal enemigo era la propia jungla, especialmente el clima, alternando un calor bochornoso con lluvias torrenciales que duraban días. Los insectos, las enfermedades tropicales, el aislamiento forzoso, la falta de medidas de higiene y sobre todo la soledad eran los otros adversarios a los que había que hacer frente, y todo ello sin contar las escaramuzas contra los propios japoneses. Todo el libro transmite esa sensación de tristeza y sufrimiento que padecieron la mayoría de los soldados destinados a aquel frente, la desorganización, la eterna espera, el miedo y la desesperación.

Leckie no llama a nadie por su nombre, todo son apodos: Risitas, Caralisa, Yardas, Clorofila, Cicatriz-en-la-Barbilla… y sólo de sus más allegados sabemos algo más e incluso, gracias a algunas fotografías aportadas por su familia, conocemos sus rostros y nombres auténticos. Es curioso ese anonimato tanto de compañeros como de mandos, y comprensible si tenemos en cuenta que la novela se publicó unos años después de finalizada la contienda.

A través de su pluma vamos a vivir su angustia y la de sus compañeros, la humedad y el calor sofocante en Guadalcanal, las fiestas sin freno en Melbourne, las manías de algunos soldados, la nostalgia del hogar, los calabozos, el terror más absoluto en Peleliu. Vamos a emocionarnos, a sufrir, a comprender, y sobre todo a admirar a todos los que formaron parte de aquella campaña, a los que volvieron y a los que se quedaron allí, en cementerios anónimos y olvidados perdidos en la selva, en cuyas tumbas sus compañeros grabaron todo tipo de epitafios. Yo me quedo con este:


Y cuando llegue al cielo
a San Pedro le dirá:
“Se presenta un marine, señor,
ya he cumplido mi pena en el infierno
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