miércoles, 30 de septiembre de 2009

La isla bajo el mar - Isabel Allende

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Reseña - por Pilar Alonso
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Editorial Plaza&Janés, Agosto 2009
Género: Novela histórica
511 páginas

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Toulouse Valmorain, un joven de veinte años, desembarca en Saint Domingue en 1770, acudiendo a una llamada de su padre. Hasta ese momento tenía una vaga idea de dónde provenían los fondos que le habían permitido vivir cómodamente en París mientras su progenitor permanecía en las colonias. La muerte de su padre le obligará a hacerse cargo de la plantación y a permanecer en la isla.

Una década más tarde Valmorain comprará a Zarité, una niña de nueve años, para que atienda a su futura esposa, una española que ha conocido en Cuba y que va a vivir con ellos.

Pero son tiempos revueltos. Los cimarrones se agrupan en las montañas, los esclavos huyen de las plantaciones y se unen a los rebeldes, y pronto no habrá quien los detenga en su afán por obtener la libertad.

Cuando se inicie la revolución muchos blancos perderán la vida y otros muchos se verán obligados a exiliarse.

Valmorain será uno de ellos.
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Ésta tenía que ser una novela de piratas”, confesó Isabel Allende el día que presentó su nuevo libro en Barcelona. Y es que, mientras investigaba la historia de Nueva Orleans para su novela “El zorro”, descubrió que en el siglo XVIII, cuando la revuelta de esclavos en Haití, muchos habitantes de la isla se habían visto obligados a exiliarse. Nueva Orleans fue, junto a Cuba, el destino escogido por la mayoría.

Y así nació La isla bajo el mar, una novela cargada de historia y magia que relata, a través de la trayectoria de la esclava Zarité, los últimos días de lo que fue Saint Domingue antes de convertirse en la actual Haití y la posterior adaptación de los exiliados a Nueva Orleans, que ocupa la segunda parte de la novela.

Toulouse Valmorain representa en el inicio del libro a multitud de franceses que vivían en su país de origen a costa de sus plantaciones en las colonias, que muchos no habían visitado jamás y que les brindaban cuantiosos beneficios. Una vez en la isla, imbuido por el espíritu de la Ilustración, trata de mantener sus ideales en su trato con los esclavos, aunque con escasa firmeza. Un personaje marcado por su cobardía y que, junto a Zarité, lleva el peso de la trama.

La autora no se regodea en el trato dado a los esclavos, que queda pese a ello suficientemente claro. “No me gusta escribir sobre torturas”, dijo también. “Prefiero escribir sobre el amor”. Y es la parte sentimental la que adquiere mayor trascendencia a lo largo de la trama, el amor de Zarité por sus hijos, el de Violette por Relais, el de Rossette por Maurice… muchos amores y muchas relaciones que se entrecruzan y que van tejiendo una historia que atrapa desde la primera línea.

Aunque Zarité es la protagonista, y en ocasiones es su propia voz la que nos relata los hechos, hay otros personajes memorables, algunos históricos y otros ficticios, que llenan de sabor y color las páginas de esta novela, desde Sancho, el cuñado vividor, hasta Père Antoine, un cura caritativo y bondadoso de Nueva Orleans, pasando por Toussaint Louverture, Napoleón, los hermanos Lafitte o Claiborne, el primer gobernador norteamericano de Luisiana. Pero son especialmente la mujeres las que acaparan la pluma de Isabel Allende, no sólo Zarité, también Tante Rose, una negra curandera de Saint Domingue, Violette Boisier, una famosa cocotte, Eugenia, la esposa española de Valmorain… y otras varias cuyas vidas se cruzan primero en Saint Domingue y más tarde en Nueva Orleans.

La novela tiene cierto aire folletinesco que consigue captar la atención de inmediato, con grandes dosis de dramatismo y tensión, y una ambientación bien trabajada. Cualquiera que se adentre en sus páginas quedará ligado a ellas, aunque sólo sea por la parte histórica que contienen y por el deseo de saber qué le ocurrirá a Zarité, esa esclava que adora bailar porque “esclavo que baila es libre… mientra baila”.
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