viernes, 19 de diciembre de 2008

Entrevista a Valerio Massimo Manfredi por "El ejército perdido"

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Realizada por Pilar Alonso
Traducción de Francesca Gómez




Valerio Massimo Manfredi, profesor, documentalista, explorador y, sobre todo, escritor, ha publicado varias novelas históricas, entre ellas La última legión, la trilogía de Alexandros, El tirano o El imperio de los dragones.

Antes de salir para la India nos ha contestado amablemente a esta entrevista sobre su último trabajo: El ejército perdido.


En primer lugar, felicitarle por su novela, que estoy convencida disfrutarán muchos lectores, y agradecerle el tiempo y el esfuerzo que sé que supone contestar a esta entrevista.

Para empezar, ¿cómo surgió la idea de escribir sobre los Diez Mil?

Fue mi primera investigación académica, a la que dediqué seis años (1982-88), tanto en literatura científica y fuentes como en la práctica, con tres expediciones importantes. Además de ello, traduje Anábasis de Jenofonte del griego para la editorial Rusconi. Edité recientemente aquella traducción para mi actual editorial italiana Mondadori y al releer mi trabajo me di cuenta de lo fría y distante que era la prosa del escritor ateniense y lo dramática que era en cambio la historia, que merecía ser narrada de forma emocionante y desde un punto de vista diferente. Creo que ha funcionado.


Además de Anábasis, de Jenofonte, ¿a qué otras fuentes ha acudido para documentarse?

Existen fuentes importantes y a veces alternativas como Diodoro de Sicilia, quien dedica varios capítulos de su Historia a la hazaña de los Diez Mil y que además conoce la versión perdida de Sophainetus de Stymphalus. También tenemos la vida de Artajerjes de Plutarco y fragmentos que han sobrevivido de Ctesisas, un médico griego del emperador Artajerjes. Yo había recogido estos documentos hacía tiempo para mi investigación y lo que necesitaba ahora era prestarle atención a la forma de narrarlos, porque era una historia muy larga, muy restringida y totalmente masculina.

Manfredi ha recorrido hasta en tres ocasiones el itinerario que siguieron los Diez Mil. ¿Qué zona o pasaje le impresionó más y por qué?

El desierto Sirio – Iraquí, que abarca más de diez mil millas, completamente desnudo y liso (como el mar, dice Jenofonte) y las majestuosas montañas del este de Anatolia. Algunas de ellas son volcanes inactivos. Cubiertas de nieve, resplandecen como diamantes al amanecer, cuando inciden los primeros rayos del sol naciente. Es impresionante.

¿Por qué decidió escribir la novela desde el punto de vista de una mujer, una bárbara para más señas?

Pensé que era la única manera de conseguir una historia más variada e interesante y de valorar la presencia de una mujer, que queda demostrada por nuestras fuentes. El hecho de que sea desde el punto de vista de una “bárbara”y de una mujer, hace que el lector considere lo absurdo y estúpido de la guerra, así como el sentido de sacrificio, heroísmo y compasión. Este punto de vista es totalmente alternativo. Por un lado tenemos guerreros entrenados y preparados para dar muerte, y por otro, seres ajenos a ese entorno (mujeres) que están diseñadas y preparadas por naturaleza para dar vida.

Abira es la voz que narra la historia, la supuesta compañera de Jenofonte durante la campaña. ¿Es un personaje real? ¿O está basado en algún personaje que sí lo fuera?

No. Abira es un personaje imaginario.

¿Cuántos personajes de ficción ha creado Manfredi para la trama?

Además de a Abria, a Durgat, la criada persa, la chica embarazada, Abisag, y sus dos amigas. Es todo.

En muchos momentos, Abira parece ser la única que se da cuenta de algunas cuestiones y que alberga sospechas acerca de ciertos personajes, e incluso desencadena un par de sucesos de trascendental importancia. ¿Por qué decidió el autor dotarla de ese protagonismo?

Porque Jenofonte está muy condicionado por la disciplina y la mentalidad militar. Ella es mujer, de una cultura diferente, está acostumbrada a escuchar y posee la típica intuición femenina.

¿Por qué existía esa animadversión entre Jenofonte de Atenas y Menón de Tesalia?

No lo sabemos. Cuando Jenofonte describe el perfil de los cinco generales capturados por los Persas trata a Menón como a un granuja, un pícaro, un hombre licencioso. En cambio tenemos un retrato muy diferente de otras fuentes (Platón). Tuvo que haber algo personal.

Resulta increíble que tras los soldados viajaran mercaderes y prostitutas que, según parece, siguieron el mismo itinerario que los griegos. ¿Han quedado testimonios de sus andanzas? ¿Se conoce su número aproximado? Si había más de diez mil hombres, ¿qué proporción de mujeres los acompañaban?

No lo sabemos. Sólo existen un par de pasajes en la Anábasis, en los cuales nos damos cuenta de que había mujeres y un sentimiento de afecto entre ellas y los jóvenes guerreros. Así pues sólo podemos especular que hubo unos pocos cientos, seguramente esclavas.
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En un momento dado, cuando Jenofonte pierde a uno de sus criados, acude a uno de los mercaderes y adquiere otro. ¿Cómo pudieron conservar los comerciantes sus pertenencias, esclavos y otras mercancías, a lo largo de un periplo tan impresionante? ¿Fue el viaje para ellos tan duro o más que para los soldados?

Sí, fue duro, pero había muchos esclavos que podían marchar más fácilmente que los guerreros sin todo el peso del material militar. Muchos pudieron haber sido utilizados precisamente para eso, para llevar parte de ese material, especialmente los escudos, que resultaban muy pesados.

La Reina Madre se ensañó con todos aquellos que tuvieron que ver con la muerte de Ciro, en ocasiones con terribles torturas. ¿Tomó algún tipo de acción en algún momento contra Artajerjes, su otro hijo y responsable, en cierto modo, de su muerte?

Rotundamente no. Ella no tenía poder para hacer nada contra el Rey y probablemente ni siquiera lo deseaba.

Cuando los comandantes fueron capturados por el enemigo ¿se sabe qué sucedió con ellos?

Sí. Nos cuenta Jenofonte, probablemente basándose en Ctesias, que fueron torturados y ejecutados. También nos cuenta Ctesias (en un fragmento) que antes de morir, Clearco pidió un peine y, tras obtenerlo, se mostró muy satisfecho. Era una antigua tradición de los guerreros espartanos peinarse para estar decentes frente a la muerte.


La narradora, al final de la novela, dice sentirse decepcionada con la actitud final de Jenofonte. ¿Ha sentido el autor la misma sensación?

En cierta manera, sí. En la última parte de la aventura, Jenofonte parece estar dedicado sólo a realizar ritos religiosos con cierta intolerancia y para defender su versión de los hechos, perdiendo su fuerte actitud frente al riesgo y el liderazgo.

Resulta impresionante el viaje de un ejército de esas proporciones a lo largo de más de 6.000 kms. Supongo que muchas curiosidades acerca de esa aventura no han tenido cabida en la novela. ¿Hay algo que quisiera destacar ahora y que, por cuestiones de espacio o exigencias de la trama, se haya quedado en el tintero?

Hay espacio en la novela para todo excepto para el didascalismo. El objetivo de la literatura es comunicar emociones, no ideas o conceptos. A veces puede ocurrir que el ritmo de la acción sea tan rápido que al lector se le escapen muchos detalles. El fondo de esta aventura está lleno de aspectos interesantes, pero si inundamos la narración con ellos, perdemos ritmo, tensión e intensidad.

A la hora de escribir la historia, ¿ha sentido Manfredi predilección por algún personaje en concreto o por algún pasaje?

Me gusta la escena donde la chica embarazada muere en la tormenta de nieve y Abira permanece sola frente a la muerte y la desesperación.

Una de sus últimas novelas publicadas en España, La última legión, fue llevada al cine. ¿Existe algún proyecto similar para El ejército perdido?
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Ha habido interés, pero de momento nada concreto.

Sus obras cuentan con muchos seguidores en nuestro país. ¿Para cuándo una próxima novela? ¿Puede adelantarnos algo?

Mi nueva novela ya es un bestseller en Italia. Se titula “Idus de Marzo” y narra los siete últimos días de la vida de Julio César.

Si quiere añadir algo más...

No. Creo que es suficiente.

Muchas gracias por su tiempo, que me consta es escaso, y mucha suerte en sus futuros proyectos.

Gracias.
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