Editorial Alfaguara
830 páginas
Género: Novela
Cuarta entrega de la saga vampírica de la familia Cullen, Bella Swan y Jacob, el hombre lobo.
Esta cuarta parte viene precedida de una gran expectación. A punto de estrenarse la película del primer episodio, Crepúsculo, todos los fans aguardaban con ansia la continuación de las aventuras del tan singular trío. La saga ha vendido más de 5,5 millones de ejemplares sólo en Estados Unidos, fue número 1 en las listas de ventas del New York Times durante 47 semanas y Amanecer vendió 1,3 millones de ejemplares el primer día.
Meyer volvió a poner de moda a los “chupasangres” tras la interminable saga que inició Anne Rice con Entrevista con el vampiro. Y el resultado es asombroso. Cierto es que la saga Crepúsculo estaba pensada como novela juvenil, pero, qué quieren que les diga, las treintañeras, como ya dije en otra ocasión, la hemos disfrutado tanto o más que las adolescentes. La mezcla de sensualidad, aventura, lucha y pasión es apta para todos los públicos.
Y por fin tenía la cuarta entrega en mis manos. Tras lo interesante que se había quedado Eclipse, la tercera parte, ansiaba saber qué había ocurrido, si Edward, el protagonista masculino, había cedido por fin a los deseos de la humana Bella y la había convertido en vampiro, si se celebraría la boda entre ambos y si Jacob, el hombre lobo eternamente enamorado de Bella, lograba asimilar la situación.
Pues bien, he de decir que Amanecer no me ha defraudado en absoluto. Fiel a la línea establecida en los tres primeros libros, Meyer ha vuelto a sumergirme en un mundo poblado de seres sobrenaturales con pasmosa facilidad, hasta el punto de olvidarme de comer o incluso de dormir.
Es probable que yo no pueda ser imparcial; cuando era adolescente y mis amigas soñaban con casarse y tener hijos, yo imaginaba que me convertía en vampiro. Ya ven, tan joven y con ansias de inmortalidad, ni Dorian Gray me habría hecho sombra. Claro que, tras leer a Meyer, es probable que me replantee mis inclinaciones: el calor que desprenden los hombres lobo resulta mucho más apetecible que la frialdad de las criaturas de afilados colmillos.
La protagonista, Bella, que me había parecido un tanto sosa en las anteriores entregas, logra superarse en esta ocasión, convirtiéndose en una verdadera heroína. Edward, su amado vampiro, está a la altura de las anteriores entregas y Jacob, el adolescente hombre lobo, tan visceral y encantador como siempre.
Esta vez, la autora se sirve de Bella y Jacob para narrar los acontecimientos, dejando a Edward como simple espectador. Supongo que porque le tiene reservado un lugar especial en la quinta entrega, donde él será la única voz, para explicar desde su punto de vista lo sucedido a lo largo de toda la historia. Espero que Meyer no cumpla sus amenazas de abandonar la saga tras la publicación no autorizada de un borrador en internet sobre ese quinto libro.
Sea como sea, Amanecer parece cerrar la historia, al menos por el momento. Todos los cabos han quedado atados y hay unas cuantas jugosas sorpresas que no pienso desvelar. Sólo decir que, como los anteriores, la novela logra atrapar la atención del lector, que resulta divertida y tierna, mágica e impredecible, con personajes carismáticos, situaciones entrañables y momentos de gran tensión.
Estoy convencida de que ningún fan se sentirá defraudado.
Esta cuarta parte viene precedida de una gran expectación. A punto de estrenarse la película del primer episodio, Crepúsculo, todos los fans aguardaban con ansia la continuación de las aventuras del tan singular trío. La saga ha vendido más de 5,5 millones de ejemplares sólo en Estados Unidos, fue número 1 en las listas de ventas del New York Times durante 47 semanas y Amanecer vendió 1,3 millones de ejemplares el primer día.
Meyer volvió a poner de moda a los “chupasangres” tras la interminable saga que inició Anne Rice con Entrevista con el vampiro. Y el resultado es asombroso. Cierto es que la saga Crepúsculo estaba pensada como novela juvenil, pero, qué quieren que les diga, las treintañeras, como ya dije en otra ocasión, la hemos disfrutado tanto o más que las adolescentes. La mezcla de sensualidad, aventura, lucha y pasión es apta para todos los públicos.
Y por fin tenía la cuarta entrega en mis manos. Tras lo interesante que se había quedado Eclipse, la tercera parte, ansiaba saber qué había ocurrido, si Edward, el protagonista masculino, había cedido por fin a los deseos de la humana Bella y la había convertido en vampiro, si se celebraría la boda entre ambos y si Jacob, el hombre lobo eternamente enamorado de Bella, lograba asimilar la situación.
Pues bien, he de decir que Amanecer no me ha defraudado en absoluto. Fiel a la línea establecida en los tres primeros libros, Meyer ha vuelto a sumergirme en un mundo poblado de seres sobrenaturales con pasmosa facilidad, hasta el punto de olvidarme de comer o incluso de dormir.
Es probable que yo no pueda ser imparcial; cuando era adolescente y mis amigas soñaban con casarse y tener hijos, yo imaginaba que me convertía en vampiro. Ya ven, tan joven y con ansias de inmortalidad, ni Dorian Gray me habría hecho sombra. Claro que, tras leer a Meyer, es probable que me replantee mis inclinaciones: el calor que desprenden los hombres lobo resulta mucho más apetecible que la frialdad de las criaturas de afilados colmillos.
La protagonista, Bella, que me había parecido un tanto sosa en las anteriores entregas, logra superarse en esta ocasión, convirtiéndose en una verdadera heroína. Edward, su amado vampiro, está a la altura de las anteriores entregas y Jacob, el adolescente hombre lobo, tan visceral y encantador como siempre.
Esta vez, la autora se sirve de Bella y Jacob para narrar los acontecimientos, dejando a Edward como simple espectador. Supongo que porque le tiene reservado un lugar especial en la quinta entrega, donde él será la única voz, para explicar desde su punto de vista lo sucedido a lo largo de toda la historia. Espero que Meyer no cumpla sus amenazas de abandonar la saga tras la publicación no autorizada de un borrador en internet sobre ese quinto libro.
Sea como sea, Amanecer parece cerrar la historia, al menos por el momento. Todos los cabos han quedado atados y hay unas cuantas jugosas sorpresas que no pienso desvelar. Sólo decir que, como los anteriores, la novela logra atrapar la atención del lector, que resulta divertida y tierna, mágica e impredecible, con personajes carismáticos, situaciones entrañables y momentos de gran tensión.
Estoy convencida de que ningún fan se sentirá defraudado.
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1 comentario:
Me gusta cuando en tus reseñas haces referencia a tus gustos personales, tus historias íntimas... me ha encantado leer que de más joven querías ser vámpira. Te pega totalmente...
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