Reseña - realizada por Pilar Alonso y publicada en www.ciberanika.com
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Editorial Tropismos
275 páginas
Género: Novela
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Guillaume Prévost, catedrático de historia y presentador de programas en el Canal Historia, nos presenta una novela de misterio ambientada en Roma, en los últimos días del año 1514.
Un joven decapitado aparece sobre la columna de Marco Aurelio. Una inscripción aparece en la base: “Eum qui peccat...” (“Al que peca...”). Pocos días más tarde, se descubre el cadáver de un anciano desnudo y atado a una escalera.
Leonardo da Vinci se interesa por los singulares detalles del caso y ayudado por Guido Sinibaldi, un joven estudiante de medicina, tratan de desentrañar el misterio que envuelve los macabros asesinatos, una serie que no ha hecho más que comenzar.
Opinión
Un libro de crímenes perfectamente ambientado en la Roma del siglo XVI. La figura de Leonardo da Vinci, que tanto juego da, es usada en este caso como apoyo para el verdadero protagonista, que no es otro que el joven Guido. Le servirá de guía, de inspiración y en más de una ocasión de ayuda.
Pero la novela no es sólo un relato de misterio, es también un paseo por la Roma de aquel tiempo. Por la Biblioteca Vaticana, la casa de Juliano de Médicis o el taller del mismo Da Vinci.
Y, cómo no, por sus personajes: Tommaso Inghirani, que fue bibliotecario, Rafael, León X, Salaï, el ayudante de Leonardo, el cardenal Bibbiena... e incluso aparece el lagarto de Da Vinci.
Con unas cuantas pinceladas nos explica algunos de los avatares de la construcción de la Basílica de San Pedro, cómo las antiguas ruinas se usaban de canteras para nuevos edificios, cómo surgió la Biblioteca Vaticana o quiénes eran los juanistas, y todo con un estilo tan sencillo y ameno que una lamenta llegar al final del libro.
Los datos históricos son tan interesantes o más que la trama en sí misma, que no carece en absoluto de atractivo. Y es que el autor no sólo demuestra sus amplios conocimientos sobre la ciudad y la época, sino que ha sabido hilvanar, con una prosa esmerada, una historia que mantiene la intriga hasta el final.
Dejando a un lado la parte documental, el argumento del asesino en serie está tratado con maestría, proporcionando los detalles justos para que en ningún momento deseemos abandonar la lectura. Leonardo Da Vinci me hacía pensar en Holmes y Guido en un joven y activo Watson. Con esas bazas era prácticamente imposible que mi interés menguara.
El final, para mi gusto, resulta un poco precipitado. Muchas explicaciones condensadas en muy pocas páginas, que le restan algunos puntos a una novela que, tanto para los amantes del misterio como de lo histórico, se disfruta desde la primera línea.
Un joven decapitado aparece sobre la columna de Marco Aurelio. Una inscripción aparece en la base: “Eum qui peccat...” (“Al que peca...”). Pocos días más tarde, se descubre el cadáver de un anciano desnudo y atado a una escalera.
Leonardo da Vinci se interesa por los singulares detalles del caso y ayudado por Guido Sinibaldi, un joven estudiante de medicina, tratan de desentrañar el misterio que envuelve los macabros asesinatos, una serie que no ha hecho más que comenzar.
Opinión
Un libro de crímenes perfectamente ambientado en la Roma del siglo XVI. La figura de Leonardo da Vinci, que tanto juego da, es usada en este caso como apoyo para el verdadero protagonista, que no es otro que el joven Guido. Le servirá de guía, de inspiración y en más de una ocasión de ayuda.
Pero la novela no es sólo un relato de misterio, es también un paseo por la Roma de aquel tiempo. Por la Biblioteca Vaticana, la casa de Juliano de Médicis o el taller del mismo Da Vinci.
Y, cómo no, por sus personajes: Tommaso Inghirani, que fue bibliotecario, Rafael, León X, Salaï, el ayudante de Leonardo, el cardenal Bibbiena... e incluso aparece el lagarto de Da Vinci.
Con unas cuantas pinceladas nos explica algunos de los avatares de la construcción de la Basílica de San Pedro, cómo las antiguas ruinas se usaban de canteras para nuevos edificios, cómo surgió la Biblioteca Vaticana o quiénes eran los juanistas, y todo con un estilo tan sencillo y ameno que una lamenta llegar al final del libro.
Los datos históricos son tan interesantes o más que la trama en sí misma, que no carece en absoluto de atractivo. Y es que el autor no sólo demuestra sus amplios conocimientos sobre la ciudad y la época, sino que ha sabido hilvanar, con una prosa esmerada, una historia que mantiene la intriga hasta el final.
Dejando a un lado la parte documental, el argumento del asesino en serie está tratado con maestría, proporcionando los detalles justos para que en ningún momento deseemos abandonar la lectura. Leonardo Da Vinci me hacía pensar en Holmes y Guido en un joven y activo Watson. Con esas bazas era prácticamente imposible que mi interés menguara.
El final, para mi gusto, resulta un poco precipitado. Muchas explicaciones condensadas en muy pocas páginas, que le restan algunos puntos a una novela que, tanto para los amantes del misterio como de lo histórico, se disfruta desde la primera línea.
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