Apunte - por Pilar Alonso
Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se movilizaron más de sesenta y ocho millones de hombres y murieron más de ocho millones.
Pero ¿quién fue el primero en caer y quién cerró la larga y siniestra lista?
El 2 de agosto de 1914, casi a las diez de la mañana, alemanes y franceses estaban preparados en la frontera entre Luxemburgo y Francia, aunque aún no se había declarado oficialmente la guerra (eso sería el 4 de agosto). El teniente alemán Meyer cruzó a caballo la frontera y el cabo francés Jules André Peugeot, viendo al germano en territorio gabacho, le disparó. Antes de caer, Meyer tuvo tiempo de disparar a su vez, con lo que cayeron ambos.
De Meyer apenas se sabe nada más, pero a Jules André Peugeot se le erigió en 1922 un monumento en Jonchery-sur-Vesle, a cuyo descubrimiento acudió el presidente francés del momento. El monumento fue destruido durante la ocupación nazi y reconstruido en 1959.
Pero ¿quién fue el primero en caer y quién cerró la larga y siniestra lista?

De Meyer apenas se sabe nada más, pero a Jules André Peugeot se le erigió en 1922 un monumento en Jonchery-sur-Vesle, a cuyo descubrimiento acudió el presidente francés del momento. El monumento fue destruido durante la ocupación nazi y reconstruido en 1959.
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Cincuenta años más tarde, se colocó una placa en la pared de una casa de Ville-en-Haine, y luego se trasladó a un puente peatonal bautizado como Pasarelle George Price, inaugurado en 1991.
Fuente: Jesús Hernández – Todo lo que debe saber sobre la Primera Guerra Mundial, Ed. Nowtilus, 2007.
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2 comentarios:
Qué curioso, se sabe quién fue el primero y quién el último, estos datos está bien tenerlos, por mucho que no sean fiables al 100%, da igual.
Aunque continuamente hay muertes, y muchas de ellas no sabemos a qué causa echar la culpa, no es imposible hacer cosas de estas, supongo.
Un saludo, Pilar.
Hola Pilar. Siempre se ve a las guerras como un algo abstracto donde sí, mueren personas, pero son como un algo difuso, sin rostro, ni nombres.
Tu entrada nos recuerda que no es así. Tienen nombre y apellido, y una historia vital. Ser el primero y el último en morir es un triste mérito (por decirlo de alguna forma) para ser recordado.
Una gran entrada.
Un saludo
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