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jueves, 17 de marzo de 2011

Oficial y confidencial - Anthony Summers

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Anagrama, 1995
Género: Ensayo
615 páginas


Durante cuarenta y ocho años – desde 1924 a 1971 – John Edgar Hoover fue director del todopoderoso FBI. Hasta ocho presidentes, republicanos y demócratas, se sucedieron bajo su mandato, y ninguno de ellos osó destituirlo.

Fue uno de los hombres más amados y más odiados de la historia reciente de los Estados Unidos. Sus expedientes oficiales y confidenciales incluían todo tipo de información acerca de miles de ciudadanos estadounidenses, especialmente de políticos, y de ellos se sirvió durante años para mantenerse en el cargo y obtener todo tipo de favores.

Anthony Summers, tras varios años de exhaustiva investigación y más de ochocientas entrevistas, revela en este libro los aspectos más oscuros de la vida de uno de los personajes más fascinantes del pasado siglo XX.
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El pasado 8 de noviembre se cumplían 50 años de la célebre noche electoral que enfrentaba a Kennedy y a Nixon. Para conmemorar la fecha, Anagrama recordaba uno de los títulos de su catálogo: Oficial y confidencial, de Anthony Summers.

En esta obra, mezcla de crónica y biografía, el autor desvela la faceta menos conocida de John Edgar Hoover, que fuera Director del FBI durante cuarenta y ocho años. Su homosexualidad más o menos encubierta, sus delirios de grandeza, sus paranoias y su impresionante ego, sin olvidar sus tratos con la Mafia, el acoso al que sometió a Martin Luther King o el modo en que chantajeó y extorsionó a políticos y periodistas a lo largo de su carrera.

El libro es absolutamente fascinante, un recorrido por los sucesos y protagonistas de la parte central del siglo XX y cómo el FBI evolucionó a lo largo de esos años para convertirse no sólo en un organismo dedicado a la lucha contra el crimen, sino especialmente en un aparato de espionaje a gran escala. Y ese proceso se llevó a cabo de la mano de J. Edgar Hoover, el hombre más poderoso de su tiempo.

Desde que accediera al cargo en 1924 bajo la presidencia de Calvin Coolidge hasta su muerte durante la de Richard Nixon, todos los presidentes quisieron deshacerse de él en uno u otro momento, y ninguno de ellos se atrevió. Le temían demasiado, según reconocieron durante el curso de la investigación las personas allegadas a todos ellos. Hoover disponía de todo tipo de información sobre los personajes públicos de cierta notoriedad: líos de faldas, negocios turbios, relaciones poco recomendables… y hacía saber a todos ellos que disponía de ella cada vez que convenía a sus planes, de tal modo que nadie osaba contradecirle por miedo a ver su nombre en la prensa. Pero su influencia llegaba más allá. Valiéndose de las mismas armas, muchos de los periódicos más importantes publicaban exclusivamente lo que él quería, sobre todo en las primeras décadas, y esa tendencia consiguió encumbrarle como a un ídolo frente a las masas, que veían en él la encarnación del espíritu americano, el único capaz de salvaguardar sus libertades frente a la amenaza del comunismo.

El ejemplo más claro del miedo que provocaba en cuantos le rodeaban queda patente en lo que sucedió el día de su muerte, el 2 de mayo de 1972. Apenas habían transcurrido tres horas desde que se había descubierto su cadáver en el dormitorio de su casa, cuando una veintena de hombres trajeados estaban vaciando el domicilio, tratando de poner a salvo los expedientes personales y confidenciales que se suponían en su poder, muchos de los cuales al parecer fueron destruidos por su secretaria y su pareja.

Esta obra es un trabajo de desmitificación completo. Lo bueno que se dice de Hoover ocuparía tres páginas de las más de seiscientas que contiene. En ella se nos habla del trato que daba a los agentes que se desviaban de las estrictas normas dictadas por él – el sobrepeso, por ejemplo, cuyo castigo era el traslado forzoso a las zonas más inhóspitas del país, como Alaska -; de cómo fue forjando su propia leyenda tergiversando datos o haciendo que escribieran artículos o biografías acerca de su persona y sus logros; de sus relaciones amistosas con algunos millonarios tejanos que pagaban sus vacaciones o de sus días en los hipódromos, apostando una fortuna a los caballos; de su homosexualidad y su relación con Clyde Tolson, su pareja de toda la vida, las fiestas sexuales o las sesiones de travestismo; de sus tratos con la Mafia; de su misoginia, que no sólo le impedía aceptar a agentes de sexo femenino, sino que incluso prohibía a las secretarias llevar pantalones, ni siquiera en invierno; de su exacerbado racismo, que lo llevó a espiar y acosar a Martin Luther King, y cuya investigación de asesinato se ocupó de entorpecer, igual que hiciera con el de Jonh Fitzgerald Kennedy – su odio hacia la familia Kennedy era legendario-. Todas esas cuestiones más o menos oscuras son las que se nos muestran en esta obra, apoyadas por testimonios de antiguos ex agentes, periodistas, amigos, mafiosos y políticos de todo signo. Y el retrato que nos ofrecen del personaje dista mucho de ser halagüeño.

Pese a la abundancia de dichos testimonios, el ritmo de lectura es ágil. El autor ha sabido introducirlos con criterio, apoyándose en ellos y utilizándolos para sustentar sus afirmaciones o sus hipótesis. Ante la falta de elementos positivos, el lector puede preguntarse si el libro de Summers es una visión sesgada de la vida de Hoover, de la que nada o casi nada bueno puede extraerse, una recreación de los aspectos más sórdidos de su carrera. Sin duda es así. El autor pretende con ello desvelar los secretos que rodearon la vida de un personaje que durante décadas fue considerado un héroe por la mayor parte de sus compatriotas, y el libro cumple con creces su cometido.

Pero lo más curioso de todo ello es comprobar que la mayoría de sus coetáneos no eran mucho mejores que él. En este trabajo aparecen los trapos sucios de casi todos los presidentes, de personajes públicos y de periodistas, que eran víctimas de la extorsión precisamente porque tenían muchas cosas que esconder. Aunque en algunos casos se inventaba la información para perjudicar a alguien en concreto – por no haber podido encontrar nada digno de reprocharle – lo cierto es que casi todos ellos escondían secretos que, de haber visto la luz, habrían acabado con sus respectivas carreras. Y ese miedo fue el arma de la que se valió Hoover para continuar ocupando su cargo incluso después de que llegara la edad de su jubilación.

Oficial y confidencial es una historia apasionante que se lee sin respiro y un gran trabajo de investigación, sugerente y provocador.
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martes, 5 de octubre de 2010

El príncipe de los ahorcados

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Apuntes - por Pilar Alonso.


Así fue como apodó la prensa de la época a George Maledon (1830-1911), el verdugo oficial del juez Parker en Fort Smith, estado de Arkansas. Durante los veintidós años que permaneció en el cargo, ahorcó a más de sesenta reos y se vio obligado a disparar a otros cinco que trataban de huir.

En ocasiones procedía a ejecuciones múltiples, la mayor de las cuales se produjo el 3 de septiembre de 1875, día en el que iban a ser colgados seis hombres – tres blancos, dos nativos americanos y un negro-. Y como el morbo no tiene ni edad ni nacionalidad, el acontecimiento se convirtió en todo un espectáculo, con periodistas venidos desde St. Louis o Kansas City y más de cinco mil personas asistiendo en directo a la ejecución. Y es que, no en vano, al juez Parker se le conocía como “el juez de la horca” por la gran cantidad de condenas a muerte de sus juicios.

En 1894 Maledon se retiró del servicio y abrió una tienda en Fort Smith. Y poco después sucedía una tragedia. Su hija de dieciocho años, Annie, fue asesinada por Frank Carver que, aunque fue condenado a muerte por el juez Parker, apeló y consiguió cambiar la sentencia por cadena perpetua.

Fue tal el disgusto de George Maledon que abandonó Fort Smith y pasó el resto de su vida interpretando un show al que asistieron cientos de personas. En ellos hablaba de su trabajo y mostraba reliquias de sus ahorcamientos: sogas, piezas de los patíbulos y fotografías de sus víctimas.

George Maledon fue el verdugo que más reos ejecutó en toda la historia de los Estados Unidos.
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domingo, 1 de agosto de 2010

Plaga de palomas - Louise Erdrich

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com


Editorial Siruela, 2010
Género: Novela
382 páginas


En 1911 un horrible crimen cambia para siempre las vidas de varias familias residentes en Pluto (Dakota del Norte), una ciudad de población blanca situada en la frontera de una reserva de indios Chippewa.

Años después, los descendientes de aquella tragedia han ido entretejiendo sus vidas ignorantes del pasado que les une.
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Louis Erdrich recrea casi un siglo de historia a través de un puñado de personajes que van alternando su voz. Todos ellos, sin saberlo, son descendientes de las víctimas y los verdugos de un suceso acaecido a comienzos del siglo XX. Se han ido casando entre ellos, se han relacionado en los negocios y en la vida cotidiana, y forman una especie de tapiz en el se mezclan pasado y presente, costumbres y tradiciones indias, prejuicios de la población blanca e incluso linchamientos.

El nexo común a todas las historias es Mooshum, un indio que fue injustamente acusado de una serie de asesinatos y que estuvo a punto de morir ahorcado por sus vecinos. Ya desde su senectud, relata aquellos y otros hechos a Evelina, su nieta y una de las voces de esta novela. Gracias a sus recuerdos y a los de otros personajes que van a ir participando a lo largo de la trama, vamos a poder reconstruir qué fue lo que realmente sucedió aquel fatídico día y no será hasta el final, con la sorprendente intervención de la doctora Cornelia, cuando podamos atar todos los cabos y hallar las respuestas que se han ido planteando durante el desarrollo.

La novela es deliciosa, casi musical, impregnada de cierto realismo mágico y algunas escenas conmovedoras. Las historias no parecen guardar relación unas con otras, como piezas sueltas de un puzzle que hay que ir colocando a su debido tiempo para poder contemplar el todo. Y la autora ha sabido dosificar la información y mantener cierto misterio hasta el final.

Pero además la novela cuenta con algunos apuntes históricos sobre los primeros asentamientos de los blancos o sobre la historia de los indios Métis y los Chippewa, que a fin de cuentas son los orígenes de todos los personajes que circulan por sus páginas.

Plaga de palomas derrocha imaginación y buen hacer, con una prosa rica, con un ritmo pausado, con magníficas descripciones y con personajes con carácter. Una novela más que recomendable.
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jueves, 29 de julio de 2010

Siete vidas - John Grisham

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com

Plaza&Janés, Junio 2010
Género: Relatos
302 páginas


Siete relatos cuyos protagonistas son los habitantes de Clanton, Mississippi, donde John Grisham ambientó su novela Tiempo de matar.



En 1988 John Grisham publicó Tiempo de matar, con una tirada inicial de 5.000 ejemplares, muchos de los cuales, como reconoce en una nota al inicio de este libro, él mismo se ocupó de repartir de puerta en puerta. Hoy es uno de los autores más leídos del mundo.

La historia, ambientada en un pueblo de Mississippi, fue llevada a la gran pantalla por Joel Schumacher en 1996, con Samuel L. Jackson, Sandra Bullock, Matthew McConaughey, Kevin Spacey, Ashley Judd, Oliver Platt y Donald Sutherland como protagonistas.

En Siete vidas el autor regresa a Clanton para hablarnos de otros habitantes de la ciudad, casi todos ellos relacionados de algún modo con la justicia. Demandas, testamentos, leyes sobre el juego, presos en el corredor de la muerte, juicios por negligencia… muchos de los aspectos relacionados con su carrera como abogado durante años. Pero es además un retrato del Sur profundo, en algunos momentos todavía marcado por el racismo, con esa atmósfera que rodea a los pueblos pequeños donde todo y todos se conocen, y donde muchos de sus personajes no han cruzado jamás los límites de su condado.

El libro empieza con un relato cargado de humor y cierto cinismo, en el que tres jóvenes se marchan a la ciudad para donar sangre a un compañero que ha tenido un accidente, y se cierra con otro de tono muy distinto, estremecedor, donde un joven blanco, enfermo de sida, es llevado a la zona de los negros para que una de ellos se ocupe de él hasta su muerte. Entre uno y otro desfilan las vidas de otros personajes y en ellos tienen cabida el humor y la desesperación, los golpes de suerte, las sorpresas, el suspense, los errores judiciales y el dinero.

Fluido, ameno, con diálogos estupendos e historias bien narradas - algunas ambientadas hace veinte años – John Grisham demuestra, con este primer libro de relatos, que domina el arte del entretenimiento como nadie. Magnífica selección, sin duda alguna.
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martes, 29 de junio de 2010

Tiempo de rebeldes - Heather Graham

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com

Plaza&Janés, Noviembre 2009
Género: Novela
507 páginas


Segunda entrega de la trilogía de los Cameron.

Callie Michaelson es una viuda yanqui que vive sola en una granja en Maryland. La guerra entre el Norte y el Sur se desarrolla a poca distancia de su casa y en su jardín terminan muertos soldados de uno y otro bando. Uno de ellos, un coronel rebelde, sigue aún con vida y Callie, harta de ver morir a los hombres, decide cuidar de él.

Daniel Cameron caerá rendido a los pies de ese ángel que, pese a sus ideales, no podrá evitar sentirse irremediablemente atraída por él, y ambos vivirán un apasionado romance en medio de la guerra. Hasta el día en que ella se verá obligada a traicionarle.

Él jurará vengarse y ella seguirá oyendo, cada noche, las últimas palabras que él le dirija: “Volveré a buscarte”…
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Heather Graham vuelve a demostrar su gran conocimiento sobre la Guerra de Secesión y sobre algunos de sus protagonistas: Jefferson Davis y su familia, el general Lee, Jeb Stuart o Stonewall Jackson, y en menor medida también a algunos personajes yanquis. Con soltura y sin interferir en la trama, nos ofrece detalles de la guerra, campañas, costumbres y anécdotas, y desarrolla, a la par que la historia romántica, la historia de la segunda mitad de aquella contienda.

De nuevo hace uso de una pareja compuesta por miembros de uno y otro bando con lo que, al mismo tiempo que añade una dosis extra de tensión, le sirve para que cada uno de ellos exprese sus ideales y defienda su respectiva posición. Aquí no hay buenos ni malos, cada ejército lucha por lo que considera justo y en ambos existen hombres honorables y honestos. Las discusiones entre Callie y Daniel expresan el sentir del grupo al que representan y sus voces son el eco de aquellos americanos que se vieron abocados a una lucha fratricida.

La autora muestra, una vez más, su gran calidad narrativa, sus dotes a la hora de ambientar la historia y el cuidado que dedica a sus personajes, tan vívidos y reales que parecen saltar de sus páginas. Una historia llena de atractivos, absorbente, seductora y vital.
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domingo, 30 de mayo de 2010

Los rebeldes de Filadelfia - David Liss

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en www.ciberanika.com

Grijalbo, Marzo 2010
Género: Novela
621 páginas


Ethan Saunders, antiguo capitán y espía del general George Washington, vive ahora sin reputación ni dinero ahogando sus penas en las tabernas de Filadelfia. La acusación de traición de que fue víctima le arrebató todo cuanto tenía, incluido el amor de su vida. Cuando ese amor recurra a él para que le ayude en una investigación, el capitán Saunders se verá envuelto en una trama de corrupción y especulación en la que anda metido Alexander Hamilton, el Secretario del Tesoro.

El mismo hombre al que culpa de sus desgracias.
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Tras la Guerra de Independencia de Estados Unidos el país, rotos sus vínculos con la metrópoli, se enfrentaba a la ardua tarea de crear una identidad propia, unas leyes y, por supuesto, un sistema financiero capaz de sostener la nueva nación.

Alexander Hamilton, secretario y amigo íntimo de George Washintong, fue nombrado Secretario del Tesoro en 1789 y creó el Primer Banco de los Estados Unidos. Para hacer frente a las deudas contraídas durante la guerra, Hamilton tomó una serie de medidas económicas, entre ellas gravar con un impuesto especial la producción de whisky, con el que esperaba obtener una afluencia de dinero importante. Pero la medida se mostró en extremo impopular, especialmente entre los pequeños productores de la frontera, para quienes la producción del licor era su único medio de subsistencia. Ello dio origen a la que fue denominada como Rebelión del Whisky (1794).

En esta novela, David Liss nos ofrece una visión detallada de todo aquel proceso. A través de dos personajes, en apariencia inconexos, el lector podrá asistir al desarrollo del Primer Banco de los Estados Unidos y los obstáculos que tuvo que vencer, y al mismo tiempo conocer cómo la nueva ley de Hamilton afectó a los habitantes de Pensilvania con la tasa sobre el whisky.

Que el desarrollo de un sistema financiero sea el tema central de una novela puede antojarse una lectura escabrosa, cuanto menos aburrida, pero nada más lejos de la realidad. David Liss ha sabido conjugar las finanzas con la aventura y el suspense para ofrecernos el retrato de una época repleta de cambios, de un país que debía dibujarse por primera vez con su propia pluma y en el que los enfrentamientos políticos entre federalistas y republicanos estaban a la orden del día.

Temas como la especulación, la falta de escrúpulos en algunos negocios o el sistema de compra y venta de bonos y valores (que se realizaba en las tabernas), son elementos importantes de esta compleja trama. El autor despliega una intrincada red de personajes y hechos que van aproximándose hacia el centro a medida que avanza la historia, y las finanzas son siempre el punto de referencia, la sombra que sobrevuela todos los aspectos de la obra.

Una novela inteligente y ambiciosa, y una lectura más que recomendable.
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miércoles, 9 de diciembre de 2009

Criadas y señoras - Kathryn Stockett

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Reseña - por Pilar Alonso. Publicada originalmente en http://www.ciberanika.com/

Maeva Ediciones, Noviembre 2009
Género: Novela
476 páginas



Skeeter, de veintidós años, acaba de volver a su casa en Jackson, en el sur de Estados Unidos, tras terminar sus estudios en la Universidad de Misisipi. Pero como estamos en 1962, su madre no descansará hasta que no vea a su hija con una alianza en la mano.

Aibileen es una criada negra, una mujer sabia e imponente que ha criado a diecisiete niños blancos. Tras perder a su propio hijo en un desafortunado accidente, siente que algo ha cambiado en su interior. Se vuelca en la educación de la niña que tiene a su cargo, aunque es consciente de que terminarán separándose con el tiempo.

Minny, la mejor amiga de Aibileen, es probablemente una de las mejores cocineras de todo Misisipi. Pero como no sabe controlar su lengua, acaba de perder otro empleo cuando, por fin, parece encontrar su sitio trabajando para una recién llegada a la ciudad que todavía no conoce su fama.

A pesar de lo distintas que parecen entre sí, estas tres mujeres acabarán uniéndose para llevar a cabo un proyecto clandestino que supondrá un riesgo para todas. ¿Y por qué? Porque se ahogan dentro de los límites que les imponen su ciudad y su tiempo. Y, a veces, las barreras están para saltárselas.

(Sinopsis de la editorial)
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La ciudad de Jackson, Mississipi, donde se desarrolla esta historia, no debía ser muy distinta a otras muchas ciudades del sur de los Estados Unidos a principios de los años 60. La segregación racial era un hecho. Autobuses, baños, cines, restaurantes, campos de béisbol, bibliotecas, hospitales… unos para los blancos y otros para los negros. Ningún negro, por ejemplo, podía cortarle el pelo a un blanco, ni ser enterrado en terreno donde hubiesen dado sepultura a los blancos, ni compartir el agua de una fuente o una mesa de billar, ni acudir a la misma farmacia o comprar sellos en la misma ventanilla de Correos. Son sólo algunos ejemplos de lo que era la vida cotidiana para la mayoría de la gente de color del Sur. Y de eso va precisamente este libro, de la vida cotidiana.

El Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos no carece de episodios dramáticos, de movilizaciones y de personajes de la talla de Martin Luther King. Pero en esta novela no se tratan los “grandes hechos” más que de pasada. Son los sucesos pequeños los que acaparan la atención y dibujan una realidad mucho más cercana.

De la mano de dos criadas negras y de una joven blanca con ganas de cambiar las cosas, la autora nos desvela los entresijos de una sociedad duramente compartimentada, en la que nadie cruzaba las líneas que la costumbre había impuesto para todos.

Las tres protagonistas se alternan para narrar, en primera persona, una historia marcada por el miedo y por el valor. Gracias a ellas podemos conocer un poco lo que suponía ser una criada negra en una casa de blancos en aquella época, no tan lejana como nos gustaría pensar. A través de ellas vivimos situaciones humillantes o frustrantes, trágicas en ocasiones, pero también esperanzadoras. Porque la esperanza es lo que mueve a sus protagonistas, a esas tres mujeres unidas contra toda lógica en medio de una sociedad que lucha por mantenerse anclada en el pasado.

Estremecedora, tierna, sugerente y desgarradora… una novela con corazón.
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viernes, 21 de noviembre de 2008

El sendero de las lágrimas

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Apuntes - por Pilar Alonso

No te pares al lado de mi tumba y solloces.
No estoy ahí, no duermo.
Soy un millar de vientos que soplan y sostienen las alas de los pájaros
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No estoy ahí, no he muerto.

(Poema cherokee)
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Los cherokees pertenecían a la familia iroquesa y ocupaban tierras en el sureste de los Estados Unidos, en las dos Carolinas, Georgia, Alabama y Tennessee. Estaban divididos en siete clanes y eran propensos a la paz, preferían comerciar antes que usar las armas.

Durante la Guerra de Independencia (1776-1783), lucharon en el bando de los ingleses, pensando que de obtener la victoria, recuperarían las tierras que ya les habían arrebatado los colonos. Pero no fue así y, al finalizar la contienda, cada estado tuvo prerrogativas para ocuparse a su manera del tema indio. Con la firma de un tratado, perdieron grandes extensiones de terreno. Se quedaron así con un pedazo de tierra pequeño y sin apenas caza. La hambruna y las enfermedades no tardaron en cebarse con ellos.

Tratando de adaptarse, siempre adaptarse a los recién llegados, intentaron amoldarse a las costumbres políticas y comerciales de los colonos y formaron su propio gobierno a imitación del norteamericano. Pero aún había quien pensaba que poseían demasiadas tierras, que éstas debían permanecer a los colonos y que los cherokees jamás podrían pertenecer a la Unión, especialmente Andrew Jackson, que asumió la presidencia de los Estados Unidos en 1829.

Los cherokees trataron de llevar su caso a los tribunales, con escaso éxito. Y en 1838 llegó, finalmente, la orden de su expulsión.

Unos años atrás se había formado la “frontera india permanente”, que se extendía más allá del río Mississippí y que con el paso de los años se fue desplazando hasta desaparecer. Muchas tribus indias ya habían sido obligadas a abandonar sus tierras y ocupar el desconocido oeste, del que también más tarde serían expulsados.

El 26 de mayo de 1838 se ordenó que todos los cherokees debían abandonar la Montaña de Humo y marcharse a lo que más tarde sería Oklahoma.

Su población la componían varios millares de personas y primero se las reunió a todas en un mismo lugar, se las encerró en el interior de empalizadas y se programó su deportación en varias etapas. Pero el hallazgo de oro en los Apalaches precipitó su marcha, que comenzó en el otoño de 1838.

Miles de indios, con sus escasas pertenencias a la espalda, tuvieron que abandonar sus tierras. John Burnett, uno de los soldados que formó parte de la dotación que acompañó a los cherokees, dejó constancia de aquel viaje. Suyas son estas palabras: “Nadie podría olvidar la tristeza y la solemnidad de aquella mañana. El Jefe cherokee John Ross elevó una plegaria y cuando sonó la corneta y la caravana se puso en marcha, muchos niños se giraron y dijeron adiós con la mano a sus montañas, sabiendo que las abandonaban para siempre”.

Bajo el mando del general Winfield Scott, a punta de bayoneta, sin mantas, y en muchos casos sin zapatos, recorrieron los más de 1.500 kms que los separaban de su destino. El gobierno había suministrado menos de 700 carros para todos, la mayoría tuvo que hacer el camino a pie.

Durante el trayecto tuvieron que dormir en el suelo, sin poder encender una fogata, mal abrigados para el invierno, con una dieta pobre y desconocida, cansados, asustados, tristes y, en ocasiones, maltratados por algunos soldados.

Cuando finalizó el viaje, el 26 de marzo de 1839, uno de cada cuatro cherokees había muerto durante el camino, de frío, hambre o enfermedad. Más de 4.000 tumbas jalonaban el recorrido hasta Oklahoma.

Los supervivientes lo bautizaron como “el sendero de las lágrimas”.
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miércoles, 30 de julio de 2008

Treinta años de esclavitud y cuatro en la Casa Blanca - Elizabeth Keckley

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Reseña - realizada por Pilar Alonso y publicada en www.ciberanika.com

Ellago Ediciones
332 páginas
Género: Memorias



Elisabeth Keckley narra su vida en este libro, primero como esclava y luego como mujer libre y modista, primero de la mujer de Jefferson Davis, y luego de la esposa de Abraham Lincoln.


Opinión

Este libro, publicado en abril de 1868, fue objeto de duras críticas, tanto entre los blancos como entre los afroamericanos, y acabó siendo censurado por unos y otros.

Keckley justifica su libro al inicio, diciendo que lo escribe para romper una lanza a favor de Mary Lincoln, que fue duramente vilipendiada tras el asesinato de su marido. Y ése es el ánimo con el que el lector se enfrenta a su lectura.

Pero no tarda en cambiar de opinión. Keckley no sólo retrata a la que había sido su clienta y amiga de una forma poco halagüeña, evidenciando sus defectos, debilidades y mezquindades, (que las tenía) sino que se presenta a sí misma como el contrapunto a dichos comportamientos, intachable, generosa e íntegra, todo ello disfrazado de un falso deseo de justicia para su antigua benefactora.

Por si eso fuera poco, al final añade un apéndice con las cartas íntimas que la esposa de Abraham Lincoln le escribió durante una época especialmente dura para ella, de nuevo bajo la pátina de hacer que los demás conozcan a la verdadera Mary Lincoln y cesen de acusarla de todo tipo de escándalos. Un hecho realmente deplorable, que explica las duras críticas a las que tuvo que hacer frente y la ruptura de relaciones con la Señora Lincoln.

Con la excusa de dar a conocer al público los verdaderos entresijos de la Casa Blanca, Keckley se convierte en la protagonista de su propia obra, poseedora de la única y legítima verdad, con una prosa en ocasiones almibarada hasta el exceso para demostrar sus innumerables virtudes y las del que fue el Presidente de los Estados Unidos con quien, sin decirlo abiertamente, se identifica y compara.

Todo ello consigue que logre caer mal al lector, que desde muy temprano se da cuenta de las verdaderas intenciones de la escritora. No obstante, es innegable la importancia que posee el texto como documento histórico y desde ese prisma hay que leerlo. La Guerra Civil, la reconstrucción del Sur, la situación de los esclavos, su liberación, y sin duda algunos aspectos más humanos del Presidente y su esposa, incluidos el asesinato del primero y las vicisitudes de la segunda, que atravesó por una delicada situación económica tras quedarse viuda y que es el personaje alrededor del que gira toda la trama (excluyendo, claro está, a la propia autora).

El estudio sobre la obra que Carme Manuel Cuenca realiza al final del libro, así como las notas a pie de página, son sin duda la parte más interesante. El análisis crítico es esencial para comprender el verdadero significado del texto, su alcance y su valor.
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