.
Plaza & Janés, 2009
729 páginas
Género: Novela
.Edgar Freemantle, un contratista de éxito, sufre un accidente, en el que pierde un brazo y padece graves heridas en una pierna y en la cabeza. Durante el proceso de recuperación, lento y doloroso, está cargado de una rabia que es prácticamente incapaz de controlar.
Su psicólogo, el doctor Kamen, le recomienda una “cura geográfica” y, siguiendo sus consejos, se traslada a la costa de Florida, a un lugar paradisíaco y prácticamente deshabitado.
Allí conocerá a Elizabeth Eastlake, una anciana con profundas raíces en la región, y a Wireman, el hombre que cuida de ella.
Edgar, como parte de su proceso de curación, comienza a pintar y descubre que posee un talento especial y extraordinariamente peligroso.
Su psicólogo, el doctor Kamen, le recomienda una “cura geográfica” y, siguiendo sus consejos, se traslada a la costa de Florida, a un lugar paradisíaco y prácticamente deshabitado.
Allí conocerá a Elizabeth Eastlake, una anciana con profundas raíces en la región, y a Wireman, el hombre que cuida de ella.
Edgar, como parte de su proceso de curación, comienza a pintar y descubre que posee un talento especial y extraordinariamente peligroso.
Es innegable que Stephen King no necesita ningún tipo de presentación. Sus obras, sean buenas o mediocres, se van a vender igual. El lector valora su trabajo y, aunque en ocasiones pueda sentirse decepcionado con alguno de sus últimos libros, siempre comprará el siguiente, tal vez con la esperanza de descubrir por qué se enamoró de sus prosa y de sus historias la primera vez. Duma Key puede ser para muchos “ese” libro.
Mientras lo leía volvía a reencontrarme con algunos elementos de sus primeras obras, las referencias continuas al rock, los personajes marginados que cobran protagonismo, el miedo visceral que aguarda entre sus páginas, niños, ancianos... No sé cómo consigue que sus personajes logren cautivarnos de ese modo, cómo nos rodea de detalles, cómo nos va sumergiendo poquito a poco en una historia que acaba por atraparnos entre sus tentáculos.
He sentido la brisa del Golfo y entre mis dedos esos pinceles con los que el protagonista pintaba su realidad, me he embriagado con los colores que dibujaban sus palabras, me he emocionado, he convertido a sus personajes en mis amigos de papel y he vuelto a sentir un efluvio de aquel temor que me provocó una vez, hace ya muchos años, la primera lectura de IT.
No creo que sus admiradores se vayan a sentir decepcionados con esta novela, todo lo contrario. Tal vez a Stephen King ya no le queden muchas buenas historias por contar que no hayan brotado ya de sus dedos, pero ésta es sin duda una de ellas.
Mientras lo leía volvía a reencontrarme con algunos elementos de sus primeras obras, las referencias continuas al rock, los personajes marginados que cobran protagonismo, el miedo visceral que aguarda entre sus páginas, niños, ancianos... No sé cómo consigue que sus personajes logren cautivarnos de ese modo, cómo nos rodea de detalles, cómo nos va sumergiendo poquito a poco en una historia que acaba por atraparnos entre sus tentáculos.
He sentido la brisa del Golfo y entre mis dedos esos pinceles con los que el protagonista pintaba su realidad, me he embriagado con los colores que dibujaban sus palabras, me he emocionado, he convertido a sus personajes en mis amigos de papel y he vuelto a sentir un efluvio de aquel temor que me provocó una vez, hace ya muchos años, la primera lectura de IT.
No creo que sus admiradores se vayan a sentir decepcionados con esta novela, todo lo contrario. Tal vez a Stephen King ya no le queden muchas buenas historias por contar que no hayan brotado ya de sus dedos, pero ésta es sin duda una de ellas.
.
3 comentarios:
Lo empiezo en un par de horitas, bueno es saber que no me dormirá, como fan paciente que soy, he de llevareme alegrias no..???
Pues sí, y te garantizo que no te dormirás, al menos a mí me quitó el sueño durante un par de noches.
Ya me dirás qué te ha parecido.
Se me han colado con otro libro xdxdxd...pasa a estante de maceración...ya te diré.
Publicar un comentario