Reseña - realizada por Pilar Alonso y publicada en www.ciberanika.com
Editorial Tropismos
412 páginas
Género: Novela
Esta novela, del escritor sudafricano Rennie Airth, obtuvo el Grand Prix de Litérature Policière francés en el 2004.
Verano de 1921, Surrey, Inglaterra. En una mansión solariega aparecen los cadáveres del matrimonio Fletcher y de dos criadas. Todo parece indicar que se trata de un robo con violencia.
Al frente de la investigación el inspector John Madden, de Scotland Yard, que tiene una opinión distinta. Veterano de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, es un hombre duro y marcado por la tragedia.
Madden tratará de demostrar que el extraño ritual de las muertes es obra de un psicópata y que volverá a hacerlo... algo en lo que no se equivoca.
Opinión
Al parecer, el autor encontró entre los papeles de su familia un álbum de fotos de la Primera Guerra Mundial y eso le llevó a escribir una novela en la que el protagonista hubiese participado en dicha contienda. El resultado es asombroso.
La obra está perfectamente ambientada, e incluso documentada, y al leerla a uno le cuesta creer que fuese escrita en 1999. Es tal su realismo, el modo en que ha respetado las formas, que uno cree estar leyendo una obra de Agatha Christie, pero en mejor. Incluso uno de los personajes lleva el nombre de la primera novela de la famosa escritora.
Acostumbrados como estamos a que las obras que mencionan las Guerras Mundiales lo hagan especialmente con la Segunda, es de agradecer una que, aunque no sea de lleno, trate la que fue conocida entonces como la Gran Guerra, para mi gusto, mucho más interesante. Así, el autor proporciona detalles sobre las trincheras, costumbres militares, y horrores de los escenarios de batalla, pero todo en un segundo plano, sin olvidar en ningún momento la trama principal: el thriller policíaco.
Pero es que, además, dicha trama es magnífica. Intriga, suspense y tensión desde la primera hasta la última página, uno de esos libros que eres incapaz de dejar y que, a las tres de la mañana, a duras penas logras cerrar con la esperanza de volver a cogerlo al día siguiente, en el primer instante libre, para terminarlo. Y mientras tratas de dormirte, continúas navegando por sus páginas, rememorando los detalles, los personajes, las escenas...
No es de ese tipo de novelas en las que uno no sabe quién es el asesino hasta el final. No, conocemos su nombre, sus pensamientos y anhelos, cómo se mueve y hacia dónde se dirige. Asistimos a los acontecimientos desde su visión, y el contrapunto de los investigadores. Y, a pesar de ello, esa “falta de misterio” en cuanto a su identidad no le resta a la novela ni un ápice de intriga.
En el proceso de investigación nos encontramos con las limitaciones de la época, que deduzco el autor ha tratado con rigor. En nuestros días estamos acostumbrados a oír hablar de pruebas de ADN, reconstrucción de escenarios, el AFIS, el escáner y un sinfín de técnicas (la serie CSI nos mantiene al día). En cambio, en la década de los años 20 del siglo pasado, dichos adelantos no existían. Una de las cosas que más me han llamado la atención, por poner un ejemplo fácil, es que los policías no disponían de coches oficiales en la mayoría de los casos. Debían desplazarse en tren, en taxi o caminando, y sólo en contadas ocasiones el Departamento les suministraba un vehículo para desplazarse.
Además, el libro está escrito con una prosa elegante y cuidada, un placer para la mente. Y cuenta con el extraño don de sumergirte con una facilidad pasmosa en el ambiente, de casi codearte con los personajes, algo que no acostumbro a encontrar.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una novela policíaca. “Río de tinieblas” parece ser el primero de una serie cuyo protagonista será el inspector John Madden.
Ya estoy deseando que se publique el siguiente.
Verano de 1921, Surrey, Inglaterra. En una mansión solariega aparecen los cadáveres del matrimonio Fletcher y de dos criadas. Todo parece indicar que se trata de un robo con violencia.
Al frente de la investigación el inspector John Madden, de Scotland Yard, que tiene una opinión distinta. Veterano de las trincheras de la Primera Guerra Mundial, es un hombre duro y marcado por la tragedia.
Madden tratará de demostrar que el extraño ritual de las muertes es obra de un psicópata y que volverá a hacerlo... algo en lo que no se equivoca.
Opinión
Al parecer, el autor encontró entre los papeles de su familia un álbum de fotos de la Primera Guerra Mundial y eso le llevó a escribir una novela en la que el protagonista hubiese participado en dicha contienda. El resultado es asombroso.
La obra está perfectamente ambientada, e incluso documentada, y al leerla a uno le cuesta creer que fuese escrita en 1999. Es tal su realismo, el modo en que ha respetado las formas, que uno cree estar leyendo una obra de Agatha Christie, pero en mejor. Incluso uno de los personajes lleva el nombre de la primera novela de la famosa escritora.
Acostumbrados como estamos a que las obras que mencionan las Guerras Mundiales lo hagan especialmente con la Segunda, es de agradecer una que, aunque no sea de lleno, trate la que fue conocida entonces como la Gran Guerra, para mi gusto, mucho más interesante. Así, el autor proporciona detalles sobre las trincheras, costumbres militares, y horrores de los escenarios de batalla, pero todo en un segundo plano, sin olvidar en ningún momento la trama principal: el thriller policíaco.
Pero es que, además, dicha trama es magnífica. Intriga, suspense y tensión desde la primera hasta la última página, uno de esos libros que eres incapaz de dejar y que, a las tres de la mañana, a duras penas logras cerrar con la esperanza de volver a cogerlo al día siguiente, en el primer instante libre, para terminarlo. Y mientras tratas de dormirte, continúas navegando por sus páginas, rememorando los detalles, los personajes, las escenas...
No es de ese tipo de novelas en las que uno no sabe quién es el asesino hasta el final. No, conocemos su nombre, sus pensamientos y anhelos, cómo se mueve y hacia dónde se dirige. Asistimos a los acontecimientos desde su visión, y el contrapunto de los investigadores. Y, a pesar de ello, esa “falta de misterio” en cuanto a su identidad no le resta a la novela ni un ápice de intriga.
En el proceso de investigación nos encontramos con las limitaciones de la época, que deduzco el autor ha tratado con rigor. En nuestros días estamos acostumbrados a oír hablar de pruebas de ADN, reconstrucción de escenarios, el AFIS, el escáner y un sinfín de técnicas (la serie CSI nos mantiene al día). En cambio, en la década de los años 20 del siglo pasado, dichos adelantos no existían. Una de las cosas que más me han llamado la atención, por poner un ejemplo fácil, es que los policías no disponían de coches oficiales en la mayoría de los casos. Debían desplazarse en tren, en taxi o caminando, y sólo en contadas ocasiones el Departamento les suministraba un vehículo para desplazarse.
Además, el libro está escrito con una prosa elegante y cuidada, un placer para la mente. Y cuenta con el extraño don de sumergirte con una facilidad pasmosa en el ambiente, de casi codearte con los personajes, algo que no acostumbro a encontrar.
Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una novela policíaca. “Río de tinieblas” parece ser el primero de una serie cuyo protagonista será el inspector John Madden.
Ya estoy deseando que se publique el siguiente.
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2 comentarios:
Pues me alegro de que te haya gustado, pero no acaba de ser mi estilo.
En todo caso la reseña está muy trabajada.
Recibe mis felicitaciones.
CORCONTAS
Hacia mucho tiempo que no encontraba una policiaca de esta calidad. Ha sido un placer leerlo.
Totalmente de acuerdo con tu reseña.
fserra
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