martes, 27 de diciembre de 2011

El techo del mundo - David Zurdo y Ángel Gutiérrez

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Plaza&Janés, Junio 2011
Género: Novela
576 Páginas




En 1929, el crack de la Bolsa de Nueva York siembra en todo el mundo el caos y el desconcierto.

Tom, Jay y Beth son tres hermanos criados en una granja de la América profunda cuyos destinos, finalizada la Primera Guerra Mundial, siguieron caminos distintos.

No será hasta 1930 cuando volverán a encontrarse, cuando se inicie la construcción del edificio más alto del mundo: el Empire State Building, una obra en la que trabajará el propio Tom.
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La crisis económica en la que estamos actualmente sumergidos se ha plasmado también en muchas de las novelas que se han publicado últimamente, condicionando personajes y tramas para ilustrar esta época incierta. David Zurdo y Ángel Gutiérrez han ido un poco más allá y han escrito una novela ambientada en la peor crisis de todos los tiempos: la que siguió al crack del 29 y que dio lugar a la que sería conocida como la Gran Depresión de los años 30.

En esa época de miseria y desesperanza comenzó a construirse el Empire State Building de Nueva York, inaugurado el primero de mayo de 1931, después de veintiún meses de iniciada su construcción. Durante más de cuatro décadas se irguió como el rascacielos más alto del mundo, convirtiéndose en un icono de la ciudad y en un motivo para la esperanza. Más de 3.400 personas se emplearon para construir sus más de cuatrocientos metros de altura, sus 6.500 ventanas y sus 73 ascensores. Una obra colosal levantada en un tiempo récord y que es el eje sobre el que gira esta historia.

La acción se inicia a principios de 1930, pocos meses después del fatídico octubre del 29, cuando Tom Carter se dirige hacia el solar donde va a construirse el edificio para pedir trabajo. Es entonces cuando la historia da un salto hacia atrás y se traslada a 1910. En esa época Tom vive en Filadelfia, y es un huérfano sin hogar que es acogido por un hombre al que ha pretendido robar. Frank Carter se lo lleva con él a su granja para criarlo junto a sus hijos Jay y Beth y ofrecerle una vida y un futuro.

Y aquí es donde se hace cierta aquella afirmación de Ramón y Cajal cuando decía “Hay pocos lazos de amistad tan fuertes que no puedan ser cortados por un cabello de mujer”. Porque será precisamente una chica la que se interpondrá en la relación fraternal entre Jay y Tom, de tal modo que terminará por destruirla y por marcar el destino de todos.

Junto a los personajes de la novela, de Tom sobre todo, recorreremos parte de la historia de los Estados Unidos, aunque sea de manera sucinta: la dura vida en las calles, el auge de los sindicatos en Filadelfia, la Primera Guerra Mundial, el crack del 29, la Ley Seca, la Gran Depresión… Todos los protagonistas van a padecer de uno u otro modo los males de su tiempo, tratando de adaptarse y de sobrevivir a una crisis devastadora.

La construcción del Empire State se convierte así en un símbolo de superación, en un rayo de esperanza no sólo para Nueva York, sino especialmente para los protagonistas de esta novela, marcados por la amargura y la adversidad.

La historia está construida con esmero mediante una trama bien hilvanada y un ritmo fluido. Los personajes son el reflejo de la época en la que se ubican y los autores han introducido incluso a un español en ella: un capataz de origen catalán que había trabajado con Gaudí, y a través del cual vamos a conocer algunos de los datos técnicos del Empire State.

El amor es el tema principal de esta obra. El amor a los hijos de Frank Carter; el amor fraternal entre Jay, Tom y Beth; el amor romántico de Tom y Jay por Jennifer o el de otras parejas de la historia; el amor de un hombre por de su trabajo y por el edificio que construye, representado por Mateu Casals; y el amor, en definitiva, por una ciudad que vivió los peores momentos de su historia y que se irguió orgullosa por encima del mundo.


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viernes, 16 de diciembre de 2011

El fútbol tiene música - José Antonio Martín Otín "Petón"

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Editorial Roca
Género: Relatos
192 Páginas


Cincuenta historias de fútbol. Este deporte tiene una belleza y una armonía muy difícil de igualar porque va servida con pasión. Petón extrae la música que el fútbol lleva dentro. Desde la desgraciada historia del Torino hasta la desmedida vida de George Best, aquí están Kubala y Serrat, Gardel y Samitier. Están Bob Marley, Ben Barek, Luis Aragonés, Puskas, Di Stéfano, el gran Quini, el fenómeno Ronaldo, o los amores futboleros de Lola Flores.

Historias sagradas, antiguas y actuales, para amantes del fútbol y no tanto, con su punto de magia o de sinfonía trágica, algunas poéticas, otras divertidas. Todas, una detrás de otra, las cincuenta, con su ritmo, con la música de Petón.

(Sinopsis de la editorial)
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José Antonio Martín, “Petón” es un rostro conocido para los aficionados al fútbol. Jugó en varios equipos antes de convertirse en unos de los comentaristas más respetados del deporte rey, amén de representante de jugadores como Fernando Torres. Lo que pocos saben es que, además, es un maestro de las palabras, un hombre capaz de emocionar a sus oyentes con sus historias sobre fútbol.

La prueba la tengo en mis manos. Un libro de relatos y fotos de casi 200 páginas con historias relacionadas con ese deporte: jugadores, anécdotas, partidos, personajes, tragedias, victorias… y música. A golpe de tango, de reggae o de copla se desgranan momentos cargados de magia, emotivos pedazos de humanidad, de honor y de coraje, como solo un periodista de su talla es capaz de evocar.

Por sus páginas desfilan grandes figuras del fútbol, como Di Stefano, Kubala o Ronaldo, pero también protagonistas menos conocidos que demuestran que detrás del fútbol, de la afición y de la publicidad, hay personas, personas capaces de dar lo mejor de sí mismas, de comprometerse, de entregarse y de emocionarse.

Así es que este libro va de fútbol, y de música, y a los aficionados les encantará. Y les puedo garantizar que a quienes no lo sean, también. Porque más allá del césped y del balón, más allá de las camisetas, de los entrenadores y de los árbitros, hay un mundo que Petón se ocupa de descubrirnos con toda la belleza de su prosa.

Tengo que mencionar que parte de los beneficios de este libro se destinan a la Fundación Oliver Mayor contra la Fibrosis Quística, cuya increíble historia figura al final de este volumen.

No me queda más que recomendarles encarecidamente este libro, que les conmoverá, les asombrará y les cautivará. Sus relatos se asientan directamente en el corazón, sin importar de qué colores se vista. Y esa es, precisamente, su grandeza.

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martes, 13 de diciembre de 2011

Breve Historia de la Medicina - Pedro Gargantilla

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Ediciones Nowtilus
Género: Divulgación
300 páginas

A través de esta obra, Pedro Gargantilla, médico y escritor, nos acerca a una visión global sobre la medicina, en la que interpreta la enfermedad a través de las diferentes culturas y que abarca desde el inicio de la Humanidad hasta nuestros días.

(Sinopsis parcial de la editorial)
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Pedro Gargantilla nos invita en este libro a realizar un recorrido por la historia de la medicina y hay que decir que es un recorrido apasionante.

Desde la Prehistoria hasta nuestros días, el autor desgrana los avances médicos más significativos y las aportaciones que cada cultura ha hecho a la medicina: egipcios, hebreos, hindúes, chinos, árabes…

El libro contiene muchas curiosidades, como que las trepanaciones ya se practicaban en la Prehistoria, o como varios remedios increíbles para algunos tratamientos (el uso de excrementos de cocodrilo como anticonceptivo por los egipcios es una buena muestra de ello).

La historia de la medicina está íntimamente ligada a la historia de la humanidad y no puede explicarse la una sin la otra. Así el autor nos explica que, en los inicios, existía una estrecha relación entre la medicina y la religión, y las enfermedades eran achacadas a los dioses de las diferentes culturas. Como además en la mayoría de ellas las autopsias estaban absolutamente prohibidas, los avances médicos se producían a base del método del ensayo y error.

De Grecia y Roma, con Hipócrates y Galeno, pasamos a los médicos árabes Avicena o Averroes, y de ahí a la Edad Media, donde parece que olvidamos lo que nuestros abuelos habían aprendido y retrocedimos un paso. La medicina pasó a ser una disciplina que se impartía en los monasterios y la relación entre enfermedad y religión volvió a vivir un nuevo auge. No fue hasta el siglo XIV que comenzó a impartirse en las Universidades y a considerarse una práctica laica.

Las sangrías y los purgantes, que tantas veces hemos visto en la literatura o el cine, parecían ser el único remedio para todo tipo de males, y poco a poco fueron introduciéndose nuevos métodos diagnósticos y nuevos tratamientos. En el siglo XVIII se identificaron el escorbuto o la viruela, y aparecieron las ambulancias en los campos de batalla, una buena escuela para los cirujanos.

El XIX fue el siglo de oro. Las tres barreras de la medicina: el dolor, la hemorragia y la infección, fueron encontrando sus propios remedios. Se descubrieron las células, los virus y las bacterias, las radiografías, el estetoscopio o los guantes quirúrgicos, y aparecieron nuevas disciplinas, como el psicoanálisis o la homeopatía.

Y en el XX todo creció de forma exponencial: ADN, insulina, antibióticos, penicilina, trasplantes, SIDA, fecundación in vitro…

Pedro Gargantilla nos ofrece un recorrido cronológico por los avances de la medicina, y explica todos esos aspectos y muchos más. Y lo hace a través de episodios dramáticos como la Peste Negra, de la invención de utensilios o métodos de trabajo, y de personajes con nombre propio que añadieron su granito de arena al desarrollo de la ciencia. El resultado es una obra amena y de corta extensión, de prosa asequible para los legos y llena de datos interesantes.

Un libro riguroso y didáctico, una nueva joya para la colección Breve Historia de Nowtilus.
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viernes, 2 de diciembre de 2011

Cuando la muerte venía del cielo - Esteban Martín

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Ediciones B, Marzo 2011
Género: Novela
354 Páginas



Hollywood, años treinta. Michael Ford es un joven actor sumido en una crisis personal y profesional. A su alrededor actores, directores y escritores se organizan para ayudar a la República española: Humphrey Bogart, Charles Chaplin, Dashiell Hammett…

El Comité de Actividades Antiamericanas está tras la pista de todos ellos, sospechosos de simpatizar con el comunismo. En ese contexto, Michael recibe la misión de llevar fondos a España bajo el pretexto del estreno de su última película. Pero cuando llega a Barcelona todo se complica.
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La nueva novela de Esteban Martín, autor de La clave Gaudí (2007) y El pintor de sombras (2009), se desarrolla en dos escenarios distintos, que coinciden con las dos partes del libro. El primero se ubica en el Hollywood de los años treinta, el segundo en la Barcelona de la Guerra Civil. Cuando parecía que ya estaba todo escrito sobre el conflicto armado que sacudió nuestro país, Esteban Martín nos proporciona un nuevo episodio sobre la guerra, con un enfoque original y fresco.

La acción se inicia en Hollywood en 1952, cuando Michael Ford, un antiguo niño prodigio del cine, está a punto de comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas para responder sobre su posible relación con el comunismo. Dicho Comité, que había iniciado su andadura en los años 30, alcanzó su cota de paroxismo más elevada bajo el auspicio del senador McCarthy y su famosa caza de brujas de los 50.

Es entonces cuando Michael Ford recuerda su primer contacto con el cine, en 1932, cuando a los diez años es descubierto por un productor que lo convierte en una estrella del celuloide.

Esteban Martín hace desfilar por sus páginas a personajes reales y de ficción para mostrarnos cómo funcionaba la industria del cine en aquella época: productores, guionistas, actores, directores y escritores, y cómo algunos de ellos pasaron a formar parte de las listas negras del citado Comité. Muchos, preocupados por la situación internacional y por la Guerra Civil Española, no dudaban en demostrar su apoyo a la República, el gobierno legítimo de nuestro país. Dicho apoyo les acarreó no pocos problemas, al ser sospechosos de simpatizar con el comunismo o de militar en sus filas. Y varios tuvieron serias dificultades para continuar trabajando en el sector o se vieron obligados a abandonarlo.

Cada capítulo de la novela lleva el título de una película, elegida con gran acierto para encajar con lo que en él se narra. Títulos tan emblemáticos como La quimera del oro, Sucedió una noche, La loba, El halcón maltés o La diligencia, nos hacen recordar a los grandes clásicos de la historia del cine. Toda esa primera parte es un canto al séptimo arte, aderezado con algunas suculentas anécdotas y con pequeños guiños a los aficionados al género.

En la segunda parte del libro, que parece casi una novela independiente, el protagonista se traslada a la Barcelona de 1937, una ciudad víctima de los bombardeos y de las luchas intestinas por el poder. Michael Ford, que lleva consigo una imagen idealizada del conflicto, descubre que los distintos partidos de la ciudad, básicamente comunistas y anarquistas, parecen menos preocupados por ganar la guerra que por asegurarse un puesto en la composición del gobierno, hasta el punto que el personaje llega a preguntarse por qué, habiendo tantos partidos marxistas en Barcelona, no lograban entenderse entre ellos.

Mientras está allí mantiene un encuentro casual con el escritor George Orwell, que estuvo en la guerra y escribió sobre ella, y que es quien pone la guinda final al desengaño del joven, relatando las condiciones en las que se luchaba en el frente, con soldados demasiado jóvenes, mal adiestrados y con escasos pertrechos.

Los capítulos que se desarrollan en Barcelona poseen un carácter más aventurero, con persecuciones, intrigas y asesinatos para impedir que el joven lleve a cabo la misión que le ha sido encomendada por sus compañeros de Hollywood, tanto por parte del FBI como por los nazis afincados en la zona. El ritmo es ágil y rápido, introduciendo algunos apuntes sobre los personajes del momento, sobre los distintos partidos y sobre los ataques a la ciudad.

Aunque en algunos momentos, sobre todo en la segunda parte, el planteamiento o la actuación de los personajes puede parecer un tanto simplista, es innegable que la novela no carece de interés. Es poco conocido el apoyo a la República por parte de un amplio sector de Hollywood y las campañas que se llevaron a cabo para dar a conocer el conflicto, algunas de las cuales fueron sometidas a censura. Esteban Martín nos ofrece con este trabajo un homenaje a la industria del cine norteamericano y a la ciudad de Barcelona, una combinación inusual y muy enriquecedora.

Cuando la muerte venía del cielo es una novela fresca y sugerente, un magnífico recorrido por los años dorados del cine y por los escombros de una sociedad en guerra, capaz de mantenernos pegados a sus páginas hasta la última línea.
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martes, 15 de noviembre de 2011

A viva voz- Màrius Carol y Josep Carreras

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/




Plaza&Janés, Octubre 2011
Género: Memorias
332 páginas


A viva voz, libro escrito a cuatro manos junto a Màrius Carol, son las esperadas memorias de Josep Carreras, una de las voces más respetadas de la ópera.

En ellas el tenor catalán repasa sus recuerdos desde su infancia, cuando descubrió su vocación por el canto, y cómo llegaron sus grandes triunfos de la mano de los mejores directores de orquesta y acompañado de los más excelsos intérpretes, hasta que en su mejor momento la leucemia irrumpió en su vida.

Tras su regreso de Estados Unidos, Carreras quiso devolver el cariño que había recibido del público y de la comunidad científica, y así nació la Fundación Internacional Josep Carreras contra la leucemia.

A través de estas páginas, el lector acompañará al cantante en su vida cotidiana, en sus conciertos y en sus proyectos, entre los que figuran la dirección musical de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 o la aventura de Los Tres Tenores.
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Hay historias que merecen ser contadas y que merecen ser leídas, por multitud de razones. Este libro dispone de las suyas propias, y son razones de peso.

Parte de la vida de José Carreras la conocen todos, aunque no sean aficionados a la ópera. Y esa parte tiene mucho que ver con la leucemia que padeció a finales de los 80 y con la Fundación que lleva su nombre. Los medios de comunicación cubrieron la noticia de su enfermedad y media España vivió pendiente de su progreso.

Pero José Carreras es mucho más que todo eso, mucho más que un milagro viviente que venció al Jinete más despiadado. Este libro desvela al hombre que hay tras la enfermedad y la música, al niño que jugaba al fútbol con sus amigos y ejercitaba su voz en el cuarto de baño, al muchacho que debutó en el Liceo y que lo convirtió en su segunda casa y al hombre que conquistó el mundo de la ópera con su voz y su templanza.

El relato lo inicia Màrius Carol, periodista y escritor, en el instante en que Carreras tiene veintiocho años y está a punto de debutar en La Scala de Milán, ataviado con un traje prestado por Giuseppe di Stefano, su ídolo. Y continúa con otro capítulo en el que habla sobre la personalidad del cantante antes de que ambos, Carreras y Carol, den comienzo a estas memorias escritas a cuatro manos.

Màrius Carol ejerce de narrador del protagonista de esta historia, que en primera persona relata algunos momentos de su vida. Anécdotas, conciertos, recuerdos, batallas, amigos… gran parte de su vida explicada por él mismo, con un estilo llano y sin ambages que es una delicia leer.

Desde su infancia y su debut sobre un escenario, el libro realiza un recorrido por la vida del artista sin dejarse nada en el tintero. Ahí está su gran afición al F.C. Barcelona, el amor a su familia, los conciertos, las Olimpiadas de Barcelona 92, su amistad con Montserrat Caballé, su enfermedad, su solidaridad, Los tres tenores, sus viajes por todo el mundo… un camino fascinante y revelador que nos muestra al hombre que vive tras su voz.

Luchador nato, hombre honesto y cabal, sencillo, apasionado, trabajador, entusiasta… Carreras se nos muestra tal y como es, sin poses estudiadas ni artificios, para conquistar al lector que se adentra en estas páginas, que reirá y llorará con sus historias y que, al cerrar el libro, se sentirá un poco más cerca de un ser humano magnífico.
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viernes, 7 de octubre de 2011

El ocupante - Sarah Waters

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


Anagrama, Abril 2011
Género: Novela
534 Páginas


Un día de verano el doctor Faraday es llamado a Hundreds Hall, la mansión de los Ayres. Farady ya había estado allí cuando era un niño y su madre una criada de la casa. Ahora descubre el deterioro de la finca, que ni la continua venta de tierras puede resolver.

La señora Ayres, aún una mujer elegante, mantiene como puede su dignidad entre paredes desconchadas, comidas por la humedad, y muebles desvencijados. Cuenta con la ayuda de su hijo Roderick, que ha vuelto de la guerra con cicatrices y enfermo de los nervios, y de su hija Caroline, que ha acudido para ayudarles.

Pero el doctor Faraday ha sido llamado para atender a Betty, la criada, una joven de catorce años que parece muerta de miedo. Asegura que en la casa se oyen ruidos y se percibe una presencia extraña.


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Esta historia transcurre en la Inglaterra rural posterior a la Segunda Guerra Mundial, una sociedad marcada por el declive de las clases terratenientes y por el auge de las fortunas basadas en el comercio o los negocios. De fondo, un país en plena reconstrucción, una posguerra marcada por el racionamiento y la miseria en la que miles de personas no podían atender sus necesidades básicas.

Sarah Waters disecciona el ocaso de la familia Ayres, dueña de Hundreds Hall, una propiedad que en otro tiempo era la envidia de sus vecinos. Y lo hace a través de los ojos del doctor Faraday, un hombre de origen humilde cuya familia realizó grandes sacrificios para proporcionarle una educación. Faraday, que visitó el lugar en su niñez, quedó prendado de él y a sus cuarenta años regresa a un lugar que no se parece en nada a su recuerdo.

El deterioro de Hundreds Hall es espectacular y Sarah Waters transmite perfectamente esa atmósfera de abandono y decadencia. Los personajes que la habitan no son más que la sombra de su esplendoroso pasado, acuciados por las necesidades de una propiedad que parece consumir sus escasos recursos y sus menguadas energías.

La novela transcurre pausadamente, con languidez, envolviéndonos en sus numerosas capas y atrapándonos en una intrincada tela de araña tejida con una sexualidad reprimida, cierto resentimiento social y una extraña presencia que parece contaminar toda la casa.

El doctor Faraday, que no tardará en hacerse amigo de la familia y en preocuparse sinceramente por su bienestar, terminará desarrollando cierto sentimiento de propiedad con respecto a la casa. La evolución del personaje resulta fascinante, el modo en que se involucra con los habitantes de la mansión, especialmente con Caroline, una joven de veintiséis años poco agraciada físicamente. Sus sentimientos con respecto a ella se van transformando a medida que transcurre la trama y resulta llamativo el modo en que le molesta la fealdad de la muchacha y su forma de vestir, que no hacen sino aumentar su escaso atractivo, como si de algún modo tuviera que compensar su físico con una indumentaria más elegante.

Cuando comiencen a producirse las primeras manifestaciones sobrenaturales, la reacción natural de Faraday consistirá en proporcionar explicaciones racionales y lógicas a cualquier fenómeno. Sin embargo, esas explicaciones no logran convencer a los habitantes de la casa ni, por supuesto, al lector. En algunos momentos esos fenómenos consiguen ponernos la piel de gallina y es que Sarah Waters es capaz de trasladarnos a la atmósfera malsana y deprimente de una mansión que se cae literalmente a pedazos. Habitaciones cerradas, manchas de humedad, paredes deterioradas, rincones oscuros, crujidos, susurros… un ambiente enrarecido que la prosa elegante y preciosista de la autora dibuja a la perfección.

El ocupante tiene un aire a la novela gótica del siglo XIX de lo más sugerente, una mezcla entre La caída de la casa Usher de Poe y Otra vuelta de tuerca, de Henry James. Su calidad narrativa es innegable y su ambientación exquisita. La historia es inquietante, con algunos golpes de efecto estremecedores y con personajes complejos y magníficos.

Una novela deslumbrante.
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lunes, 3 de octubre de 2011

Los asesinos del emperador - Santiago Posteguillo

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Planeta, Septiembre 2011
Género: Novela
1.198 páginas


Año 96 d.C. El emperador Domiciano está a punto de ser asesinado, tras quince años al frente de una Roma que se desmorona. Bajo su mandato la locura, ejecuciones sumarísimas, persecución de los cristianos, intrigas, envenenamientos…

En las fronteras del Imperio, un hombre que está llamado a convertirse en el próximo emperador, Marco Ulpio Trajano.

Entremedio, treinta y cinco años de la historia de Roma llena de conjuras, guerras y traiciones.
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Hubo una vez un autor capaz de cautivar a miles de lectores con su primera novela: Africanus, el hijo del cónsul, una historia que nos hablaba de Aníbal y de Publio Cornelio Escipión, el Africano. El segundo libro de la saga, Las legiones malditas, consiguió encandilar a cuantos nos asomamos a sus páginas y con La traición de Roma se aupó con un triunfo que hubiera merecido ser paseado por la ciudad de las siete colinas. En poco tiempo su nombre comenzó a ser conocido en todo el Imperio y algunos tuvimos la suerte de vernos las caras con él. Hablo, por supuesto, de Santiago Posteguillo, convertido ya en un referente de la novela histórica en nuestro país.

Éramos muchos miles los que aguardábamos impacientes su nuevo trabajo y por fin, el 2 de septiembre del 2011, Planeta publicaba Los asesinos del emperador.

Santiago Posteguillo no cambia de escenario, ya que esta historia también se ubica en la antigua Roma, pero sí de época. Sus primeras novelas se desarrollaban durante la etapa de la República, y ahora ha elegido el Imperio para presentarnos a un nuevo protagonista: Trajano, el primer emperador hispano de la historia de Roma.

Y como Santiago Posteguillo nunca hace las cosas a medias, no se va a limitar a presentarnos a un emperador ya instalado en el poder y a comenzar su historia desde ahí o poco antes. Su objetivo es introducirnos en la época en cuestión, en las causas que condujeron a la elección de Trajano como emperador y en los senderos que se fueron abriendo para que un hispano accediera por primera vez a la cima del entonces mundo conocido, un hecho que parecía impensable poco antes como bien se ocupa de señalar en diversos momentos.

La novela se inicia en el año 96 d.C., con el intento de asesinato de Domiciano, y tras unos cuantos capítulos en los que se detalla la conjura, la historia retrocede hasta el año 63 d.C., cuando Nerón regía los destinos de los romanos, y Trajano era aún un niño. Los mismos personajes que 33 años más tarde se encontrarían en la cámara de Domiciano inician su andadura en esas páginas: consejeros, pretorianos, gladiadores, emperadores y generales. Poco a poco vamos a ir conociéndolos a todos y a comprender los motivos que los abocaron al sangriento desenlace.

Tras la muerte de Nerón se iniciaba el que sería conocido como el año de los cuatro emperadores – 69 d.C. – con Galba, Otón, Vitelio y finalmente Vespasiano, que inauguraba la dinastía Flavia que continuarían sus hijos Tito y Domiciano.

Quince años duró el gobierno de Domiciano, quince larguísimos años que nada se parecían a los que había vivido Roma bajo los mandatos de su padre o de su hermano. Domiciano se caracterizó por una crueldad extrema y por una paranoia que le hacía sospechar de todos cuantos le rodeaban, lo que le llevó a ordenar ejecuciones sumarias de senadores o militares, de cualquiera que gozara de las simpatías del pueblo y pudiera convertirse en una posible amenaza. A tal grado llegaba su miedo a una conjura, que ordenó la muerte de sus propios descendientes para que en el futuro no pudieran conspirar contra él. Santiago Posteguillo transmite magistralmente esa atmósfera opresiva dominada por el temor a dar un paso en falso y a caer en desgracia, con unos personajes moviéndose de puntillas para no llamar la atención del emperador, mientras los futuros acontecimientos van fraguándose sin que ninguno de ellos sea consciente.

En esta primera entrega de la nueva trilogía, la presencia de Trajano no es primordial. Dispone de algunos capítulos en los que se nos habla de su juventud, de la carrera militar de su padre, y de cómo su familia sobrevivía en un mundo de locura, hasta que él mismo asciende a legatus y comanda sus propias legiones en Germania. Otros muchos son los que llevan el peso de la trama: el emperador, los gladiadores, un consejero, los pretorianos, los bárbaros, la emperatriz, incluso el apóstol Juan, el último discípulo de Cristo, en una época en la que Domiciano hizo de la persecución de los cristianos todo un arte. Y a pesar de ello, el autor consigue que la presencia de Trajano planee sobre cada capítulo y cada escena con una fuerza sobrecogedora.

La facilidad que tiene Santiago Posteguillo para recrear los ambientes es soberbia, y no lo es menos su maestría a la hora de tratar a los personajes, convirtiéndolos en seres tridimensionales, con una fuerza capaz de traspasar el papel. Su capacidad para trasladar al lector a la época y al lugar es cautivadora, con escenas tremendamente visuales y sensaciones palpables: el ruido de la batalla, los olores de las calles, la incidencia de la luz sobre la arena del Coliseo, el sabor del vino dulce, o el tacto del barro de las orillas del Rhin. Detalles, cientos de pequeños detalles que pasan desapercibidos pero que conforman una realidad de la que resulta imposible sustraerse.

Narrada con un ritmo ágil, con estupendos diálogos y con una base documental impactante, esta novela está llamada a convertirse en todo un éxito de ventas. Una historia coherente, con unos personajes contundentes y carismáticos y con una trama evocadora y totalmente absorbente.

En cuanto a la edición, no puedo más que felicitar al autor y a la editorial. Hay mapas, bibliografía, esquemas, glosario, tablas, notas… todo lo necesario para no perderse y para hacer de la lectura de esta novela todo un placer.

Para finalizar, me gustaría utilizar unas palabras del mismo autor, que aparecen en el Prólogo (p. 20). Porque me parecieron mágicas y porque abren las puertas de esta fascinante novela: “Modificar el curso de la Historia es prácticamente imposible. Sólo unos pocos se atreven a intentarlo y sólo uno entre millones, siempre de forma inesperada para todos, es capaz de conseguirlo. Bienvenidos al mundo de Marco Ulpio Trajano”.

Espero que ustedes lo disfruten tanto como lo he hecho yo.
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sábado, 24 de septiembre de 2011

Robin Hood II. El Cruzado - Angus Donald

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Edhasa, Marzo 2011
Género: Novela
510 páginas


Año 1190. Ricardo Corazón de León prepara la Tercera Cruzada para recuperar Jerusalén de manos de los infieles, liderados por Saladino.

Formando parte de sus huestes marchan Robin Hood, conde de Locksley, y sus compañeros, entre los cuales se encuentra Alan Dale, trovador y caballero al servicio del conde.

Juntos recorrerán un largo camino plagado de aventuras y peligros, en el que deberán hacer frente a un enemigo oculto entre sus propias filas que trata de acabar con la vida de Robin Hood.
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En este segundo volumen, Angus Donald continúa narrando las aventuras de Robin Hood, que ha dejado de ser un proscrito y que ahora es uno de los nobles que van a acompañar al rey Ricardo Corazón de León en la Tercera Cruzada (1189-1192).

Como ya sucedía en la primera entrega de esta serie, el personaje de Robin se ve sometido a una dura revisión, tratando de mostrarlo como un hombre de su tiempo, alejado del mito que la literatura y el cine crearon a su alrededor. Un hombre cruel y despiadado, pero entregado al mismo tiempo a sus familiares y amigos. Su faceta más brutal es la que más trabajo le cuesta asimilar al narrador y protagonista de la historia, Alan Dale, trovador y caballero al servicio de Robin. Pero también al lector, cuyos sentimientos respecto al personaje se mueven entre la admiración y el horror.

El autor lleva a cabo una recreación de la época que resulta fascinante, y en medio de ella destacan las figuras de Robin Hood y de Ricardo Corazón de León. Primero en Inglaterra, concretamente en la ciudad de York, escenario en el que introduce a Robin y a Alan durante la persecución y matanza que sufrieron los judíos. Luego la acción se traslada primero a Sicilia y luego a Chipre, en su viaje hacia Jerusalén, lugares que el rey Ricardo se encargó de conquistar, para terminar de llegar finalmente a su destino, ya en la tercera parte del libro. En ella se desarrollan las batallas de Acre y Arsuf (1191), muy bien documentadas y con pasajes de gran carga épica, tras las que Robin y los suyos deciden regresar a Inglaterra.

Como en cualquier novela de aventuras que se precie, es imprescindible la presencia de un villano. Si en la primera entrega se trataba del sheriff de Nottingham, en esta ocasión el puesto va a recaer en un personaje de nombre Richard Malbête, (Mala Bestia), un noble aliado del príncipe Juan que hace perfecto honor a su nombre. Y de fondo una serie de intentos para acabar con la vida de Robin por parte de uno de los suyos.

La novela está narrada con buen ritmo, con una prosa ágil y rápida, y mucha acción. La lectura es fluida y amena y está muy bien ambientada. El protagonista, Alan Dale, no sólo narra los sucesos ligados a la figura de Robin, tiene también su propia historia. Una historia de amores y pérdidas, de reflexiones religiosas y morales mientras se dirigen hacia Jerusalén o se enfrenta a la crueldad y la falta de creencias de su señor. Alan, que aún es muy joven, todavía posee esa pátina de ingenuidad que el tiempo no se ha encargado de borrar, y su visión del mundo y del Bien y el Mal está muy definida. Su carácter leal y honorable contrasta con una época marcada por la brutalidad y la guerra y con el carácter de su señor, mucho más acorde con ella.

Una novela sumamente entretenida y rica en detalles, con la Tercera Cruzada como telón de fondo de una historia cargada de aventuras.

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lunes, 19 de septiembre de 2011

Oscura - Guillermo del Toro y Chuck Hogan

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


Suma de Letras, Noviembre 2010
Género: Novela
498 páginas



El virus se extiende por el mundo a gran velocidad. Los humanos se han convertido en el alimento preferido de las extrañas criaturas que asolan el planeta. En Nueva York, el Amo de los vampiros, herido por el anciano Setrakian y sus amigos, se prepara para el asalto final.

Nora y Eph, los médicos del CDC, han identificado al gusano de sangre causante de la infección, aunque las autoridades no están dispuestas a tomar medidas drásticas para acabar con la plaga.

Los Ancianos, vampiros ancestrales de los que el Amo forma parte, unen sus fuerzas para luchar contra el rebelde y no dudarán en acudir a los propios humanos, especialmente a Setrakian, para pactar una tregua que les permita vencer al renegado.

La cuenta atrás ha comenzado.
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Oscura, la segunda entrega de esta trilogía vampírica, se inicia justo después del momento en el que acabó la primera: Nocturna. Sólo ha transcurrido una semana desde que el avión que portaba a los primeros infectados aterrizara en el JFK, y la ciudad ya es un completo caos.

A pesar de los vídeos que los protagonistas han colgado en youtube y de otros intentos para prevenir a la población y a las autoridades, la mayor parte de la gente lo considera una broma de mal gusto o una falsa alarma. Cuando la situación se deteriora, ya es tarde para tomar ninguna medida, y las que Nora y Eph proponen (exterminio de los infectados) no se toma ni siquiera en consideración. Por lo tanto, las autoridades ocultan o manipulan información, como suele suceder ante una crisis sanitaria de esa magnitud. Si a ello le añadimos la intervención de un millonario que puede manipular a los medios y los políticos, y que tiene sus propias motivaciones para no evitar el desastre, ya tenemos la conspiración servida.

Abraham Setrakian, el anciano judío, sigue siendo la piedra angular de la trama. Él es quien más conoce sobre los vampiros y en esta entrega vamos a saber por qué. En los interludios de la trama, los autores retroceden al pasado para presentarnos a un Setrakian más joven, prisionero en el campo de exterminio de Treblinka, donde tuvo su primer contacto con los vampiros. Y de ahí, con algunos saltos en el tiempo, vamos a descubrir también cómo se convirtió en cazador.

Un objeto, un libro antiguo y misterioso, va a ser la clave de esta entrega. En él se encuentran las pistas para vencer a los monstruos y todos intentarán conseguirlo. La historia de ese libro y su contenido serán cruciales en la última parte de esta trilogía.

Guillermo del Toro y Chuck Hogan vuelven a jugar con nuestros miedos más profundos y con los mitos asociados a los vampiros. Sus criaturas no tienen afilados colmillos, sino una larga lengua bífida, como un tentáculo, capaz de alcanzar a sus víctimas a dos metros de distancia y succionarles la sangre. Cuando son heridos, de sus cortes mana un líquido blanco y lechoso en lugar de rojo oscuro. Y al morir generan una serie de gusanos que se mueven a gran velocidad para introducirse en otra víctima. Todos esos elementos novedosos hacen que no se trate de una novela de vampiros al uso. Contiene ingredientes originales que demuestran que todavía no está todo escrito sobre esos seres sobrenaturales.

Los personajes están muy convincentes en su papel, y las nuevas incorporaciones – como un antiguo boxeador mexicano o miembros de bandas callejeras que en esta ocasión hacen de buenos – resultan estimulantes. La acción es trepidante, con una prosa fluida y diálogos ágiles que convierten la lectura en una carrera contra reloj, y con una trama completamente absorbente, aderezada con algunos momentos de gran tensión y con giros por completo inesperados.

Oscura consigue superar el listón de su antecesora, Nocturna, y marca las pautas que cerrarán la Trilogía, que se adivina igual de escalofriante.

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miércoles, 14 de septiembre de 2011

La prueba del ángel - Anne Rice

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Ediciones B
Género: Novela
224 páginas


Toby O’Dare, antiguo asesino a sueldo, es enviado por el ángel Malaquías a la Roma del siglo XVI. Allí, un joven languidece víctima de una extraña enfermedad, al tiempo que una casa del vecindario alberga un dybbuk, un espíritu maligno que ha poseído la vivienda.

Mientras Toby desentraña ambos misterios, se enfrentará a fuerzas poderosas que le instarán a reflexionar sobre la condición de los ángeles que le rodean.
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Segunda novela de las Crónicas Angélicas en la que Anne Rice vuelve a hacer que Toby O’Dare, antiguo asesino a sueldo que busca su redención, viaje al pasado, en esta ocasión a la Roma de Miguel Ángel y Rafael, de la Santa Inquisición y del Papa León X, hijo de Lorenzo el Magnífico.

De nuevo narrado en primera persona, el protagonista comienza por su vida actual, en la que se produce un emotivo encuentro con su pasado, y que continúa con una nueva misión encargada por Malaquías. El objetivo es ayudar a un judío que va a ser injustamente acusado de brujería y de asesinato. Curiosamente, los judíos vuelven a ser los destinatarios de la ayuda de Toby, como ya sucediera en el primer libro: La hora del ángel.

En esta entrega van a aparecer una serie de personajes nuevos con mucho potencial: Shmarya, su ángel de la guarda, y Ankanoc, un ser que trata de convencerle de la verdadera naturaleza de aquellos a los que llama ángeles. La discusión que mantienen ambos acerca de la existencia de Dios y de los ángeles es esencial para comprender el proceso de redención de Toby.

En medio de todo ese misticismo y de los alegatos a favor de la Fe, se desarrolla la historia que ha llevado a Toby hasta Roma. Dicha historia es sencilla y de rápida resolución, como si su presencia fuera meramente anecdótica, la excusa perfecta para plantear las cuestiones religiosas y morales que conmueven al protagonista.

Es una lástima que la autora no haya jugado un poco más con el contexto histórico en el que ubica la misión de Toby. Excepto un episodio que acontece en la Florencia de Savonarola (que se narra desde Roma), y alguna mención a los hombres claves del momento, la trama podría haberse desarrollado en cualquier ciudad europea sin que ninguno de sus ingredientes hubiese variado. Eso sí, en una ciudad en la que existieran judíos y en la que estuvieran controlados por las autoridades. En ese aspecto Anne Rice se ha documentado para brindarnos una imagen general sobre su vida cotidiana y sobre las persecuciones y amenazas de las que eran objeto.

Esa parte histórica menos trabajada se refleja especialmente en una planta de nombre ficticio que los personajes tienen en su jardín, un arbusto proveniente de Brasil, un país que por aquel entonces, 1518, ya se había descubierto pero aún no colonizado. Me resulta poco creíble que ya se conociesen las propiedades de la planta en cuestión, que ya se importase a Europa y que creciera en todo su esplendor en un jardín privado de Roma, sin contar con que el propio Toby alega conocerla por haberla visto en su hábitat natural.

En todo caso, queda claro que no es la parte histórica el punto fuerte de esta novela. Dios, la Fe, el amor y la redención son sus ejes principales, con algunas escenas de gran belleza plástica y con cuestiones trascendentales que se dirimen a base de diálogos ágiles y perspicaces.

Anne Rice vuelve a sumergirnos en lo sobrenatural para hablarnos de los ángeles, pero también de algunas presencias diabólicas en una historia cargada de misticismo en la que el amor se revela como la fuerza redentora por antonomasia.

Podéis ver el fantástico booktrailer de la editorial aquí:
http://www.youtube.com/watch?v=Zt3cy48jwyA

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domingo, 11 de septiembre de 2011

El imperio comanche - Pekka Hämäläinen

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Ediciones Península, Enero 2011
Género: Ensayo
728 páginas


Entre los diferentes pueblos indios de Norteamérica y México, los comanches forjaron un auténtico imperio comercial. Una nación nómada, con una flexible estructura económica y guerrera, que opuso feroz resistencia a imperios como el británico y el español, y a naciones como las incipientes Estados Unidos y México.

Desde el sudoeste de Estados Unidos hasta el norte de México, pasando por las grandes llanuras tejanas y la Baja California, los comanches dominaron a las tribus que poblaban su mismo territorio, siendo capaces de aterrorizar a los apaches y, hasta finales del siglo XIX, de resistir el avance del ejército estadounidense con sus colonos.

Esta obra, excepcional, recupera la memoria olvidada de un pueblo, la nación comanche, que fue capaz, hasta su exterminio, de mantener su identidad.

(Sinopsis de la editorial)
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Esta es una historia diferente sobre los indios. Este ensayo habla sobre la expansión y colonización de los comanches, que coexistió en el tiempo con la de los blancos. Citando al autor, “se trata de un relato en el que los indios se expanden, ordenan y prosperan, y los colonos europeos resisten, se repliegan y luchan por sobrevivir”. Ese colonialismo invertido se sostiene sobre una base documental impresionante, de la que el autor da debida cuenta, y está narrado con todo lujo de detalles desde inicios del siglo XVIII, cuando se anota su presencia por primera vez, hasta finales del siglo XIX, cuando fueron definitivamente confinados en las reservas.

Este libro narra la epopeya de un pueblo guerrero y orgulloso que se enfrentó a otras tribus importantes, como los apaches, y que fue haciéndose un hueco en el oeste americano, desbancando a pueblos menos organizados y luchando contra el hombre blanco, primero contra los españoles y luego contra los norteamericanos, o aliándose con él.

Durante más de un siglo dominaron las Grandes Llanuras, aunque no dejaran tras ellos rastro de su presencia: no existen monumentos, ni libros propios, ni ruinas de ningún tipo.

Su hegemonía se basó en su capacidad para adaptarse y aprovechar los recursos, su flexibilidad a la hora de incorporar tecnología y nuevas tradiciones a su cultura, y su sistema de organización, que permitía una respuesta rápida ante cualquier eventualidad.

Basándose en los más recientes estudios sobre territorios fronterizos, el finlandés Pekka Hämäläinen disecciona la historia de los comanches comenzando con su presencia en Nuevo México a comienzos del siglo XVIII, un territorio dominado por los españoles, con quienes unas veces se aliaron, otras se limitaron a comerciar y otras se enfrentaron abiertamente. A partir de ahí, el autor narra cronológicamente el desarrollo de uno de los pueblos más temidos por sus contemporáneos, mostrándonos una visión alejada del indio oprimido a la que estamos acostumbrados.

No hay duda de que se trata de un trabajo muy interesante, riguroso y pormenorizado, con abundantes notas y bibliografía. La prosa es precisa, directa y, pese a su extensión, la lectura es fluida.

Una obra monumental que narra el ascenso y declive de un imperio que forjó el destino de muchos.

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jueves, 8 de septiembre de 2011

Los herejes de Oxford - S. J. Parris

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Grijalbo, Junio 2011
Género: Novela
458 páginas


Siglo XVI. Giordano Bruno, astrónomo y filósofo, llega a la Universidad de Oxford para asistir a un debate sobre sus nuevas teorías cosmológicas. La ciudad universitaria es un hervidero de secretos e intrigas relacionadas con las luchas entre protestantes y católicos.

Poco después de su llegada tiene lugar un crimen atroz y Giordano Bruno se verá inmerso en una peligrosa investigación para esclarecer los hechos.
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Isabel I de Inglaterra ascendió al trono en el año 1558, tras la muerte de su hermanastra María I. Ambas eran hijas de Enrique VIII, famoso por decapitar a sus esposas. María I, como nieta que era de los Reyes Católicos, abolió las reformas religiosas de su padre e instauró el catolicismo como religión oficial. Las persecuciones que se llevaron a cabo contra los protestantes bajo su reinado le valieron el sobrenombre de María la Sanguinaria.

A su fallecimiento el proceso fue el inverso. Isabel I instauró el protestantismo como religión oficial, deseosa de alejarse de la influencia de Roma, y la persecución fue en este caso contra los católicos, sólo que ella fue conocida como La Reina Virgen o La Buena Reina Bess, cosas de la Historia y de quienes la escriben.

Los ingleses, o al menos aquellos que contaran con algún tipo de poder o influencia, se vieron obligados a firmar el Acta de la Supremacía, por la que se reconocía la supremacía de la corona sobre la iglesia anglicana. Aquellos que se negaron debieron partir para el exilio y los que continuaron practicando el catolicismo en la clandestinidad fueron duramente perseguidos y castigados. De aquellos tiempos son muchos de los escondites disimulados en el interior de las mansiones inglesas para esconder a los perseguidos.

Esta novela se desarrolla en los años ochenta del siglo XVI en la Universidad de Oxford, y la trama tiene mucho que ver con los hechos que acabo de mencionar. Los profesores, que a fin de cuentas eran quienes iban a forjar a los gobernantes del mañana, estaban continuamente sometidos a vigilancia para detectar cualquier desviación de componente religioso que pudiera poner en peligro la estabilidad del reino.

Y ahí es donde va a aterrizar Giordano Bruno, ex religioso, filósofo y astrónomo italiano, peleado por igual con católicos y protestantes. Con los católicos por leer libros prohibidos (la Inquisición le seguía la pista), con los protestantes de Calvino por atreverse a poner en entredicho algunas de sus teorías, y con todos en general por sus atrevidas afirmaciones acerca del funcionamiento del cosmos, de la infinitud del Universo y del heliocentrismo defendido por Copérnico, que establecía que los astros giraban alrededor del sol y no al revés. Sus teorías y su arrogancia lo llevarían a la hoguera en el 1600, pero mientras tanto fue un personaje controvertido donde los haya, que llegó a Inglaterra como embajador del rey francés en 1583 y poco después a Oxford para impartir algunas clases sobre sus teorías cosmológicas.

La atmósfera que compartió con sus contemporáneos durante su estancia en Oxford no debió ser muy distinta a como nos la describe S.J. Parris en esta novela. Los protestantes desconfiaban de él porque, en definitiva, era un católico, por mucho que se hubiese alejado de los hábitos y se hubiese puesto precio a su cabeza. Y los católicos, que aún quedaban algunos, por la traición a sus principios y por su proximidad política con los protestantes. Y él, a quien le daba igual cómo quisieran llamar a Dios, sólo vivía para su ciencia y para su trabajo y su única ambición era demostrar sin ningún género de duda que sus postulados eran ciertos.

La autora narra esta historia en primera persona y es la voz del propio Giordano Bruno quien nos la cuenta. Sus inicios en el seno de la comunidad religiosa de los dominicos y de cómo huyó de allí al ser descubierto leyendo libros prohibidos en el escusado, para pasar directamente a Londres en el año 1583, a punto de dirigirse hacia Oxford. Por si la historia de su estancia en la prestigiosa universidad no fuese ya lo bastante atractiva, la autora introduce una serie de crímenes como reclamo, que la prestigiosa y analítica mente del italiano se encargará de resolver.
El ejercicio no carece de interés. Por un lado tenemos una atmósfera real con los problemas religiosos de la época y unas teorías científicas que, aunque no del todo desarrolladas, ilustran muy bien por dónde iban los tiros en cuanto a la vertiente científica del personaje. Por el otro tenemos una trama de suspense al más puro estilo policíaco, con asesinatos macabros, conspiraciones y algún lío de faldas. El cóctel, créanme, no carece de atractivo.

El inicio resulta un tanto confuso, ya que en una sola escena se nos presentan casi todos los personajes que van a desfilar por el libro. Hasta que uno averigua quién es quién, y el puesto que ocupa en la universidad, cuesta un poco ubicarse. Pero, como las intrigas no cesan de sucederse unas a otras, nos vemos arrastrados por la trama cuyo suspense va in crescendo a medida que se suceden las páginas.

La resolución del misterio puede resultar un tanto simple, según el gusto de cada lector, pero no hay duda de que el entramado está muy trabajado y que la ambientación es exquisita. Los personajes son coherentes y los diálogos ágiles. Todos esos ingredientes perfilan una novela dinámica y entretenida, una recreación histórica cuidada al detalle que nos transportará al ambiente opresivo de una universidad en la que lo más peligroso es lo que piensas.
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martes, 2 de agosto de 2011

Gala Placidia - Rufino Fernández

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


Edhasa, Noviembre 2010
Género: Novela
576 páginas


El Imperio romano, dividido en dos, se enfrenta a la amenaza de los bárbaros. Gala Placidia, asiste desde Roma al derrumbe del Imperio y a la ineptitud de su hermano Honorio, el emperador, y a la ambición de Olimpio, su consejero. Y en Constantinopla las cosas no son muy distintas.

Enamorada del general Estilicón, tratará de inmiscuirse en los asuntos de Estado para conseguir el poder que tanto ansía.

Mientras tanto, los godos, al mando del rey Alarico, se preparan para asaltar la ciudad de las siete colinas y destruir un Imperio ya debilitado. A raíz de su campaña, Gala Placidia se convertirá primero en rehén de los bárbaros y luego en esposa de Ataúlfo, sucesor de Alarico, con quien vivirá en Barcelona.
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En La sombra del mercenario (2007) Rufino Fernández nos aproximaba a la figura de Aníbal. En esta ocasión, sin abandonar la época romana, viaja varios siglos hacia delante para hablarnos de Gala Placidia. Bien pueden parecer los dos extremos de la historia de un imperio, y es que hablar de Gala Placidia es hablar de los últimos años de Roma.

Tras la muerte de Teodosio I el Grande, que convirtió el catolicismo en religión oficial, dejó el Imperio nuevamente dividido en dos para contentar a sus dos vástagos: Honorio y Arcadio, a cuál más inútil. Ya era larga la tradición de emperadores mediocres y si Teodosio se ganó el sobrenombre de “el Grande” fue en gran medida gracias a su relación con el catolicismo, que llegó a nombrarlo Santo. Lejos quedaban los tiempos de Julio César o de Octavio Augusto, o incluso la Roma de la República que brilló durante decenios sobre el Mediterráneo. Y a la bestia herida le salieron numerosas pulgas en forma, especialmente, de godos rubios y salvajes. Pocos años faltaban para que Atila y los hunos le dieran el golpe de gracia final a un Imperio que, para entonces, ya estaba muerto, dominado por las luchas intestinas y la ambición de un puñado de ineptos.

Rufino Fernández nos traslada a esos años, a comienzos del siglo V, cuando aún no estaba todo perdido y quedaban hombres de la talla del general Estilicón para guardar las puertas. Pero el héroe fue barrido por la ambición y la falta de miras de Honorio, y dejó el camino libre a Alarico y Ataúlfo, los reyes godos que mantuvieron en jaque a todo el Imperio.

Así como los hombres eran una sombra de aquellos que les habían precedido, no sucede lo mismo con las mujeres. Gala Placicia en Occidente y Pulqueria en Oriente iban a determinar el destino de muchos. ¡Qué emperadores se perdió Roma porque nacieron mujer! Y no olvidemos a Flavia Serena, la esposa del general caído en desgracia, que maniobró sin escrúpulos para situar en el trono a alguno de sus tres hijos.

En ese colorista entramado de traiciones e intrigas, Rufino Fernández nos muestra el ocaso de un gigante de la mano de aquellos que lo protagonizaron. Con un estilo diáfano y directo, nos relata los avatares de Gala Placicia y de Honorio, de Estilicón y Alarico, de Flavia Serena, de Pulqueria, y de otros muchos.

Gala Placidia, una joven caprichosa y consciente de sus virtudes, aprovecha éstas al máximo para tratar de maniobrar en la corte, moviéndose tras las sombras del trono y tratando de esquivar al consejero de su hermano: Olimpio, un ser rastrero y miserable por el que el lector siente una antipatía inmediata que no tarda en convertirse en odio. Todos tratan de hacerse con el poder de la forma que sea y para ello no dudan en recurrir a todo tipo de artimañas.

Y de fondo ese catolicismo que casi acaba de convertirse en la religión oficial del Imperio y que cuenta con varias corrientes de pensamiento. La facción que mejor sepa arrimarse a los poderosos de turno, será la que termine prevaleciendo sobre las demás y legando a la posteridad su propia visión de la fe.

La imagen que transmite la novela es de una decadencia absoluta, de una contaminación malsana que va corroyendo las entrañas del Imperio. El lector no puede dejar de alinearse en el bando de Alarico, el rey godo, uno de los pocos grandes hombres que parecen hollar aquella tierra. Pero la lepra que viene de Roma también envenena a aquellos que se enfrentan a ella, que también padecerán sus propias intrigas y sus propias traiciones.

Esta novela es un magnífico retrato de aquella época y de aquellos sucesos, narrada con fluidez, con amenidad y con ritmo. Se acompaña de un árbol genealógico, y de mapas y planos muy útiles para situarse en el espacio. Prima sobre todo la acción, y el escenario se perfila gracias a los diálogos de los personajes. No hay espacio para las descripciones pormenorizadas o las reflexiones intimistas. Los protagonistas son los hechos, algunos de gran belleza épica – como el final de Estilicón o el entierro de Alarico –, y son ellos los que nos hablan del final de una era.

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jueves, 21 de julio de 2011

La reliquia de Rasputín - William Valtos

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


La Factoría de Ideas, Febrero 2011
Género: Novela
384 páginas



En un pueblo de Pensilvania se descubre una mano cercenada en perfecto estado de conservación, guardada en una caja de seguridad que no se ha abierto en cincuenta años. Junto a ella, escrita en antiguo eslavo, una nota asegura que se trata de la mano derecha de Rasputín.

Todos los que entran en contacto con ella empiezan a morir misteriosamente y el comisario Víctor Rhostok se encargará de una investigación que deberá enfrentarse a las más arraigadas supersticiones rusas.
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Sin duda la figura de Rasputín es una de las más controvertidas de la historia del siglo XX. En torno a él se han tejido infinidad de leyendas, en muchos casos condicionadas por los datos que sobre él legaron a la posteridad sus enemigos. Y es que de éstos tenía muchos, según comenta el autor de esta novela. Los generales le odiaban por su pacifismo, los ricos porque tomó partido por los pobres, los conservadores porque apoyó los derechos de los judíos, la Iglesia porque representaba una amenaza para su poder, los políticos por su influencia a la hora de nombrar cargos y la nobleza por la proximidad que tenía con la familia real.

Para averiguar qué hay de cierto y qué de leyenda en torno a su figura habría que hilar muy fino y cribar toda la información que hay sobre él legada por sus contemporáneos. De lo que no hay ninguna duda es que se trataba de un personaje singular. Nacido en el seno de los mujik, campesinos pobres, ya destacó durante su infancia como adivino y curandero y llegó a disfrutar de la confianza de la familia del zar, especialmente de la zarina, a cuyo hijo Alexei parece que salvó la vida en varias ocasiones.

Fue el hombre más poderoso de su tiempo y se granjeó no pocos enemigos que, finalmente, acabaron con su vida. Pero hasta en eso fue excepcional. Tras sobrevivir a una gran dosis de cianuro suministrada por los conspiradores, que lo dieron por muerto, le dispararon en el pecho, pero tampoco acabaron con él. Se levantó y tras agarrar por el cuello a su verdugo salió de la casa. Un experto tirador le disparó en dos ocasiones y falló, y la tercera bala le dio en la cabeza. Le aplastaron el cráneo a golpes, lo envolvieron en una alfombra y lo tiraron al río helado. Dos días más tarde, cuando su cadáver se recuperó de las aguas, se determinó que había perecido ahogado.

Parece que la figura de Rasputín, según comenta el autor al final de libro, está siendo objeto de revisión en Rusia, y que algunos sectores están barajando la posibilidad de su canonización en el 2016, cuando se cumplan cien años de su muerte.

Pues bien, ese fascinante y controvertido personaje es el que William Valtos ha elegido como punto de partida para tejer un thriller ambientado en la actualidad, en una zona de Pensilvania en la que habitan comunidades de rusos llegados de su país durante el primer cuarto del siglo XX para trabajar en las minas. La zona, empobrecida tras el abandono de los yacimientos, conserva el espíritu y las supersticiones de aquellos que la poblaron y los descendientes mantienen casi intactas las tradiciones que heredaron de las primeras generaciones que se asentaron allí.

Es en ese ambiente donde se inicia la trama de esta novela, cuando una serie de misteriosas muertes aparecen ligadas a la aparición de una mano cercenada en el interior de una caja de seguridad que, presuntamente, lleva cerrada más de cincuenta años. La incorruptibilidad del miembro da lugar a una serie de teorías que poco a poco van a ir perfilándose en torno a la figura del Monje Loco.

A medida que transcurre la historia, el autor va proporcionando datos sobre la vida y obra de Rasputín, y llevando a cabo una revisión del personaje de lo más sugerente. Ese aspecto es probablemente el más interesante de la novela, sin desmerecer el thriller en cuestión, que cuenta con los ingredientes necesarios para mantenernos pegados a sus páginas.

El protagonista, un jefe de policía ruso de segunda generación, se pone al frente de una investigación que no cuenta con el apoyo de las autoridades, al haberse diagnosticado como muertes por causas naturales. No obstante, la similitud entre los fallecimientos, la relación que unía a las víctimas y el escaso margen de tiempo que hay entre ellos, despiertan las sospechas de un hombre suspicaz por naturaleza. Esa desconfianza, adquirida gracias a su historia personal, resulta esencial para justificar sus motivaciones.

La novela cuenta con otros personajes interesantes, como el episkop, el obispo de la comunidad, una especie de sucesor de Rasputín con ciertas dotes curativas, o como algunas de las víctimas, miembros durante la Segunda Guerra Mundial de la 101ª División Aerotransportada. Todos ellos forman parte de una comunidad cerrada y supersticiosa, y de una trama que va adquiriendo cierto tinte de sobrenatural en algunos de sus pasajes.

William Valtos ha construido una historia apasionante, con grandes dosis de misterio y suspense y con algunas pinceladas de la historia rusa de los primeros años del siglo XX. Muy recomendable.
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lunes, 11 de julio de 2011

En el país de la nube blanca - Sarah Lark

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


Ediciones B, Abril 2011
Género: Novela
752 páginas


Inglaterra, 1852. Dos mujeres emprenden un viaje hacia Nueva Zelanda para contraer matrimonio con unos hombres a los que no conocen. Helen es una institutriz y ha respondido a la petición de un granjero, y Gwyneira, de origen noble, viaja con su futuro suegro, un barón de la lana, para desposar a su hijo.

Ambas se conocerán durante la larga travesía y entablarán una amistad que perdurará una vez lleguen a su destino, a pesar de la enemistad y el odio que existe entre las dos familias que van a acogerlas.
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La fascinación de Sarah Lark por Nueva Zelanda proviene de sus años trabajando como guía turística. Ahora, esa fascinación le ha llevado a escribir una novela ambientada en esos paisajes de ensueño y el resultado se ha convertido en un gran éxito de ventas en Alemania. Con más de un millón de ejemplares vendidos, esta espectacular saga llega a nuestro país de la mano de Ediciones B.

La colonización de Australia y Nueva Zelanda se efectuó de forma diferente. La primera fue poblada por los desechos de la sociedad británica: prostitutas, ladrones, mendigos y todo tipo de delincuentes. Nueva Zelanda, sin embargo, fue colonizada por ciudadanos con ganas de hacer fortuna. La caza de ballenas y focas, la ganadería o la búsqueda de oro fueron las grandes oportunidades para todos aquellos que se arriesgaron a un viaje largo y no exento de peligros hacia una tierra desconocida y misteriosa. Aquella tierra, con una población indígena compuesta por maoríes, era pacífica e inmensa.

La acción de la novela se inicia a mediados del siglo XIX, en Inglaterra, cuando dos mujeres de muy distinto origen deciden viajar hasta Nueva Zelanda con un mismo objetivo: contraer matrimonio. Una de ellas, una institutriz, deberá hacerse cargo de seis huérfanas cuyo destino es entrar al servicio de algunas de las familias que habitan en la isla. La segunda, de origen noble y cuya familia se dedica a la cría de ovejas, contraerá matrimonio con el hijo de un barón de la lana neozelandés. Para ambas es una oportunidad única de mejorar su futuro, aunque luego nada resulte tan fascinante como habían imaginado.

Nueva Zelanda estaba escasamente poblada, y la escasez de mujeres era un problema. Para solventarlo y con ello aumentar el número de habitantes, se organizaron lo que podríamos denominar “caravanas de mujeres”. Jóvenes educadas y honradas fueron enviadas allí para contraer matrimonio con los colonos, una práctica que no fue exclusiva de aquella isla.

Tras un largo y azaroso viaje, las dos protagonistas llegan por fin a su destino y se enfrentan a una realidad que dista mucho de sus expectativas. Los núcleos urbanos son pequeños y de difícil acceso desde el puerto, las comunicaciones son lentas y laboriosas, y las distancias enormes. Ambas deberán afrontar su nuevo destino con la mayor entereza posible y en el caso de Helen, la institutriz, resulta aún más duro. Su vida en Londres, alejada de cualquier trabajo manual, dista mucho de su nueva existencia, en la que deberá cocinar, ordeñar, cuidar del ganado, limpiar y realizar cualquier tarea en el hogar o en el campo. La adaptación es dura, casi cruel, y el lector no puede sino compadecerse de las mujeres que, como ella, se convirtieron sin remedio en mulas de carga para unos maridos que lo único que deseaban era una descendencia numerosa que los ayudara con el ganado.

En esta novela las protagonistas son las mujeres, Helen y Gwyneira en primer lugar, pero también las seis niñas huérfanas que llegan con ellas y a las que no llegaremos a perder de vista. Sus vidas quedan estrechamente unidas por los lazos de la amistad y la vecindad, pero también por el profundo odio que se profesan las dos familias en las que han entrado a formar parte. Esa circunstancia va a ser esencial en algunos momentos de la novela, y va a marcar la trayectoria de algunos de sus personajes, especialmente en la segunda mitad del libro.

Sarah Lark ha realizado un excelente trabajo de documentación, que se refleja en la cría del ganado, en las relaciones con los indígenas, en las costumbres de los colonos, en la forma de vida casi fronteriza de los asentamientos y en la descripción de aquellos enormes paisajes abiertos, de un verde esmeralda que parece sobresalir de sus páginas.

A pesar de su extensión – 750 páginas – la trama consigue engancharnos desde el inicio y mantenernos expectantes pegados a ella. Los personajes tienen carisma, la ambientación es excelente, las subtramas son intrigantes y la tensión dramática equilibrada. Historias de amor y celos, de amistad y traición, de lucha y rebeldía… todo tiene cabida en esta saga que, al parecer, tiene prevista otras dos entregas en el futuro.

Con esta espectacular novela, Sarah Lark nos invita a un fascinante viaje hacia una tierra desconocida y cautivadora.
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martes, 5 de julio de 2011

Una diosa para el rey - Mari Pau Domínguez

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Grijalbo, Mayo 2011
Género: Novela
430 páginas


Salamanca, 1543. Felipe de Habsburgo está a punto de casarse con su prima María Manuela de Portugal. El joven, de dieciséis años, debe cumplir con su deber como hombre de Estado, pero no está dispuesto a renunciar a su amante Isabel de Osorio, dama de compañía de sus hermanas.

A lo largo de los quince años que duró su relación, Isabel de Osorio permaneció junto al monarca en sus dos matrimonios concertados, el segundo con la reina inglesa María Tudor.
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Mari Pau Domínguez regresa al siglo XVI y a la figura de Felipe II en esta nueva novela. En ella, a diferencia de las dos anteriores (El diamante de la reina y La casa de los siete pecados), la autora se centra en la juventud del monarca y comienza en el instante en que éste tiene dieciséis años, es amante de Isabel de Osorio y está a punto de contraer matrimonio con su prima portuguesa, María Manuela, una joven de su misma edad y poco agraciada físicamente.

La autora nos presenta a un joven impulsivo y con carácter, controlado por un padre, el emperador Carlos V, que pese a la distancia – se encuentra en Flandes – es capaz de regir su destino y de impartir una serie de instrucciones que deben ser seguidas por su primogénito. Esa omnipresencia está presente en todo momento y el emperador es puntualmente informado de todos los pasos del joven, al que no duda en llamar la atención cada vez que piensa se ha desviado del camino que le ha sido marcado. El hecho llama poderosamente la atención si tenemos en cuenta que esa velocidad de reacción tiene lugar en pleno siglo XVI, con las consabidas dificultades de comunicación entre puntos tan distantes.

La trama gira en torno a la figura de Isabel de Osorio, amante de Felipe II durante quince años, y alrededor de su historia de amor va a moverse todo lo demás. Las largas ausencias de Felipe II, primero de viaje por Europa, luego en Inglaterra para contraer su segundo matrimonio con María Tudor, y siempre atareado con asuntos de Estado, van a caracterizar su apasionada relación.

La mujer, convencida de que en algún momento se convertirá en su esposa, permanecerá a su lado hasta el último instante, siendo testigo de la evolución del hombre al que ama, que acabará convertido en rey y, sobre todo, en un hombre de Estado, que antepondrá los intereses de su reino a cualquier consideración personal. Esa evolución queda magníficamente expuesta a lo largo de la novela y cuando Felipe II se ciñe al fin la corona ya no queda nada en él que recuerde al joven que retozaba entre las sábanas con su amante o que eludía sus deberes para pasar unos días con ella.

Una diosa para el rey es, sobre todo, una novela de amor, del amor entre Isabel de Osorio y Felipe II, pero también del amor que a la mujer le profesaba Diego Pisador, un músico de la época por el que Isabel llegó a sentir verdadero afecto. Todo lo demás, la política, la Corte, el arte… queda supeditado a ese romance.

Con un estilo casi poético y una ambientación magnífica, Mari Pau Domínguez nos desvela a una mujer prácticamente olvidada por la historia, una mujer que vivió a la sombra de uno de nuestros monarcas más universales, que sufrió y amó sin medida y que supo mantenerse al margen cuando las circunstancias así lo exigieron. Una historia conmovedora.
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jueves, 30 de junio de 2011

Historia torcida de la literatura - Javier Traité

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/


Principal de los Libros, Noviembre 2010
Género: Ensayo - Divulgación
350 páginas


A pesar de todo lo que nos han hecho creer, la literatura no es aburrida y los libros no sirven únicamente para decorar estanterías o calzar mesas. La historia de la literatura está llena de novelas increíbles y autores inclasificables, vidas que superan la ficción y anécdotas desternillantes.

Javier Traité, librero de profesión y vocación, nos habla de estos autores y de sus obras como nadie antes se había atrevido. Con ironía y desenfado, con una inmensa cultura y un inagotable sentido del humor, recorre la historia de la literatura desde mucho antes de la invención de la imprenta hasta nuestros días. La épica de Gilgamesh, la Biblia, Shakespeare, El Quijote, Los miserables, Kerouac, Unamuno y muchísimos más tienen cabida en esta obra que es, por encima de todo, una divertida celebración de las letras.

(Sinopsis de la editorial)

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Explicar la Historia de la Literatura puede parecer así, a grandes rasgos, poco menos que una condena con varios sesudos volúmenes como grilletes. ¿Interesante? Sin duda. ¿Aburrida? Probablemente.

Javier Traité ha sabido extraer lo más suculento del tema y narrarlo de la forma más amena posible, y el resultado es este trabajo. Desde las tablillas sumerias hasta el siglo XX, el autor realiza un recorrido por la Literatura a través de obras o autores representativos de cada período, haciendo especial hincapié en aquellos que destacan por el carácter de sus trabajos o por su personalidad.

De forma rigurosa y al mismo tiempo entretenida, ese recorrido está salpicado de anécdotas, ironía y sentido del humor, y esa forma de exponer lo que a priori podría parecer un asunto farragoso, se transforma en una aventura divertida y enriquecedora. Como muestra, aquí van los títulos de algunos capítulos: Promotores del empanamiento; El amanecer de los golfos; Góngora y Quevedo: hostias en verso por las calles de Madrid; El hombre que no amaba el gazpacho; El último golfo de París

Es posible que el lector no esté de acuerdo con todas sus afirmaciones, aunque seguramente coincidirá con la mayoría de ellas, pero es innegable que el autor sabe argumentar sus opiniones, y que en muchas ocasionas incita a la lectura o re-lectura de algunos de los clásicos que nombra.

A pesar del tono desenfadado de la obra, Javier Traité es capaz de transmitir la pasión por los libros, y recordarnos a algunos grandes autores ya casi olvidados o descubrirnos pequeños tesoros.

Una magnífica obra en la que la cultura y el sentido del humor caminan de la mano. No se la pierdan.

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miércoles, 8 de junio de 2011

Los recolectores de suicidas - David Oppegaard

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/



La Factoría de Ideas, Febrero 2011
Género: Novela
254 páginas


La Desesperación lleva más de cinco años asolando el planeta, cuyos habitantes mueren por su propia mano. Tras cada fallecimiento, un misterioso grupo acude para llevarse el cadáver: los recolectores de suicidas.

En un pequeño pueblo de Florida, un hombre llamado Norman y su vecino Pops son los únicos supervivientes. Hasta ellos llega el rumor de que en Seattle se está congregando una gran población y que un científico estudia una cura para la Desesperación.

Ambos deciden aventurarse en un viaje que les hará recorrer el país y les obligará a enfrentarse a las terribles consecuencias de un mundo dominado por la muerte.
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Al adentrarse en esta novela, el lector descubre con regocijo que en realidad no está todo escrito, que aún hay autores capaces de asombrarnos con una historia original e inteligente. Ése es el caso de David Oppegaard con Los recolectores de suicidas, su primera obra publicada, y nominada al premio Bram Stoker.

La historia se ambienta en un mundo post-apocalíptico, cinco años después de que se haya iniciado la Desesperación, un fenómeno que ha llevado a miles de millones de personas al suicidio. La idea de por sí ya resulta escalofriante. Si a ello le añadimos a una serie de personajes ataviados con túnicas negras, que aparecen cuando alguien se ha quitado la vida para llevarse su cadáver, tenemos un punto siniestro que pone los pelos de punta.

David Oppegaard comienza su historia en un pueblecito de Florida, donde sólo sobreviven tres personas de las más de cuatro mil con las que contaba. La sensación de soledad y vacío es abrumadora mientras el protagonista deambula por una población fantasma, cuyos edificios comienzan a mostrar los signos del declive y el abandono.

Cuando los supervivientes decidan marcharse hacia el norte, esa sensación los acompañará durante el camino, por unas carreteras a veces intransitables debido a los vehículos colisionados contra árboles, medianas o cualquier otro obstáculo. Y allá por donde pasen no hallarán sino pueblos y ciudades prácticamente deshabitadas. Nadie está libre de ser el siguiente, de sucumbir a la Desesperación y acabar con su vida. El autor llega a involucrar de tal forma al lector en la trama, que no deja de preguntarse si alguno de los protagonistas se convertirá en el próximo suicida, atento a sus reacciones, a sus palabras, a las situaciones que atraviesan.

Norman, el protagonista, es un hombre sencillo que sin quererlo se convierte en un héroe, en un referente. Abrumado por una realidad terrorífica, se pondrá en marcha para buscar la cura que se encuentra, según los rumores, en Seattle. Ese viaje sirve al autor para explorar la naturaleza humana a través del modo de afrontar la situación por parte de algunos sectores de la población: desde sectas religiosas, hasta comunidades organizadas para ayudarse unos a otros, pasando por rincones dominados por los instintos más primitivos.

El final de la historia resulta un tanto ambiguo, casi un misterio, pero ese detalle no le resta méritos a esta estupenda novela, inquietante, original y sorprendente, que tiene cierto aire a algunas obras de Stephen King.
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sábado, 4 de junio de 2011

La fragua de Vulcano - Diego Velázquez

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Arte - por Pilar Alonso




1630, óleo sobre lienzo, 223 x 290 cm, Museo del Prado (Madrid)
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Ese que ven a la izquierda con aspecto angelical es en realidad un chivato de mucho cuidado. Y el de poblado bigote que se lo mira con cara de pocos amigos representa a Vulcano (Hefesto en la mitología griega). El chivato, que no es otro que el dios Apolo, le está contando al herrero, delante de sus empleados (los Cíclopes), que su adorada esposa Venus está liada con Marte, dios de la guerra.

Para que la situación resulte aún más humillante, parece ser que la armadura que están forjando es precisamente para Marte, que digo yo si después de esto a Vulcano no se le pasó por la cabeza hacerla de papel de aluminio.

Vulcano, dios del fuego y la metalurgia, fue arrojado del Olimpo por haber nacido deforme y, al caer a la Tierra, se rompió además una pierna. Pese a su cojera y a su escasa belleza, se casó con Venus, la más hermosa de las diosas. Al parecer fue Júpiter quien le concedió su mano como recompensa por la edificación del palacio en el Olimpo.

De sus manos salieron los rayos de Júpiter, el tridente de Nepturno o el carro solar de Apolo, que ya vemos supo devolverle el favor, amén de escudos y armaduras para todos los héroes de la mitología. Y fabricó para su mujer las joyas más exquisitas, entre ellas un cinturón que al parecer la hacía aún más irresistible.

Tras conocer la infidelidad de Venus, Vulcano tejió una red casi invisible para atrapar a los amantes hasta que accedieran a dejar de verse, una red de la lograron finalmente evadirse.

El episodio en el que Vulcano conoce el adulterio de su mujer es el que Velázquez representó en esta pintura. En ella dotó a los dioses de apariencia humana, hombres musculosos y sudados trabajando el metal a grandes temperaturas. Así, la escena se nos antoja próxima, cotidiana, una visión muy distinta de los pintores italianos, que tendían a idealizar a sus personajes.

El cuadro, pintado en 1630 durante su primer viaje a Italia, perteneció a la colección privada de Felipe IV y sucesores hasta 1819, año en el que fue trasladado al Museo del Prado, donde hoy se puede visitar.


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