lunes, 1 de diciembre de 2008

Zheng He, Almirante de los Mares Occidentales

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Apuntes - por Pilar Alonso


En el siglo XV, la ingeniería naval china era de las más avanzadas del mundo. Los barcos orientales disponían de una serie de mejoras (como la del timón fenestrado o la construcción de mamparos) que los hacían más rápidos y más difíciles de hundir.

En el año 1405, el emperador Yong Le, de la dinastía Ming, concedió el mando de su flota a Zheng He (1371-1435), un eunuco de origen musulmán, que había entrado a formar parte como esclavo del príncipe a la edad de once años y que había sabido escalar posiciones hasta convertirse en su confidente y mano derecha. Se decía de él que era un soldado valeroso, corpulento, de voz vibrante y el caminar de un tigre.

El hecho de que Zheng He no hubiese visto nunca el mar, no fue óbice para que se convirtiera en uno de los exploradores navales más afamados de su tiempo. Partiendo del puerto de Nanjing (la capital de China), viajó a las costas de India, Malasia, Arabia y África, con el objetivo de entablar relaciones comerciales con otros territorios, nombrar embajadores e incluso vengar afrentas. La primera expedición contó con más de sesenta embarcaciones, con una dotación de al menos 20.000 hombres. Hasta siete viajes realizó el Almirante, cargado sobre todo con tejidos y porcelana para comerciar. A cambio traía hierbas medicinales, especias, joyas, marfil y animales exóticos. En 1415 (tras el cuarto viaje) Zheng He regresó con una jirafa. La expectación que despertó tan extraño animal aumentó aún más la admiración por el Almirante, que había convertido cada expedición en un éxito.

El emperador Yong Le murió en 1424. Tras él dejaba al país inmerso en varias campañas militares y con un gran déficit presupuestario (las expediciones se habían interrumpido ya en 1421). Su sucesor, Hongxi, contrario a los viajes, le arrebató el mando de la flota a Zheng He y le puso al mando de un ejército. Nueves meses más tarde moría el emperador y su hijo, que subió al trono con el nombre de Xuande, encargó al Almirante la séptima y última de sus expediciones en el año 1433. De ese modo se restauraba el comercio tributario. Xuande murió en 1435, igual que Zheng He, y así finalizaba el dominio chino de los mares.

Muchas son las causas que se han barajado para explicar el repentino cese de la actividad naval china, entre ellas el auge de los confucionistas, detractores de los viajes, y que alegaban el enorme coste que suponían y la perniciosa influencia que las costumbres bárbaras podrían tener sobre el pueblo. Pero tampoco hay que olvidar que cuestiones más urgentes atraían la atención y los recursos, especialmente los continuos conflictos con los mongoles en el norte, la inflación, y el creciente aumento del poder de los eunucos, mal vistos por importantes sectores de la corte.

China se fue cerrando sobre sí misma y pronto el Almirante Zheng He no fue más que un recuerdo, en ocasiones incluso borrado de los anales y vilipendiado por los confucionistas. Con la decadencia de la dinastía Ming, se recuperó su figura y volvió a convertirse en uno de los hombres más importantes en la historia de China... y del mundo.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho esta reseña. Es muy simple mi comentario, pero es que es verdad..tienes una manera de contar las cosas muy accesible, muy clara...
No sé, me gusta.
¿De dónde sacar estas historias?

Historia y Libros dijo...

Pues desde hace años voy apuntando cosas que me encuentro por ahí, curiosidades históricas. Tenía la esperanza de que algún día podría desarrollarlas en algún lugar, y es precisamente éste :)

Me alegra que te haya gustado.

Anónimo dijo...

Muy interesante, gracias por la info Pilar.

Para quien le interese:

http://www.elpais.com/articulo/cataluna/fabulosa/odisea/Zheng/He/recala/Museo/Maritimo/elpepiespcat/20081114elpcat_27/Tes/

Ratón Atreides