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Música - por Pilar Alonso
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Händel es el compositor más grande que ha existido jamás, me descubro ante él y me arrodillaría ante su tumba.
Ludwig van Beethoven
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Ludwig van Beethoven
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En 1741, Georg Friedrich Haendel, compositor alemán nacionalizado inglés, pasaba por un mal momento. En 1737, a los cincuenta y dos años, había sufrido una apoplejía que la había paralizado la parte derecha del cuerpo, impidiéndole caminar, escribir e incluso hablar durante muchos meses. Recuperado al fin, se volcó con avidez en su trabajo y compuso varias óperas. En 1740-41 la coyuntura política hizo difícil la asistencia a los teatros, y durante el invierno muchos cantantes enfermaron, haciendo imposible la representación. Su economía se resintió gravemente. Acuciado por los acreedores y la crítica, se sentía agotado, sin fuerzas, arruinado y vencido.
El ánimo se le fue ensombreciendo y durante esos años compuso muy poco, cada vez más consciente de que había agotado sus reservas.
Una noche de agosto, al regresar de un paseo junto al Támesis, encontró sobre la mesa de su gabinete una carta de Jennens, el poeta que había compuesto el texto de Saúl y de Israel en Egipto. En ella le pedía una nueva composición.
Händel apenas miró aquellas páginas antes de lanzarlas al suelo con rabia, como si el destino se burlara de él una vez más. Pero a solas en su habitación, incapaz de dormir, se preguntó si, al menos, no debería echarle un vistazo al texto. Volvió al gabinete y recogió las hojas. Las primeras palabras hicieron mella en él “Comfort ye”. ¡Consolaos! Continuó leyendo, cada vez más ensimismado, como si aquella obra hubiese sido escrita para él y comenzó a sentir la música fluyendo de nuevo. Sin perder tiempo, tomó pluma y papel y escribió las primeras notas.
A la mañana siguiente, su ayudante lo encontró sentado a la mesa de trabajo, de la que no se levantó durante tres semanas. Comía con la izquierda para poder continuar escribiendo con la derecha, no recibía a nadie y pasaba el tiempo perdido en el universo que estaba creando a su alrededor. El 14 de septiembre de 1741, en un tiempo récord, terminaba El Mesías, una de sus creaciones más soberbias.
Händel estaba convencido de que Dios había estado dentro de él, para dictarle la maravillosa música que había compuesto. Se dice que jamás quiso ingreso alguno por esa obra, cuyos beneficios irían siempre a parar a los presos y a los enfermos, especialmente al Foundling Hospital de Londres, creado en 1739 para acoger a niños huérfanos, y al que, en su testamento, legó la partitura de El Mesías. Creía estar en deuda con otro y era su forma de pagarla.
Händel siguió componiendo con ímpetu, a pesar de la quiebra de su compañía de Londres y del renovado acoso de los acreedores. Esta vez, sin embargo, resistió. Su salud se fue deteriorando y, aunque se quedó ciego, continuó trabajando.
El 6 de abril de 1759, a los setenta y cuatro años, sus amigos le llevaron al Covent Garden, donde El Mesías se representaba todos los años por Pascua y donde pudo disfrutarlo por última vez. Murió pocos días después, el 14 de abril.
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En el 2009 se celebrará el 250 aniversario de su muerte.
En el 2009 se celebrará el 250 aniversario de su muerte.
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6 comentarios:
Hola,Pilar!
Me encanta Handel, tengo y he asistido a miles de óperas (fue absolutamente prolífico con ellas) además de miles de piezas de todo tipo. (Miles es un decir, claro).
Pero te quería preguntar una cosa: este texto que has escrito aqui, me suena muchísimo de haberlo oído por la radio...¿Cabe la posibilidad de que lo hayas publicado en algún programa o te lo hayan elegido para leerlo en algún programa radiofónico? O alguien se ha entusiasmado con él y te lo ha copiado...Es que palabra por palabra me suena todo. tengo curiosidad. El texto es magnífico, por supuesto. (¿O quizás forma parte de algún libro, biografía...?)
Hola Pilar,
interesante artículo. Justamente el pasado domingo me invitaron al ensayo general de 'El Mesías' en el Liceu de Barcelona, a cargo de Eduardo López Banzo - promotor de 'Al Ayre Español' [http://www.alayreespanol.com/].
Una dirección de la obra la suya que no ha gustado nada en la Ciudad Condal - con un coro propio demasiado inexperimentado y despreciando un coro amateur de 500 miembros.
'El Mesías' es para muchos melómanjos una obra más efecticista que sólida, escrita por un Haendel acuciado por las deudas, necesitado de dinero y con una salud quebradiza. Sin embargo, es una de sus obras más recordadas - véase, o mejor dicho, escúchese el "Aleluya" - por el público en general.
He consultado varias fuentes, pero la principal ha sido un relato en un libro de Stefan Zweig, Momentos estelares de la humanidad.
Es posible que alguien lo leyera en algún programa radiofónico.
En este caso en concreto, he respetado y adoptado la estructura del relato de Zweig, y seguro que se parecen un montón.
Bueno, pues entonces has elegido un buen referente: Stefan Zweig es uno de mis autores de biografías favoritos; y además un magnífico escritor.
Sigo pensando que lo he escuchado por la radio hace poco, en un programa de esos de madrugada, que a veces si me desvelo, los escucho. Pero bueno, da igual. El caso es que el texto es excelente y el contenido también. Enhorabuena, Pilar. Compartimos gustos.
Pues si alguien ha utilizado este mismo texto para un programa radiofónico, no me consta. Pero, vamos, es de libre uso.
El Aleluya es el fragmento más conocido, Crastino.
Qué pena lo de esa representación.
Por cierto, gracias por tu comentario.
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