martes, 2 de junio de 2009

La Gran Guerra: primera y última víctima

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Apunte - por Pilar Alonso

Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918) se movilizaron más de sesenta y ocho millones de hombres y murieron más de ocho millones.

Pero ¿quién fue el primero en caer y quién cerró la larga y siniestra lista?

El 2 de agosto de 1914, casi a las diez de la mañana, alemanes y franceses estaban preparados en la frontera entre Luxemburgo y Francia, aunque aún no se había declarado oficialmente la guerra (eso sería el 4 de agosto). El teniente alemán Meyer cruzó a caballo la frontera y el cabo francés Jules André Peugeot, viendo al germano en territorio gabacho, le disparó. Antes de caer, Meyer tuvo tiempo de disparar a su vez, con lo que cayeron ambos.

De Meyer apenas se sabe nada más, pero a Jules André Peugeot se le erigió en 1922 un monumento en Jonchery-sur-Vesle, a cuyo descubrimiento acudió el presidente francés del momento. El monumento fue destruido durante la ocupación nazi y reconstruido en 1959.

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Poco después de las 5 de la madrugada del 11 de noviembre de 1918, Alemania aceptaba y firmaba por fin el armisticio, que entraría en vigor a las 11 de la mañana de ese mismo día. A pesar de que la noticia del final de la guerra se extendió con rapidez, tal vez no llegó hasta el francotirador alemán apostado en Ville-en-Haine, una aldea belga a las afueras de Mons. El soldado canadiense George Price, del 28º Batallón de Infantería de Nueva Escocia, se agachó para recoger unas flores que le tendían unos niños y, al hacerlo, se quitó el casco. El alemán aprovechó para dispararle a la cabeza. Faltaban dos minutos para las once de la mañana.

Cincuenta años más tarde, se colocó una placa en la pared de una casa de Ville-en-Haine, y luego se trasladó a un puente peatonal bautizado como Pasarelle George Price, inaugurado en 1991.


Fuente: Jesús Hernández – Todo lo que debe saber sobre la Primera Guerra Mundial, Ed. Nowtilus, 2007.
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2 comentarios:

Raúl dijo...

Qué curioso, se sabe quién fue el primero y quién el último, estos datos está bien tenerlos, por mucho que no sean fiables al 100%, da igual.

Aunque continuamente hay muertes, y muchas de ellas no sabemos a qué causa echar la culpa, no es imposible hacer cosas de estas, supongo.

Un saludo, Pilar.

Blas Malo Poyatos dijo...

Hola Pilar. Siempre se ve a las guerras como un algo abstracto donde sí, mueren personas, pero son como un algo difuso, sin rostro, ni nombres.

Tu entrada nos recuerda que no es así. Tienen nombre y apellido, y una historia vital. Ser el primero y el último en morir es un triste mérito (por decirlo de alguna forma) para ser recordado.

Una gran entrada.

Un saludo